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—¿Este es tu departamento? —me pregunta Noah mientras yo le abro la puerta para dejarlo pasar.

—No, ¿cómo crees? Es de un vecino —respondo dejando mi saco en el perchero al igual que mi corbata. Este día comenzó muy mal. Mi invitado suelta un bufido mientras deja su maleta sobre la mesa ya que mi departamento es pequeño y a unos pasos de la entrada se encuentra la cocina-comedor. Luego a diez pasos está el baño y a la derecha mi habitación.

—Yo dormiré en el sillón —habla decidido pero hay un problema.

—No tengo un sillón —hablo retirando una de las sillas para sentarme en ella, puse comida en el microondas para calentarla. De verdad me muero de hambre.

—¿Entonces donde dormiré?

Que molesto, ¿no puede callarse por un momento? Su voz es como un taladro en mi cabeza.

—No lo sé y no es mi problema —contesto frotando mis sienes, el dolor de cabeza regresó.

—¿Que no es tu problema? ¡Tú me marcaste! —Noah alza uno de sus puños para golpearme pero yo lo detengo antes de que me toque. Su puño queda dentro de mi mano y no hay casi diferencia en el tamaño. Él insiste en lastimarme pero también detengo su otro puño. Ambos nos encontramos forcejeando, pero mis manos se vuelven a sentir muy cálidas, ese calor va hacia mi pecho cuando miro los ojos de Noah.

Él se ve agitado y poco a poco sus fuerzas van disminuyendo hasta que ya no quiere golpearme y me pide que lo suelte.

—Sólo si prometes no ser tan agresivo —hablo manteniendo el ceño fruncido.

—Claro —susurra bajando la mirada, en ese momento suelto sus manos, los puños ya se habían aflojado por completo—. Estúpido lazo —agrega mirando a un lado mientras se cruza de brazos.

22:00, antes de ir a dormir:
Me coloco una ropa cómoda y vieja, la cama ya me espera, sólo falta que termine de cepillar mis dientes e irme a dormir. Mañana es domingo pero tengo cosas importantes que hacer.

—¿Estás cómodo? —le pregunto a Noah. Él está sobre la mesa en donde extendió una manta y colocó su almohada favorita. No se ve muy cómodo que digamos.

—Si, muy cómodo —responde de manera sarcástica mientras me da la espalda.

—Buenas noches —digo yendo a mi habitación pero no recibo respuesta, no importa. Levanto las sábanas y me acomodo sobre el suave colchón—. Se siente muy cómodo —murmuro sonriendo mientras me acurruco contra la almohada, sin duda dormiré muy profundamente. Un segundo después abro los ojos al no poder conciliar el sueño.

—Esto jamás me pasó —me digo teniendo la mirada en el techo. Mi pecho duele un poco como el resto de mi cuerpo. Debe ser por los golpes pero...

—Noah, yo estoy acurrucado aquí y él durmiendo sobre la mesa con una simple manta —murmuro levantándome del cómodo colchón, yo abro lentamente la puerta y asomo un poco mi cabeza, desde aquí tengo una perfecta vista de Noah sobre la mesa. No tengo idea si está dormido, él me está dando la espalda.

Doy unos pasos fuera de la habitación y me acerco a él para terminar observando su rostro, está dormido. ¿Cómo puede dormir sobre esa mesa? Pienso por un momento y creo que no se molestará si lo llevo a la cama, digo, le estoy asiendo un favor. Una vez que lo decido me acerco a Noah y paso uno de mis brazos por sus piernas y con el otro sujeto su espalda, su cabeza queda apoyada sobre mi hombro mientras suspira y suelta bajos ronquidos.

Él es más pesado de lo que creí y hago un gran esfuerzo en llevarlo a la cama, casi golpeo su cabeza contra el marco de la puerta, una vez que lo dejo sobre el colchón mis brazos gritan aliviados. Aunque la incomodidad en mi pecho se intensifica al ya no tenerlo junto a mí. Odio el lazo.

—Ya era hora —Noah bufa y se acomoda en mi cama mientras que yo quedo con la boca abierta.

—Creí que estabas dormido —digo frotando mis brazos, en serio es muy pesado.

—¿Quién podría dormir sobre una mesa? Inténtalo tú —responde cruzándose de brazos. Él se hizo el dormido y dejó que lo traiga en brazos... idiota.

Yo niego con la cabeza y me arrojo a la cama derrotado, me duele todo el cuerpo y lo que quiero es descansar, suelto un profundo bostezo y siento mis párpados muy pesados. Creo que ahora si tengo sueño.

—Buenas noches —digo frotando mi cabeza contra la almohada, parte de mi brazo derecho y mi pierna toca la de Noah pero estoy muy cansado para decirle que se aleje.

—Hay más espacio de ese lado de la cama —indica pero él tampoco se mueve de su lugar, creo que esto le gusta pero es tan orgulloso para admitirlo.

Los minutos pasan mientras que mantengo los ojos cerrados, ya estoy a punto de dormir, hasta que siento que Noah pasa uno de sus brazos sobre mi pecho y su cabeza se ubica en mi hombro. Yo nunca había dormido junto con alguien antes, los padres no cuentan, y me siento realmente cómodo. El cansancio me vence y cierro los ojos mientras acaricio lentamente los cabellos negros de Noah.

7:00, antes del desayuno:
El celular comienza a sonar, olvidé que debía apagar la alarma y ahora molesta.

—Ya cállate —murmuro levantando mi mano, de inmediato siento un gran peso sobre mi pecho. No hace falta mencionar que Noah se encuentra sobre mí muy acurrucado.

—Hey, apaga eso —me ordena y puedo sentir un poco de su baba sobre mi hombro.

—¡Ah! ¡Quítate, no seas asqueroso! —gruño sentándome en la cama y haciendo que su cabeza caiga sobre mi entrepierna, todo mi cuerpo se paraliza entonces y los pelos de mi nuca se eriza.

—¿Qué? —habla teniendo sus brazos cruzados contra su pecho—. ¿No piensas apartarme? —pregunta levantando su mirada, en ese momento él abre la boca con intenciones de morderme ahí con sus colmillos. Doy un salto cuando eso pasa mientras que Noah ríe estado boca arriba en la cama.

—¡Fue tu culpa! —exclamo arrojándole unos pantalones, el muy pervertido está en calzones. No le permitiré andar así en mi departamento—. ¿Por qué no te vistes? –le pregunto al ver que arroja la prenda de nuevo al suelo.

—En casa simpre ando así. ¿Te molesta? Tenemos lo mismo —responde cubriéndose de nuevo con unas mantas.

—Ponte esos pantalones ahora, ya no estás en tu casa —digo firme haciendo que su cabeza salga de entre las mantas para mirarme, no dice nada y luego me enseña su mano con el dedo del medio en alto—. ¡Haz caso! —tomo la prenda y subo a la cama para colocarle sus malditos pantalones, en fin, estuvimos 20 minutos forcejeando y terminé con varias patadas pero logré colocarle un poco de ropa.

—Ay... los c-calzones se metieron dentro de mis nalgas —comenta mientras acomoda su ropa haciendo que casi escupa mi café.

—Estoy comiendo imbécil —contesto teniendo la mirada en mi tasa de café. Creo que debí preparar un poco para Noah también.

—Que delicado —bufa sentándose en el otro extremo de la mesa, él me observa de pies a cabeza y luego roda los ojos—. ¿Y mi café?

—Creí que... ya lo preparo —suspiro poniéndome de pie para tomar la cafetera, sirvo todo su contenido en un pocillo y hago más tostadas para él.
—Déjalo, voy a hacerlo yo. —Noah me aparta de la mesada y coloca las dos cucharadas de azúcar que faltaban. Yo ya hice el resto.

—Este día será pesado —murmuro recibiendo un golpe de Noah.

—¡¿Me dijiste gordo?!

Un Lazo Diferente (Omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora