Triunfo.

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Alexia:
Sentí la puerta cerrarse tras de mí, me giré y contemple la espalda ancha de Erick.

Es musculosa, trabajada y no tiene ni un gramo de más, lo mejor de todo es su forma en V que te gan ganas de recorrer con las palmas de las manos, sentir el relieve de los músculos o la suavidad de ella.

El saco que utilizaba había desaparecido, mostraba su camisa blanca que marca cada ángulo de su cuerpo y contrasta con la oscuridad de la habitación, ahora está quieto como si supiera que estoy disfrutando de la vista.

Pero esos pensamientos sobre su cuerpo musculoso y terriblemente caliente, no me hacía olvidar lo que había hecho.

Busque mi voz en mis cuerdas bocales y carraspe, al escucharme su cuerpo se giró para mirmarme a los ojos.

—Ya estoy aquí, creo que deberías irte.- reaccione un poco brusca aunque no sabía bien porqué.

Y mi voz sonó rasposa, también temblorosa.

—No.

Me crucé de brazos, desganada no solo física sino también mentalmente.

—¿Que quieres?

—Hablar contigo.- habló con una pizca de enojo.

Uff, que tierno eres Erick ¡Que se note el sarcasmo!

—Erick no tenemos que hablar, hay que actuar para recuperar a tu madre.- dije brusca alejandome de él.

Él comenzó a negar repetidas veces con una mirada seria e intentó acercarse

—Hoy no lo has hecho bien, Alexia.

Mi enoji creció al igual que la amargura sintiendo que iba a explotar.

—¡Erick! ¿A caso no ves mis ánimos por el suelo? ¡Estoy mal y tu me regañas!

Lo sentí suspirar pesadamente y calmar su semblante.

La puerta se abrió de par en par y casi sentimos llegar el infarto pero nos tranquilizamos al ver a Ethan.

—Lo siento si los asuste.- dice con calma al mismo tiempo que prende las luces de la habitación, —Pero Mikael quiere reunirse para saber lo de la reunión y quiere ver que nos despedimos como pareja.

Lo último lo dice mirándome a mí, con el corazón en la boca asenti e intenté mantener neutral mis sentimientos.

—Vete Erick, nos veremos en tu despacho.- el asintió pidiendome perdón con la mirada y se fue del lugar.

Respire pesadamente y restregue mis manos en mi cara.

—¿Cuando llegó?- pregunté en busca de algún alcohol.

—Hace minutos, a penas se enteró que acabó la reunión vino de inmediato.

Tomé un vaso con Whisky y la llevé a mis labios pero antes de saborearla, volví a preguntar.

—¿Y ella?- pregunté fría, como el hielo.

Ethan me mira haciendo una mueca, se nota que no quiere ni escuchar su nombre.

—Duerme.

Asenti y tragué todo el líquido haciendo calentar mis venas, también calmando todos mis sentimientos, pero necesito una más.

—¿Estas bien?- escucho la voz preocupada de Ethan en mi espalda.

—No, por eso necesito un trago.- dije luego de volver a saborear el líquido dorado y brillante.

—Yo hubiera hecho lo mismo.- me dice con suavidad

Me giro y lo miro a los ojos sintiendo las lágrimas estancarse en mis ojos.

Mi Bella Dama 2.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora