Recuperarte.

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Erick:
Luego de charlar unos segundos más con Caleb esperando que arreglegue un plan con Jacob, caminamos con sigilo hacia delante intentando rodearlo.

El lugar es amplio pero con nuestros sentidos en alerta podríamos encontrarlo rápidamente, ya me cansé de sus estúpidas amenazas y que desaparezca a cada segundo que me impide sacarle información.

No sabe ni como moverse pero si esconderse, es una maldita gallina.

Con mis manos tomé con fuerza mi arma, por lo menos tengo agilidad con ella pero espero no utilizarla.

—Caleb, ¿Dónde están ellos?- pregunté en un susurro poco audible pero sí para él

—No lo saben, las salas son todas iguales.- me contesta de igual manera.

Asenti y miré hacia todos lados, también colocando mi oreja de lado para poder percibir lo que fuera. 

De un momento a otro, un par de movimientos suaves se sintieron más allá de donde estamos nosotros. En una puerta oscura.

Minutos después estábamos frente a aquella puerta, parecía el final pero sabíamos bien que luego de ésta sala hay muchas más.

¡Así que esa rata podría estar en cualquier lado! Ese pensamiento me hizo soltar un gruñido bajo.

Me gire mirando a Caleb y juntos asentimos, sabiendo que es hora de entrar.

Estire mi brazo para tocar con mi mano la manija oxidada frente a mí de un color rojizo, miré la puerta y con fuerza la abrí.

Frente nuestro, lo vimos a él de espalda.

Sonreí ampliamente, y dejando que Caleb entre quedando junto a mí.

—Hola Mikael, vine a darte una visita ¿Te molesta? ¡Espero que no!- dije con gracia.

Él se giró con lentitud y primero me observó con miedo pero luego colocó en su rostro un semblante más frío, es un idiota.

—Me lo esperaba de ti Erick, ¡Ah! lamento informarte que tus compañeros ya están siendo atendidos asi que no te preocupes por ellos.- mueve su mano con ligereza restandole importancia a lo que dice.

Mi mandíbula se apreto, Caleb junto a mí se tenso y senti su humor recaer.

Apreté mi mano libre y me adelanté un paso más.

—No te preocupes, por ahora te acompañaremos a ti.- con rapidez fui a su lado y le dispare en su pierna

Gritó con fuerza y su cuerpo quedo arrodillado pero antes de que pueda propinarle un golpe más, más guardias aparecieron por una puerta lateral.

Balas se introdujeron por todo mi cuerpo, haciendo que ardiera por dentro y me desestabilice.

Miré a Caleb luchar contra todos esos humanos, rápidamente me reincorpore y tiré de los brazos que me tenían atrapado haciendo que éstas se desprendieran de su cuerpo y la sangre fluya salpicando todo mi cuerpo.

De un pequeño salto estaba en otra postura firme, con mis heridas ya curadas y lo siguiente que hice fue atacar a todos esos bastardos que solo hacen estorbar, por desgracia el cuerpo de Mikael desapareció de aquí.

Con frustración y más enojo atente contra esas personas, dejando que su sangre se desperdicie por el suelo, también olvidando cualquier ley.

—¡Vamos Erick, estamos perdiendo tiempo!- la voz de mi amigo me sacó de mi transe, miré mi puño completamente rojo por la sangre y a aquel hombre en el suelo sin vida por los golpes que recibió por parte mío.

Mi Bella Dama 2.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora