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Ya llegamos. Me digo a mí mismo al cerrar la puerta del departamento, el ascensor me ayudó mucho a subir ya que Noah es pesado y si se lo digo seguramente ve a golpearme. Además es mi culpa de que éste así, por eso es que debo aguantarme todos los posibles castigos que él me dé. Como, por ejemplo, cargarlo hasta aquí.

–Ya era hora. –murmura haciéndome estremecer. Su aliento continúa en mi cuello además sus brazos me rodean con firmeza. Siento el calor de su cuerpo contra el mío lo que hace palpitar a mi creciente erección.

–Bien, te llevaré a la cama. –digo y mi mente dispara los recuerdos de nosotros desnudos en mi cama. ¡Maldito cerebro! ¡Maldito lazo! ¡Maldito yo!

–¿Estás bien? –me pregunta tomando el marco de la puerta y así impide que pueda avanzar e ingresar al cuarto.

No, claro que no estoy bien, si fuera un alfa él ya había sentido la excitación en mi olor. Pero por suerte soy beta, aunque esconder una erección es muy difícil.

–Todo bien, sólo quiero darme un baño. –contesto y ahora recuerdo la vez que nos bañamos juntos, no sólo en mi departamento, también las veces en el gimnasio y eso empeora las cosas para mí. Mi piel que está en contacto con la se Noah se calienta muy rápidamente y él lo notará en cualquier momento.

–Okey. –asiente haciendo una mueca, yo lo dejo en la cama y corro al baño para arreglar mi problema. Pero antes de que pueda incluso quitarme la ropa, Noah me llama.

–¿Si?

–¿Puedes pasarme una pastilla? Están ahí. –me pide y las veo junto al espejo, están sobre un estante. Tomo una y sirvo un poco de agua en un vaso, cuando tengo todo me acerco a él con mucho cuidado, debo ocultar mi bulto a cualquier costo.

–Toma. –le doy el vaso y nuestras manos se tocan cuando Noah intenta sostenerlo, con ese simple roce mi erección comienza a palpitar de nuevo. No, no, no. ¡Necesito hielo, agua helada!

–Gracias. –él deja el vaso sobre la mesa de noche dándome la espalda por un momento y mi cuerpo se estremece, lentamente me acerco con intenciones de acorralarlo contra la cama pero Noah gira con una mirada asesina –¿Qué pensabas hacer? –pregunta serio haciendo que recuerde el lazo. ¡Él debe saber que estoy excitado!

–N-Nada. –respondo bajando la mirada, entonces Noah me sacude y golpea mi rostro con suaves cachetadas.

–No soy idiota, su colita delantera está muy contenta. –dice serio mirando hacia mi entrepierna.

–¡No digas eso!

–Está bien, tu pene está erecto. –corrige haciendo que golpee mi frente con la palma de mi mano.

En ese momento veo la marca de Noah, tiene una fea coloración y la piel a su alrededor está roja e irritada –Noah, la marca está...

–No importa. Es por las citas que haz tenido, el lazo hace que me sienta muy celoso. –murmura tratando de cubrir la mordida con su ropa pero yo lo detengo –Estoy bien Izan. No te lo dije para que no te preocuparas. –agrega subiendo y bajando los hombros.

–¿Qué? Claro que me preocupo, te estoy haciendo daño. –Noah sólo se encoge de hombros para luego acortarse en la cama.

–Hasta que rompas el lazo, sólo debo esperar. –habla cubriéndose con las sábanas.

Yo ya no lo soporto y me arrojo a su lado, lo abrazo por la espalda mientras que beso su cuello con suavidad pero con la suficiente intensidad como para dejar marcas en su piel

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Yo ya no lo soporto y me arrojo a su lado, lo abrazo por la espalda mientras que beso su cuello con suavidad pero con la suficiente intensidad como para dejar marcas en su piel.

–Izan, quieto. –murmura con su voz grave. Pero no se resiste, yo aprovecho eso para girarlo, quedando ambos cara a cara. Con mi mano izquierda aparto su ropa en busca de la marca y al encontrarla la comienzo a lamer.

–No qu-quiero romper el lazo. –hablo separándome por unos segundos, luego regreso a mi trabajo mientras siento a Noah paralizado –Me rendí, tú también. No hay nada de malo que estemos enlazados. ¿No? –murmuro manteniendo mi rostro en su cuello, no me atrevo a mirarlo luego de confesarle lo que pienso.

–¡¿Qué no hay nada de malo?! ¡Tú...! –Noah parece muy molesto y cierro los ojos en espera de algún golpe. Como nada sucede, abro mis ojos lentamente para encontrarme con el mirando fijamente mi erección –Tú estás diciendo todo eso para que me acueste contigo. –gruñe cruzando sus brazos.

–¡Claro que si! –lo afirmo, los betas somos brutalmente sinceros –Pero no sólo por una noche, tenemos un lazo y estaremos juntos hasta que alguno muera. –hablo pero veo a Noah intentar bajarse de la cama.

–Entonces iré por una cuerda. –comenta serio, pero lo tomo de la mano y lo obligo a acostarse en la cama –¡No me toques desgraciado! Ni que fuera un sumiso omega. –él vuelve a hacer agresivo, entonces lo beso con ternura. Hasta podría decir que extrañé sus labios.
Noah me toma con fuerza del cabello, entonces me aferro a él para que no pueda alejarme, mis brazos rodean su torso mientras que intensifico el beso.
Su agarre va perdiendo intensidad mientras que sus labios comienzan a moverse, él me corresponde con la misma pasión y chasquidos se escuchan a nuestro alrededor junto con pesados suspiros –Te haré la preparación que nos dijo esa enfermera. –murmuro cuando separo un poco mis labios de los suyos.

–No sabes hacerla. –me regaña y tiene razón pero creo que ahora si me dejará pedir indicaciones –Y no digas que pedirás indicaciones. –se apresura de decir molesto.

Yo rodo los ojos y dejo un camino de besos por su cuello, voy descendiendo hasta llegar a sus clavículas y para entonces toda la molestia de Noah desapareció –¿Entonces qué sugieres?

–Bueno, oí que debes... –él se acerca a mi oído para darme unas cuantas instrucciones.

–¡¿Qué?! –me separo de él rápidamente. ¿Cómo se le ocurre eso? Noah debió pedirle consejos a Luka y a su pareja, por el amor de Luna, es tan traumático –¡No voy a hacer eso con mis dedos y lengua!

–¡Tú eres el que insiste, ahora te aguantas! –contraataca tomándome de los hombros y me jala hasta quedar a la altura de su entrepierna –¿O no tienes las agallas para hacerlo? –me provoca teniendo una cínica sonrisa en su cara. Idiota.

–¿Tú tendrás la fuerza para no gemir? –lo reto copiando su sonrisa, entonces bajo el cierre de sus pantalones para encontrarme con una sorpresa. Él también está excitado –Vaya, vaya, vaya.

–Cuando logre llegar hasta ahí abajo con clases de Yoga ya no necesitaré la ayuda de nadie. –comenta serio. Yo reprimo una carcajada para después bajar sus boxers, el amigo de Noah está muy feliz y se me ocurre una idea –¿Qué, que, que...?

Él queda sin palabras cuando comienzo con unas lamidas pequeñas, yo tomo la base con mi mano derecha mientras que con la izquierda sostengo una de sus piernas. Noah intenta cerrarlas pero no lo dejaré.

–¡No seas asqueroso, me llenas de saliva! –sus manos toman mi cabello, entonces yo tomo a Noah dentro de mi boca. Se resiste, como si fuera la primera vez que le hacen esto, a mí no me engaña –¿Estás sordo? Deja de hacer eso-oh... –habla hasta que suelta un jadeo. Le gusta. ¡Lo estoy haciendo bien!

–Esta vez lo haremos bien. –digo levantando mi cabeza para mirarlo –Con preparación y todo para que no te duela. –murmuro dejando unos cuantos besos en la, no muy marcada, V de su cintura.

–¿Y por qué no yo puedo prepararte a ti? –pregunta arqueando una ceja.

Un Lazo Diferente (Omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora