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11:39, en la tienda más cercana:
–¿Qué pasa? Llevo aquí más de 15 minutos. –me quejo estando en la fila de la caja. Estoy al final de una laaaarga cola y ni siguiera avanza. Debo apresurarme, no puedo dejar a Izan mucho tiempo sólo. No es sólo por eso, sino que yo no puedo estar tanto tiempo separado de él.
Golpeo el piso con mi pie repetidas veces por la impaciencia, los minutos pasan y la fila sólo a avanzado unos pasos –¡Estoy harto!

Dejo mi lugar y camino hacia la cabeza de la fila para encontrarme con una empleada muy inexperta, por su aroma sé que es omega –¡Hey tú, vuelve a la fila! –me grita un alfa.

–Todos estamos esperando. –comenta otro.

Yo los ignoro y me siento en la otra caja que está frente a la omega y enciendo la maquina –La caja 4 está habilitada. –hablo luego de marcar todas mis compras primero y las dejo a mi lado. También ya pagué por todo y los primeros clientes se forman en mi caja –Son 25 en total. –digo viendo el valor en la maquina, recibo el dinero y le doy todas sus compras dentro de una bolsa al cliente. Así atiendo a todos los más rápido que puedo mientras observo el reloj de la pared. La omega lleva por el cliente número 4 mientras que yo atiendo al número 10.

–Gracias. –me dice una señora y la reconozco, es Claudia. La omega dueña del invernadero en donde Izan va a trabajar los fines de semana –¿Cómo está Izan? Oí eso del eclipse.

–Él está bien, sólo espero que regrese a la normalidad lo más pronto posible. –respondo sonriendo. Ella copia mi acción pero su sonrisa se ve un poco forzada.

–Me alegra saber eso pero... sin los betas todo está fuera de control. –comenta bajando la mirada –Los que quedan hacen lo posible para hacer su trabajo pero no es suficiente y algunos alfas y omegas están ingresando a los hospitales por lastimarse al realizar tareas simples. –me cuenta y sé a lo que se refiere. La pobre omega de la otra caja estaba a punto de colapsar si yo no hacia algo.

En eso miro el reloj de nuevo y noto que me tomó 20 minutos atender a todas esas personas –L-La caja 4 se cierra. –digo para después tomar todas mis compras y correr hacia el auto –¡Nos vemos luego! –me despido de Claudia cuando cruzo las puertas. Voy al auto y dejo todas las bolsas en el asiento del copiloto mientras que me abrocho el cinturón y enciendo el auto.

–Izan, ya voy, ya voy. –murmuro mientras aprieto el volante. Las luces rojas parecen más largas de lo que acostumbran a ser –¡Ya cambia maldita sea! –grito molesto y es cuando veo a un muchacho alfa acercarse al auto.

–Eres un beta. –habla apoyando sus manos contra la ventanilla –Ven a trabajar para mí, te pagaré lo que sea.
–¡Ah! –grito como si estuviera en una película de zombis y como si una de esas criaturas quisiera entrar al coche a demorarme los sesos –No puedo, debo irme. –respondo acelerando una vez que la luz está en verde. No puedo distraerme, debo ir al departamento porque Izan me necesita... ¿A quién quiero engañar? Yo lo necesito.

12:15, en el departamento:
–¡Izan! –exclamo al abrir la puerta y me encuentro con una muy asustada Alma, hasta hice que ella pegara un grito. El cual alerta a Christopher y él llega corriendo a la entrada.

–¿Estás bien bebé? –le pregunta mientras la abraza. Ella siente en silencio.

–Disculpen. –respondo entrando al departamento y busco de inmediato a Izan. Él se encuentra en nuestra habitación, sentado en la cama con su misma expresión en blanco –Ya llegué. –susurro caminado hacia la cama y termino a su lado. No quiero verme tan cariñoso ni tampoco demostrar que lo extrañé aunque sólo me ausenté unos minutos. Pero quiero sentir a Izan que no me resisto a hundir mi rostro en su pecho, su perfume mezclado con su olor corporal me gusta mucho y podría pasar mucho tiempo así.

–Mira a los tortolitos, y pensar que al principio no querían estar juntos. –escucho a Alma pero la ignoro y rodeo la cintura de Izan con mis brazos.

–No me molesten. –contesto, mi voz es amortiguada por el pecho de Izan. Ellos continúan comentando los tiernos que nos vemos hasta que me harto y me separo de mi novio para arrojarles una almohada. Así ellos cierran la puerta riendo. Al fin puedo estar solo con Izan.

–Te extrañé. –murmuro dejando unos besos en sus mejillas y luego paso a su boca. No corresponde a mis besos pero me conformo con sentir la suavidad de sus labios, pasos unos minutos besándolo hasta que bajo la mirada –No es divertido hablar sólo, debo verme muy tonto. –comento soltando una risa amarga. Me encuentro sentado sobre su regazo y vuelvo a rodear su cuello con mis brazos mientras le doy un abrazo. Vuelvo a inspirar su perfume con los ojos cerrados hasta que siento la mano de Izan revolver mi cabello.

De inmediato me separo pero él continúa con sus ojos en la nada, lentamente vuelvo apoyar mi frente en su hombro y suspiro al sentir su mano en mi cabeza, sus caricias son muy suaves. Me gustan mucho y cierro los ojos para concentrarme en eso y en nada más –Si estás ahí. –murmuro sonriendo.

En eso veo el flash de una cámara y al levantar la cabeza veo a Alma con su móvil –Awww. –chilla pero no sabe que está a punto de morir si no me entrega ese celular.

–¡Vuelve aquí! –exclamo corriendo tras de ella. Entonces se esconde detrás de la montaña mejor conocida como Christopher. Él la sube sobre sus hombros y ambos se burlan mientras agitan el celular sobre mí –¡Borra esa foto ahora!

–Primero debes tomarlo. –responde Alma agitando el aparato y yo doy inútiles saltos para tratar de alcanzarlo. En ese momento vemos a Izan salir de la habitación, sus pasos son muy lentos y nosotros nos quedamos observando cada uno de sus movimientos.

–¿Estás bien? ¿Necesitas algo? –le pregunto rápidamente, en eso llega a mi lado y pasa sus brazos alrededor de mi cintura. Así pega nuestros cuerpos y su mentón se apoya por mi hombro.

–Parece que quiere estar a tu lado. –comenta Chris riendo cuando Alma toma otra foto.

–Dejen las fotos o se largan de aquí. –hablo entre dientes mientras camino con Izan hacia el sillón y nos sentamos para estar más cómodos. Él termina recostado mientras que su cabeza descansa sobre mi regazo, esa posición siempre le gustó.

–Pero son tan...

–Si, lo que sea. –rodo los ojos mientras acaricio los cabellos de Izan lentamente. Él mantiene los ojos cerrados hasta que siento que su respiración es pausada. Se quedó dormido.

–¿Y cómo están las cosas Noah? –me pregunta Alma –¿Es duro cuidar de Izan?

–No, es fácil. Sólo debes darle de comer, bañarlo, cuidarlo y eso. –sonrío pero por sus expresiones mi sonrisa se esfuma.

–Es como cuidar a un cachorro. –murmura Alma suspirando –No creí que tenías tanta paciencia.

–Soy beta, claro que tengo paciencia y mucha. –contesto ofendido –Además disfruto cuidar de él. Poco a poco va respondiendo. –hablo bajando la mirada hacia Izan, dormido en realidad parece un pequeño cachorro.

Un Lazo Diferente (Omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora