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–Deten el auto ahora y regresemos. –murmuro teniendo mis ojos sobre Noah, él sólo guarda silencio mientras conduce. Eso me hace enfurecer, quiero volver con Eric y decirle que nada es su culpa, además no tuvo en cuenta que soy beta. Independientes.

Entonces recuerdo cuando éramos niños... –¡Vamos Izy! –me gritó Eric –Mamá preparó galletas. –él corrió hacia la puerta ya que nos encontramos jugando en el jardín trasero. Llevaba una rama con sigo y al momento de atravesar la entrada la rama chocó contra el marco haciendo que él caiga al suelo.

–¡Hey! ¿Estás bien? –le pregunté tomando la rama mientras lo revisaba de pies a cabeza. Yo soy el mayor y debía cuidarlo.

–S-Si... No sé qué pasó. –murmuró frotando su trasero. En ese momento mamá vino de la sala y vio a Eric en el suelo y a mí con la rama. Obviamente malinterpretó las cosas, terminó enviándome a mi cuarto sin galletas. Y en ese entonces me parecía un castigo muy cruel.

–Pero me gustan mucho las galletas de mamá. –murmuré teniendo a Zombi entre mis brazos. Creo que es por eso que los gatos no me espantan tanto como a los demás.

Al día siguiente le pedí a mamá si me podría dar unas galletas pero ella dijo que ya no habían, me molesté un poco con Eric porque sabía que él se las comió. Fui a mí cuarto a encerrarme, había algunas veces que no quería ver a mi hermanito ni en fotos.

–Izan. –Eric entró a mi cuarto de puntitas –Soy un ninja. –me susurró teniendo una gorra de lana negra a la cual le hizo agujeros para que pudiera ver. En sus manos tenía una pequeña bolsa y la depositó sobre mi cama –Misión cumplida. –dijo cuando vi las galletas que la bolsa contenía.

Entonces me sentí muy avergonzado de molestarme con él –Gracias... pero son tuyas. –hablé devolviéndole las galletas.

–Mamá hizo muchas, tiene más en la cocina. –respondió sonriendo. Entonces tomé unas cuantas, sabían muy bien y los chips de chocolate eran exquisitos. Eric subió a mi cama y también tomó las galletas junto a mí mientras reíamos porque nuestros rostros se ensuciaban con el chocolate.

–Izan, baja. –escucho a Noah hablarme. Yo miro a mi alrededor y no sé dónde estamos, parece otra cuidad o... –Hoy vas a disfrutar, te haré gritar. En serio. –dice entendiendo su mano hacia mí a lo que yo me encojo en mi lugar.

–¡¿Qué diablos piensas hacerme?! –exclamo alterado. Además aquí hay muchas personas, niños, niñas, familias enteras. No podemos hacer nada indebido.

–Nada de lo que tú piensas. –ríe para después tomar mi muñeca y sacarme del auto ya que tardaba mucho en salir –¿Qué quieres ver primero? –me pregunta mirando a su alrededor.

Estamos en un gran parque de diversiones. Hay muchas personas, cachorros corriendo de aquí para allá, parejas tomadas de la mano. Muchas risas y juegos impresionantes, lo que más me llama la atención es la gran montaña rusa –¿Qué hacemos aquí? –le pregunto mientras caminamos entre la gran multitud.

–Me preguntaba como sería nuestra primera cita y como no tuvimos una pensé en traerte aquí. –responde subiendo y bajando los hombros.

–No sabía que eras del tipo detallista y romántico. –hablo con una sonrisa divertida en mi rostro. Noah roda los ojos y me da un pequeño empujón.

Media hora después:
–Ninguno de estos juegos es para nosotros. –me quejo al ver el límite de estatura, no podemos entrar a los autitos chocones y ni a las tasas giratorias. Según ellos somos muy grandes, por el amor de Luna, sólo tenemos 22 años –¡Vamos a la rueda! –digo sacudiendo sus hombros.

–S-Si, está bien. –responde Noah y caminamos hacia la gran construcción de hierro. Allí hacemos fila para subir y luego de 15 minutos logramos entrar a una cabina sólo los dos.

–¿Noah? –lo veo aferrado al asiento con las uñas y también se ve muy pálido –No me digas... que le tienes miedo a las alturas. –reprimo una carcajada y recibo un golpe en mi brazo. Que agresivo.

–No voy a mirar abajo. –se repite una y otra vez en voz baja. Yo tengo una idea y me acerco contra el cristal para admirar la vista. Supuestamente Noah me haría gritar de la emoción en los juegos pero nada resultó como él lo esperaba.

–Mira la vista, todos son tan pequeños que parecen hormigas. –comento haciendo que Noah me mire asustado, hasta comienza a sudar.

Creo que me iré al infierno por esto pero no me voy a arrepentir –¡¿Qué es eso?! –exclamo sacudiendo la noria y Noah suelta un grito –Los tornillos y los pernos se están aflojando, como en esa película de destino final. ¡Vamos a caer! –él me calla derribándome y la cabina se sacude en el aire.

–Desgraciado, no digas eso. –me dice tomando con fuerza el cuello de mi camiseta. En ese momento nos detenemos y el encargado abre la puerta encontrándonos en el suelo, las otras personas también nos miran y una mujer le tapa los ojos a sus cachorros y los alfa de seguridad nos echan de la feria al creer que estábamos teniendo sexo dentro de la noria.

18:36, en el departamento:
Yo suspiro mientras abro la puerta y entramos a mi departamento para encontrarnos con Gala sobre la mesa y recargado en la mesada de la cocina está Eric –¿Qué haces aquí? –le pregunta Noah arqueando una ceja.

–¡Izan! –el alfa vine hacia mí para darme un abrazo –Estuve esperando aquí y esa cosa no me quiere. –habla refiriéndose a Gala, veo a Noah acariciarla y decirle que es una buena chica. No es un perro, tonto.

–No debiste esperar. Lo siento. –digo sonriendo, nos separamos del abrazo mientras que el otro beta mira a mi hermano como si fuera su enemigo.

–Debía hacerlo, además debo pedirle disculpas a Noah por eso de la pelea. –contesta mirando al morocho, él arquea una ceja y se acerca a Eric con Gala en sus manos. Descubrimos que el alfa es alérgico a esos animalitos y Noah se aprovecha de eso.

–Basta, deja a Gala en paz. –lo regaño haciendo que rode los ojos y deje a la gata en el suelo.

–No quiero sus disculpas. –responde sin mirar a Eric –Además ahora hueles a él, eso me da asco. –agrega cruzando sus brazos.

Eric baja la mirada ante ese comentario y se disculpa conmigo de nuevo –Creo que... y-ya me voy. –murmura dando unos pasos hacia la puerta. Pero yo le tomo del brazo.

–Yo debo disculparme contigo, Noah es muy... directo aveces. –hablo en voz baja –Nos vemos luego y no estés triste. –agrego haciendo que sonría. Nos despedimos con un tope y reímos mientras froto mi frente.

–Gracias a la Luna ya se fue. –habla Noah.

–Quieres hacerme sentir amado ¿No? –hablo mirándolo sobre mi hombro. Él asiente rápidamente –Estonces sé amigo de Eric, él lo intenta en serio y eso me haría feliz. No quiero verlos pelear de nuevo, incluso me llevé unos golpes al intentar separarlos. –hablo teniendo mis cejas como una línea recta.

–Está bien. –suspira dando unos pasos hacia mí y apoya su frente contra la mía –Prometo que ya no pelearé con Eric. –sus manos se envuelven en mi cintura mientras besa mi cuello.

Luego de eso Noah va a la cocina y veo que tiene la caja de una pizza en sus manos, la misma es enorme y tiene extra queso –¡Ah! Mi sueño se volvió realidad. –digo corriendo hacia él y le doy un fuerte abrazo.

–También acompañaremos la pizza con refresco manzana y luego... ya sabes. –sube y baja las cejas mientras que su mano acaricia mi cintura –Te haré gritar.

Pero como bebimos y comimos demasiado ahora no tenemos fuerzas para hacerlo y sólo nos acostamos en la cama para dormir hasta el día siguiente.

Un Lazo Diferente (Omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora