Luego de una discusión interminable que tuve con Noah yo le grité que se callara y fui a mi habitación en busca de ropa más presentable. Este día no tengo trabajo pero debo ir al invernadero como todos los fin de semana. Termino de colocarme unas zapatillas un poco viejas y me miro al espejo, todo está bien. En ese momento siento la presencia de ese imbécil a mis espadas.
—¿Y eso? ¿A dónde vas? —me pregunta haciendo que agache la mirada y cierre los ojos con fuerza. Debo pensar en algo para que él se quede aquí y no me estorbe mientras cultivo, antes de que pueda contestar Noah chasquea la lengua mientras se arroja sobre la cama—. De todos modos no me importa, es domingo y me quedaré tirado aquí. —Él esconde su rostro en la almohada.
—Haz lo que quieras —contesto llevando mi cabello hacia atrás pero los cabellos castaños claros soy muy rebeldes. Al final me doy por vencido y tomo las llaves de mi coche, no es muy lujoso ni eso pero al menos tengo un auto.
Abro la puesta estando dispuesto a salir pero siento algo raro dentro de mí, mi pecho se oprime y apenas puedo respirar. ¡Maldito lazo!
Maldigo en voz baja mientras hago un gran esfuerzo para cerrar la puerta, no voy a ceder por un simple lazo. Claro que no.—Hey. —Cuando espero que las puertas del ascensor se abran una chica corre hacia mi dirección, no la había visto antes en el edificio—. Que suerte, alcance el ascensor —dice agitada.
—Si, eso creo —contesto jalando un poco el cuello de mi camiseta, de pronto comencé a sentir una especie de sudor frío.
—Hola, soy Marina —se presenta extendiendo su mano hacia mí, hago un gran esfuerzo para sonreírle y estrecho su mano. Ella parece muy amigable y es beta como yo pero no puedo dejar de sentir que me falta el aire a causa del lazo, además estoy sudando demasiado.
—Es un gusto —contesto y a medida que el ascensor continúa bajando la presión de mi pecho aumenta.
—¿Estás bien? Te ves un poco... —Ella extiende su mano hacia mí para tocar mi frente, luego pone una cara de espanto—. ¡Estás ardiendo! —chilla y al fin las puertas se abren en el estacionamiento del edificio pero apenas puedo mantenerme, todo mi cuerpo tiembla, estoy sudando y siento frío, mucho frío.
—N-No vo-voy a... a doblegarme —digo dando unos pesados pasos hacia mi auto pero todo parece empeorar y Marina me grita que debería ir a un hospital—. Ya... c-casi. —Acerco la lleve al cerrojo de la puerta pero las llaves se terminan por caer a mis pies.
—¡Izan! —Mi cuerpo voltea de inmediato, por una especie de fuerza mis piernas se mueven con rapidez hasta que me encuentro corriendo hacia Noah.
—¡No, no, espera! —grita al ver que no puedo detenerme y termino derribándolo, el frío poco a poco desaparece cuando siento el agradable calor de su cuerpo y los temblores le dan una tregua a mi cuerpo—. Me aplastas —dice malhumorado pero él no hace nada para alejarme. Ambos nos encontramos en el suelo, yo estoy abrazando su cintura al mismo tiempo que Noah tiene sus dedos entre mi cabello, mi cabeza está justo a la altura de su pecho y puedo escuchar como su agitada respiración se calma. Pero su corazón sigue latiendo muy rápido.
—Ya entiendo —murmura Marina haciéndome recordar que sigue allí y que vio todo. Siento todo mi rostro caliente de la vergüenza mientras me separo de Noah dando un salto hacia atrás.
—¡Puedo explicarlo! —él se adelanta a hablar y está igual o más rojo que yo.
—¡Yo no quería, el lazo me obligó! —exclamo haciendo reír Marina y Noah me mira mal. Cuando ella para de reír nos mira a ambos y nos sonríe.
—Son una muy linda pareja —comenta haciendo que Noah y yo nos miremos con un poco de asco y desagrado para luego estallar de risa. ¡Ese fue el mejor chiste que oí en mi vida!
ESTÁS LEYENDO
Un Lazo Diferente (Omegaverse)
WerewolfEl lazo arruina la amistad de dos mejores amigos.