¡No!

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Alexia:
Miré con tristeza a Ethan, que sigue frente a mí con una mirada llena de tristeza e incomodidad, seguido besé su frente y le sonreí

—¿Vamos?- no podíamos seguir allí parados sin decir nada más.

La noche estaba casi en su punto más alto, el frío calaba mis huesos y el silencio se volvía cada vez más incómodo para los dos, volviendo tenso el momento.

Él no me dijo nada, simplemente asintió y se giró alejándose de mí, con sus manos en el bolsillo e intentando difícilmente mantener una postura recta.

Miré por última vez su lápida grisacea, la escritura tallada y la hierva crecida a su al rededo.

Una pequeña lágrima rodó por mi mejilla, solitaria y silenciosa pero llena de dolor, quedándome por dentro hasta mi corazón; pero lentamente me moví yendome de allí.

En silencio, caminé abrazandome a mi misma intentando encontrar calor, me rodee con mis brazos y tiré de los puños de mis mangas.

Suspire pesadamente sintiendo como un peso desapareció de mi cuerpo, aturdida por los sentimientos recibidos hoy salí del cementerio y caminé sumida en mis pensamientos.

E ignorando el hecho de que Ethan me dejó sola.

Caminé por un par de minutos y seguía pensando en Ethan, su sufrimiento o sobre su alma gemela

¿Dónde está? ¿Que pasó? ¿O no la encontró?

Empuje cada piedra que cruzaba con mis zapatos aburrida pero porque no tenía ganas de correr y llegar a la mansión rápido

Una idea se cruzó por mi mente e intenté localizar a Ethan

¿Dondes estas?- pregunté esperando que respondiera

En mi casa.- su voz sonó ronca y entrecortada, no respondí que salí con rapidez hasta allí.

Al ver la puerta que antes visitaba me agarró un sentimiento de nostalgia, con mis nudillos la golpee y esperé paciente.

La puerta se abrió con un demacrado Ethan, sorprendida pensé en ¿Como pudo destruirse tan rápido? Intenté sonreirle con calidez y me tambalee en mi lugar esperando que me deje entrar

—¿Que haces aquí?- pregunta con desdén.

Lo miré ofendida y apreté mis brazos más a mí, encogiendome de hombros

—Vine a visitarte, Ethan.- dije con mi voz en un tono un poco agudo

En silencio se alejó de allí dejando la puerta abierta, dejándome confundida si podia entrar o no, pero igualmente entré.

Cerré la puerta atrás de mi y suspire al sentir el calor de su casa, también por sentir ese olor familiar que me hizo subir el ánimo.

—Puedes sentarte.- dice algo incómodo

Su actitud parece de como si no me conociera, me acerqué y acaricie su brazo para tranquilizarlo.

—Relájate Ethan, está todo bien.- busqué su mirada y volví a sonreirle con calidez

Ethan me miró tímido pero con una linda sonrisa, y así estuvimos unos segundos observandonos, uno al otro.

Él se giró quedando justo adelante de mí, nuestros pechos quedaron a milimetros hasta pude sentir su respiración agitada y el nerviosismo que siente, mucho más que antes.

Mi mirada cayó a su cuerpo, miré como su camisa oscura se pega a su abdomen dejando ver un cuerpo trabajado y luego subí mi mirada a sus ojos que me miran con una pizca de seducción, mordi mi labio inferior inconscientemente pero qué él lo notó rápido.

Mi Bella Dama 2.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora