Fuego.

6.2K 477 56
                                    

Alexia:
Poco a poco el beso se fue profundizando haciendo que nuestras respiraciones fueran a mil por hora y que el deseo que estabamos reprimiendo desde hace mucho tiempo nos esté agotando la paciencia.

De querer romper nuestras ropas y entregarnos el uno al otro.

Nos separamos por falta de aire y volvimos a conectar nuestras miradas, un azul profundo contra un chocolate.

Nuestros pechos suben y bajan al compás de cualquier música lenta que podíamos imaginar, eso podiamos sentirlo de tan pegados que estamos.

Sus fuertes brazos me rodean para sostenerme con sus manos que están colocadas en mi cintura, sintiendo la tan conocida electricidad recorriendo todo mi cuerpo con una calidez tan satisfactoria.

Ya había anochecido e imaginé que ya todos dormían en sus propias habitaciones, no iba a dejar pasar esta oportunidad y menos ahora que los dos estabamos decididos a hacerlo.

Con mis manos recorrí su pecho con lentitud y suavidad notando sus musculos trabajados, minutos tardé hasta posarlos en su nuca y poder acariciar su piel descubierta.

Su corazón se aceleró al contacto de nuestras pieles aunque fuera mínima, sonreí complacida por su reacción y por como sus ojos se iban oscureciendo de deseo.

Las comisuras de sus labios se elevaron formando una seductora sonrisa, sus manos me atrajeron un poco más a él haciendome elevar unos centímetros y luego bajó su rostro dejando su boca al lado de mi oído.

Sentí su respiración caliente haciendo que unos mechones de mi cabello se movieran haciendome cosquillas y a la vez, mi piel se eriza.

—Sé mía, mi dama.

Inconscientemente cerré los ojos disfrutando de su voz ronca y seductora.

Asenti con lentitud, dándole a entender que también lo quería.

En segudos, sentí algo húmedo recorrer mi oreja en movimientos circulares y suaves que me hizo gemir involuntariamente.

Una de sus manos bajó a mi trasero acariciando con un poco de brusquedad pero que a mi me encantó y su lengua que antes jugueteo en mi oreja fue bajando por todo mi cuello, también dejando besos mojados por toda esa zona.

Es sorprendente como me pone con tan solo caricias, hasta mi mente voló imaginandonos en diferentes posiciones eróticas.

—Me encantas...- susurró en medio de los besos.

Volví a gemir un poco más fuerte y me apegue más a él si es que se podía.

—Tú a mí.- mi voz salió ronca en medio de mi respiración acelerada.

Sonreí sintiendo la ansiedad que me recorría por querer estar bajo suyo y totalmente desnuda 

Abrí mis ojos y con mis manos eleve su rostro para volver a pegar nuestro labios pero ahora con más intensidad.

Sus manos viajaron por mi cuerpo hasta encontrar mi remera de tirantes, con suavidad la fue elevando hacia arriba hasta depojarla de mi cuerpo.

Un frío hizo que temblara levemente, Erick lo notó e inmediatamente posó sus manos en toda mi espalda recorriendo todo mi cuerpo para volver a inundarme de calor

Sus ojos se clavaron en mis senos y volvió a sonreír ampliamente pero no dejó la seducción en ningún momento

—Son preciosas

Me ruborice en segundos al escucharlo tan deseoso mientras miraba atentamente

—Tuyas..- volví a decir aún más roja que antes.

Mi Bella Dama 2.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora