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–¿Tú haces otros trabajos a demás de ser mesero? –pregunta mientras aún sostiene mi muñeca, de un rápido movimiento rompe la manga del uniforme que visto para tomar mi brazo con ambas manos. Eso me alerta pero no puedo liberarme de él y si golpeo a este alfa sería aún peor, podría terminar en el hospital y despedido.

–¿Qué clases de trabajos? –pregunto controlando mis nervios, éste sujeto si que es insistente. Me muero de ganas por golpearlo pero no puedo.
Sus manos acarician mi brazo como si se tratara de algo muy delicado, no soy un abrigo de piel el cual está a la venta.

–Ya sabes. Estoy cansado de mis omegas, acostarme con ellos ya me aburre. Vine buscando algo diferente. –murmura, sus ojos azules clavados en mí, y sus manos tomándome. Esto me da asco.

Rápidamente miro a Noah, busco algún tipo de ayuda. Pero veo como él se retira, sube unas escaleras para ir al primer piso mientras que la beta de la barra lo sigue. ¡Lo voy a asesinar!
De repente siento algo cálido y resbaladizo por mi brazo, miro espantado hacia el alfa y él se encuentra lamiendo mi piel como si fuera un dulce. Que desagradable, quiero golpearlo, juro que lo haría si yo también fuera un alfa. Maldita sea, soy beta y debo respetarlo.

–Mmm... También sabes muy bien, eres junto lo que estoy buscando. –comenta mirando a sus amigos, están miran con sonrisas divertidas la situación –¿Ustedes que piensan?

–Si, huele bien pero no deja de ser un sucio beta. –opina uno –Si yo fuera tú me lavaría la boca y las manos de inmediato.

–¿Qué? –suelto ofendido, ni que fuera un cerdo.

–No digas eso, su piel no estaría así de suave y perfumada si fuera sucio. –me defiende el alfa de ojos azules, esto comienza a asustarme.

–Lo siento pero debo atender a los demás clientes. –jalo de mi muñeca. El agarre no desaparece en lo más mínimo y esto ya comienza a molestarme mucho.

–No, te quedarás conmigo toda la noche y no tienes permiso de hablar. –contesta con una voz grave.

–¿Hay algún problema? –interrumpe un alfa un poco viejo y lo reconozco de inmediato, es mi nuevo jefe.

–Yo, lo siento. Sólo estaba haciendo mi trabajo y... –él alza su mano indicando que guarde silencio, así lo hago y bajo la mirada mientras siento como el alfa suelta mi brazo.

–¿De nuevo señor Millar? –habla el mayor –Ya se lo advertí, este beta es mi nuevo empleado y tendré que despedirlo porque usted no lo deja en paz.

Al escuchar eso trago saliva, no quiero ser despedido aunque esté en este lugar, el departamento no se pagará solo ni tampoco la cuentas.

–Debiste contratarlo para hacer otras cosas que no sean servir copas. Es un desperdicio. –responde ese tal Millar.

–Para eso están los bailarines, todos deben recordar cuál es su lugar aquí. ¿O quiere que termine por quitarle los privilegios del club? –habla mi jefe teniendo a dos de los alfas de seguridad detrás de él. Ellos están listos para pelear.

–Descuide, sólo estaba bromeando con el chico nuevo. –ese alfa palmea mi espalda con un poco de brusquedad –¿No es así? –me pregunta.

–Si. –respondo teniendo la vista en mis zapatos oscuros.

–Vuelve a tu trabajo. –me ordena con un movimiento de cabeza y rápidamente me disculpo para, un segundo después, caminar a la barra a pasos rápidos. Allí encuentro a Noah y miro a un lado, aunque él no hubiera sido de gran ayuda contra ese alfa, al menos esperaba que intentara ayudarme.

–¿Todo bien? –pregunta al ver la manga de mi uniforme roto.

–Si. –respondo sin mirar su cara de imbécil. Él ordena un poco mi cabello mientras yo me esfuerzo para no perder la cabeza y golpearlo.

–Ahora hueles a alfa. –se queja luego de que él se había marchado junto a esa beta.

–Si, ¿Algún problema? Casi me convierto en su nuevo juguete y tú no hiciste nada al respecto. –contraataco manteniendo la cabeza agachada.

–¿Qué? Fui corriendo en busca del jefe en cuanto vi lo que pasaba. –responde tomando mis hombros -Y si te conviertes en el juguete de alguien serias mío. Estar aquí me dio muchas ideas para ti. –susurra en mi oído.

¡Desgraciado, creí que sucedió algo entre él y esa beta! Pero no fue así.

4:47, de regreso a casa:
–¿Izan? Estás muy callado. –murmura Noah mientras conduce hacia nuestro departamento –¿Es por lo que pasó?

–Si. –contesto mirando por la ventanilla, los edificios pasan y pasan, conozco estas calles de memoria. Pero no admiro su belleza sino que debo planear algo para pedirle disculpas a Noah. Yo creí que... No confíe en él y eso es horrible de mi parte, luego de todo lo que hizo por mí.

–Lo siento. Por mi culpa terminamos trabajando en ese lugar.

No, él no debe disculparse sino yo. En eso detiene el auto ya en el estacionamiento, entonces me quito el cinturón y subo sobre su regazo, colocando mis piernas a cada lado de su cuerpo –Ganamos el triple que en nuestro antiguo trabajo en una sola noche. –hablo rodeando su cuello con mis brazos –Además yo lo siento, creí que preferías a la chica de la barra. Ella no paraba de coquetear contigo.

Noah pasa sus brazos por mi cintura y me invita a abrazarlo, oculto mi rostro en su cuello mientras dejo un par de besos sobre su piel. Así toda la inseguridad que siento desaparece gracias a él –Yo intentaba darte celos. Eres muy tierno cuando lo estás. –su frente se junta con la mía cuando rompemos en abrazo pero aún seguimos muy juntos. Además el muy tonto ríe luego de confesarme eso.

–Imbécil. –digo tomando sus labios, los lamo y muerdo un poco mientras que siento como sus manos recorren mi espalda lentamente.
Yo lo detengo cuando intenta meter una de ellas dentro de mis pantalones, niego mientras tomo sus muñecas para alejarlo de mi trasero –Hoy no. –murmuro dejando un último beso sobre su boca para después bajar del auto. Será su castigo por ponerme celoso a propósito.

Un Lazo Diferente (Omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora