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–¿Qué has hecho todo este tiempo? –me pregunta Noah refiriéndose a los días que estábamos separados.

–Ya sabes, fiestas por aquí, fiestas por allá. –hablo despreocupado mientras como la pasta que él preparó para la cena.

–¿Ah si? Sé que estás mintiendo. –una sonrisa de lado aparece en su rostro –Hasta Alma te grabó llorando por los rincones. –comenta tomando su celular y me muestra el dichoso video en donde soy yo botando mocos y llorando como un niño. Que vergüenza.

–¡Borra eso ahora!  –trato de quitarle el móvil pero él golpea mi mano.

–Luego, ahora come, estás muy delgado. –murmura enrollando fideos en su tenedor. Yo copio su acción mientras que el silencio nos rodea, con cada bocado mi estómago gruñe de felicidad.

–Listo. –dejo mi plato limpio para luego beber un poco de jugo, Noah también acabó con su porción y luego de beber suelta un gran eructo. Yo hago una mueca pero también eructo, nos miramos sorprendidos hasta reír burlándonos del otro.

–Me alegro saber que estás bien. –Noah me sonríe mientras lleva los platos sucios al lavadero –Nada hubiera pasado si yo no... –él deja de hablar cuando paso mis brazos por su cintura, ya no importa lo que pasó.

–Sólo no lo vuelvas a hacer. –susurro en su oído, lo siento estremecer y dejo un beso en su nuca mientras que mis manos bajan lentamente hacia su entrepierna.

–Izan, recuerda la fractura. –me advierte tomando mis muñecas con sus manos mojadas ya que acabó de lavar los platos, Noah gira para quedar frente a mí y sus labios rozan los míos suavemente. ¡Yo quiero meter mi lengua hasta su garganta!

–N-No importa, ya no me duele y...

–Izan, no vamos a hacerlo hasta que te recuperes por completo. –interrumpe colocando su mano en mi pecho para alejarme.

–Pero... ¡Son seis meses!

–¡¿Seis meses?! –repite sorprendido y Noah luego se ve preocupado. Mientras espero su respuesta mi mente ya comenzó a trabajar e imagina lo que pasará.

¡No puedo esperar más! Quiero demostrarle lo mucho que lo extrañé. Al ver que él no piensa hablar, yo coloco mis manos en su cintura para luego ocultar mi rostro en su cuello. Beso una parte de su suave piel hasta dejarla muy roja y consigo sacarle un gemido ronco –Noah, no pienses demasiado. –murmuro en su oído, sintiendo como traga saliva. Paso mi lengua por su nuez de Adán lentamente y al subir atrapo sus labios.

–Bien, pero lo haremos a mi manera. –responde haciendo que mis ojos brillen, ahora es él quien prueba mi boca con entusiasmo.

Unos minutos después, en la cama:
–Esto no me gusta Noah, no me gusta. –niego rápidamente mientras lo veo con una sonrisa malvada. Él utilizó una de mis corbatas para amarrarme las manos, ahora no puedo separarlas. ¿Qué demonios trama? Oh... ¡No voy a dejar que me haga eso! –Ni se te ocurra hacer lo que estás pensando. –hablo entrecerrando los ojos.

–Me atrapaste. –me sonríe para luego comenzar a quitarse la ropa. Primero desabotona su camisa, la cual termina siendo arrojada al suelo junto con sus pantalones, quedando sólo con sus boxers –Yo me encargo Izan, lo vas a amar. –habla como si eso fuera a tranquilizarme.

–No puedes hacer esto, tú eres el que recibe, no yo. –gruño y le ordeno soltarme con un tono de voz grave pero no funciona. En cambio Noah niega lentamente y se arrodilla frente a mí. Sus manos toman mis piernas, separándolas, y haciendo que yo frunza el ceño –Basta, te ordeno parar. –él tiene la marca, debería obedecer.

Un Lazo Diferente (Omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora