Esperarte.

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Alexia:
Luego de decir aquellas palabras sobre la noticia de Sam, el desayuno llegó y lo disfrutamos en silencio, qué en ningún momento Erick habló sobre lo anterior.

Ni siquiera su esposa, logré espantarla a tal punto que no habló más pero eso sí es música para mis oídos.

Aclaré mi voz luego de terminar de comer y dejar los cubiertos sobre el plato.

—¿Algo para hoy?- pregunté con algo de ánimos, esperando un poco de trabajo

Jacob junto a mi negó sonriente, suspire aliviada, era bueno verlo bien porque su historia de amor parece más complicada que la mía.

En ese momento recordé mi sueño, entonces me giré a Esther y le sonreí ampliamente, me amargaba no poder charlar como antes porque esto de ser jefa aún lo estoy aprendiendo pero siempre que puedo trato de charlar o sonreirle mucho.

—Esth, ¿Puedes llamar a Hugh y pasarmelo?- por suerte, a quién si le va bien en el amor es a ella.

Amaba decirle Esth, no tengo ni idea de donde lo saqué pero se me pegó

—Claro Alex, igualmente hoy pasará a buscar algunas cosas.- dice con una cálida sonrisa

¡Como iba a extrañarla! Ellos rápidamente congeniaron y ahora vivirán juntos.

—Perfecto, avisame cuando llegue.

Me pare de mi asiento haciendo que un ruido chillón, por culpa del arrastre de la silla,  interrumpiera el momento, miré de reojo a Erick y vi como me observa pero como si me atravesara con su mirada viendo a otra parte.

Apreté mis labios y me aleje de todos, si su manera de ser tan borde es por los celos me está jodiendo las pelotas que no tengo.

Al llegar a mi habitación di un portazo, me tiré en mi cama, luego tomé una almohada de mi cama y aplaste mi cara en ella para ahogar un grito lleno de frustración.

Escuché pasos afuera de mi habitación y luego mi puerta siendo abierta, gruñi en respuesta a aquello

—Deja de gruñir, no eres un perro.- escucho a Erick escupir con enojo

Moví mi cara de la almohada y dirigí mi mirada a él.

—¿A ti que te pasa?- sabía lo que era pero igualmente me hice la inocente

Él se acercó hacia mí pero todavía mantenía una distancia.

—¿Puedes pararte? Quiero hablar contigo

Erick tenía una mano en el bolsillo de su jean oscuro y con la otra removió su cabello, muy frustrado.

Frunci el ceño confundida pero no me paré de mi asiento, simplemente me senté en mi cama, a él no le importó aquello y seguido tomó una silla para sentarse frente a mí.

Comenzó a jugar con sus manos, más bien las crujia o se las acariciaba, su ojos miraban esos movimientos y sus piernas se cruzaron.

—¿Y?- pregunté aburrida, mientras descanse mi cara en una de mis manos.

—Por favor Alexia, te he dicho que me esperes.

Dice algo nervioso mientras trata de ocultar su respiración agitada

—¿Cuanto más, Erick? Tú ya estas unido a alguien y ni siquiera te atreves a contarme las cosas.- mi voz sale dura, aunque intento recuperarlo estoy diciendo la verdad.

—Te contaré todo pero no ahora, no quiero involucrarte en nada.- su voz suena dulce y despacio, me encanta como intenta ser comprensivo

—Bien, cuando me lo cuentes hablaremos de nosotros, ahora mismo no existe uno.

Mi Bella Dama 2.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora