Abro lentamente mis ojos mientras siento diferentes tipos de dolor en mi cuerpo, debe ser porque no como muy bien. No tengo idea de cuánto tiempo ha pasado desde que Noah rompió el lazo, meses, años tal vez pero tampoco me importa. Aún sigo vivo.
–Izan ¿Estás ahí? –creo que la voz de Nicolás. La puerta se abre y la luz del pasillo hace que mis ojos se cierren, el brillo es muy fuerte y apenas puedo mirar –Oh por la Luna. –dice tomando su cabeza con las manos, él cubre la luz con su cuerpo y logro abrir los ojos.
–Hola Nick, cuanto tiempo sin verte. –hablo teniendo mi voz raspoza, en ese momento veo algo moverse a mi alrededor. Ah sí, son mis nuevos amigos me siempre me acompañan, ellos si saben dar amor y me quieren. Dos de esa bolas peludas vienen hacia mí y lamen mi rostro mientras ronronean. También tengo a otros sobre mí durmiendo pero no me importa, ellos si quieren estar a mi lado. ¡No como Noah! Ese demonio.
–¿Y todos esos gatos? –me pregunta Nicolás, él le comienza a gruñir a todos y los espanta haciendo que escapen por la puerta y las ventanas del departamento.
–¡No! Ellos son lo único que me queda. –digo desesperado pero ya es tarde, todos huyeron y dudo que regresen. Esos animalitos tiene muy mala fama al no ser como los perros, aún así no son malos. Cuidaron de mi todo este tiempo trayéndome comida, sus presas, y acurrucándose a mi lado cuando sentía frío.
–Soy gatos, Izan. Mira que desastre. –Nick me levanta del suelo sosteniendo mi brazo, apenas puedo levantarme y siento su brazo pasar detrás de mi espalda para sostenerme.
–¿Qué es esa peste? –la chillona voz de Natalia hace que rode los ojos. Es obvio que estaría aquí, ella está enlazada con Nick y tiene una bonita marca plateada en su cuello. Los odio.
–El departamento de Izan estaba lleno de gatos, esas cosas hicieron un desastre aquí. –le contesta pero en realidad todo ya estaba destrozado antes de que mis mascotas peludas llegaran.
–¡Largo! ¡Quiero estar solo! –doy un empujón a Nicolás para que me suelte y me sostengo de la pared más cercana –¡Los odio! –mis gritos retumban en mis oídos haciendo que sienta un fuerte dolor de cabeza. Como si tuviera una resaca terrible.
11:28, en el hospital más cercano:
–Es la tercera vez en este mes que éste regresa, ¿Dónde está su pareja? –dice la enfermera teniendo los brazos cruzados –Al menos sus casos son muy interesantes. ¿De qué se trata ahora? –pregunta curiosa mientras acerca una maldita luz en mis ojos. Luego mete una paleta de madera en mi boca diciendo que abra lo más grande que pueda, eso me hace toser y gruño para que se aleje de mí.–No quiero estar aquí. –digo intentando levantarme pero Nick se me adelanta, en un abrir y cerrar de ojos me encuentro amarrado a la camilla mientras me sacudo de un lado al otro para liberarme –¡Suéltame ahora! ¡No quiero, los odio, me quitaron a mis amigos! –grito lo más fuerte que puedo. Luego siento un pinchazo en mi brazo, unos minutos después me siento como si estuviera flotando.
–Ya está. Tus amigos sólo quieren ayudarte. –la enfermera me sonríe mientras acomoda la almohada que está en mi cabeza.
–Lo trajimos porque estaba muy agresivo y su departamento se encontraba lleno de gatos, esa plaga pudo pegarle algo no lo sé. –habla Natalia estando junto a Nick, ambos hacen una linda pareja. Disculpen... no los odio, me odio a mí mismo.
–Bueno, él se encuentra muy débil, le hace falta muchas vitaminas y su comportamiento agresivo se debe a la falta de sueño. Tiene todos los síntomas de una terrible depresión. –les explica la enfermera mientras yo miro a todos en silencio. Hablan de mí como si no estuviera presente.
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Un Lazo Diferente (Omegaverse)
WerewolfEl lazo arruina la amistad de dos mejores amigos.