Capítulo 01: Un nuevo comienzo.

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Han pasado más de 200 años, desde la leyenda de Seiya y sus amigos, la tecnología, así como la humanidad ha avanzado a grandes saltos, pero las personas no deja de dañar a su hogar, la tierra; por esa razón los dioses ya no lo toleraran y han decidido exterminarla, pero Athena aún cree en ellos, es por eso que ha vuelto a nacer, rigiendo el Santuario con bondad y justicia, rodeada de santos dispuestos a defender su causa. Es el siglo XXIII, la actual Athena ha sido nombrada por el Patriarca como Sara, quien ahora tiene 15 años.

Actualmente una tarde en el Santuario, en el coliseo, dos jóvenes se ven las caras para luchar por la mítica armadura de Pegaso, la cual se encuentra en un pedestal, en la zona más alta del lugar se encuentran las dos figuras de máxima autoridad, el patriarca, quien posee el típico habito, así como un casco que impide observar su rostro.

-¡Hoy frente a todos nosotros y Athena, dos guerreras se enfrentan por la legendaria armadura de Pegaso!...- exclamo ante todos quienes esperan la pelea, mientras que en la arena, ambas jóvenes calientan los músculos, esperando para una batalla por el destino. -Alejandra versus Selenia...- señalo a las respectivas chicas.

-Así que tú eres la famosa Selenia... ¿hederá del legendario Seiya? No pienses que por ello, la armadura será tuya, esa legendaria armadura sólo puede tenerla alguien tan perfecta como yo...- habló la mayor de ellas, quien posee un cabello rubio bastante largo, trae puesta una ropa típica de los aprendices del Santuario, así como una máscara de diseño simple.

-¡Ja! ¡Eres una creída, continua así, porque me gustara arrancarte ese "lindo" cabello que tanto cuidas!- contestó la menor en tono de burla, quien es una joven de cabellos castaños oscuros y cortos y rebeldes, parecidos a los un joven, porta ropa de aprendiz, pero con una máscara que deja ver sus ojos, los cuales son del mismo color que su cabello, mostrando una fiera mirada.

-¡Maldita mocosa!- exclamó furiosa su contrincante, quien se preparaba para la batalla. -¡Ya verás que yo ganaré la armadura de Pegaso!- el Patriarca dio inicio a la pelea, así que ella no perdió tiempo y lanzo un potente golpe, el cual la castaña esquiva. -¡¿Qué?!-

-¡Te lo dije!- exclamo la menor, claramente tenia ventaja sobre la rubia.- ¡Yo entrené 6 años y no pienso perder!- su rival muy molesta comenzó a lanzar golpes, los cuales eran esquivados, mientras aquella batalla se desarrollaba, el Patriarca observaba a la joven castaña.

-No pensé que Selenia fuera tan hábil... si desde que llegó al Santuario se ha dedicado a hacer tonterías...- pensó el regente, quien sonrió internamente.

Flash back...

Hace 4 años un soldado del Santuario, entraba a la cámara del Patriarca, con una pequeña Selenia, colgada del cuello de su camisa, quien se revolvía, buscando liberarse.

-Señor, esta niña sólo lanza piedras a los que cruzan por la Casa de Sagitario...- declaró molesto, el Patriarca notó que incluso aquel joven tenía un golpe en la cabeza.

-Yo me encargo... suéltala, y puedes retirarte...- aquel soldado la soltó de mala gana, saliendo de ahí, ante la molestia de la niña, quien ya estaba acostumbrada a los problemas. -¡Selenia! ¡¡Es la quita vez en la semana que te traen por algún problema que tu ocasionas!!- regañó el mayor, la niña no parecía arrepentida.

-¡Me aburro! ¡Dario-san se fue a una misión, porque usted lo mando lejos! Y con Elliot me aburro más...- se cruzó de brazos mientras se inflaban sus mejillas. -¡¿Por qué no simplemente me dan la armadura de Pegaso y todos contentos?!- exclamó con una amplia y traviesa sonrisa, mientras que el Patriarca se enfadó.

-¡Selenia!- exclamó molesto.

Fin del flas back.

El Patriarca estaba tan sumido en sus pensamientos, que regreso a la realidad cuando escuchó una delicada risa, volteando a ver a una joven de piel blanca, ojos azules, así como cabellos largos y violetas, vestía un elegante vestido blanco, con ornamentos de oro en la cintura y manos, con una tiara adornando su cabeza, portando su báculo en la mano derecha, quien también observaba con una sonrisa aquella pelea.

-Selenia ganara... yo lo sé...- confesó confiada, no era la única que lo pensaba, ya que todos observaban que Alejandra no podía asestar algún golpe en la castaña.

-Sabes... ya me aburrí de sólo esquivar, así que debemos ponerle fin a esto...- declaró en tono de alegría, mientras se preparaba.

-¡Eres una tonta!- exclamó furiosa, preparándose para lanzar otro ataque.

-Bien, el juego termino...- retrocedió un poco, lo que su rival tomo como una ventaja, pero ella se inclinó hacia atrás, levantando sus piernas, las cuales rozaron a la rubia, quien alcanzó a detener su avance.

-¿Qué intentas con eso?- cuestionó con ironía, el público estaba incrédulo, sin embargo ella cayó inconsciente, generando sorpresa en los presentes.

-Creo que me pase... esta técnica ni siquiera nombre tiene...- dijo con tono de burla, mientras rascaba su cabeza, los demás no salían de su sorpresa.

-¡Es sorprendente!- exclamó el Patriarca, el público comenzó a aplaudir, en felicitación de la ganadora. -¡Selenia ha ganado! Ella portara la armadura de Pegaso...-

-¡Gracias! ¡Muchas gracias! Ya lo saben, yo soy la mejor...- hacia graciosas reverencias y todos reían por la acción, pues aquella castaña era conocida por ser alegre y divertida, sin embargo, no se da cuenta que su rival se levanta.

-¡¡Maldita!!- grito a todo pulmón, mientras se abalanzaba contra ella, quien no se inmutaba, pero los demás se preocupaban.

-¡Alejandra, detente! La pelea ya termino...- exclamó el Patriarca, pues aquella acción carecía de honor.

-Sabía que eras una loca exagerada...- se lamentó la joven, quien se preparó para el ataque. -Te mostrare mi mayor técnica, y ésta si tiene nombre... ¡¡PEGASUS... RAIN OF STAR!!- exclamó asentando aquel golpe, derribando de manera definitiva a su rival, lo cual alegró a todos.

-Selenia has demostrado ser una guerrera digna de la confianza de Athena, por tu honor y poder, por eso te otorgo la armadura de Pegaso, aquella que perteneció a Seiya, de quien tienes su sangre, recuerda que esta armadura te ayudara en la lucha por la justicia, nunca para propósitos egoístas...- declaro de manera seria el regente, mientras le entregaba la armadura a la joven, quien hizo una respetuosa reverencia.

-Así será...- declaró ante Athena, el Patriarca y los presentes.

Después de obtener la armadura, se dirigió a la casa de Sagitario, donde ha vivido los últimos seis años, en la entrada la esperaba un joven de buena apariencia, mirada compasiva, de 22 años de edad, cabello cáfe claro al igual que sus ojos, portando con orgullo la armadura de Sagitario.

-Te felicito por el triunfo, pensé que sólo jugarías en tu batalla...- cuestiono con burla mientras se cruzaba de brazos.

-¡Elliot! ¡No digas eso... además nunca dudes de mí, yo soy la mejor!- declaró la pequeña, él la despeino con la palma de su mano, con gesto de simpatía.

-Eso ya lo sé...- amplio su sonrisa, la castaña aparto su mano, pues no gustaba que la trataran como una niña pequeña.

-¿Por cierto y Darío-san?- cuestiono al no ver a su maestro en ningún lado.

-Fueron con el Patriarca, ya que Javier obtendrá la armadura dorada de Leo...- dijo con orgullo, Selenia se fascino con la noticia, brincando de alegría.

-¿Javier será un santo dorado? ¡Genial! Logramos convertimos en santos...- declaró muy feliz. Darío-san es un gran maestro, debe sentirse orgulloso...- la felicidad se veía reflejada en su mirada.

-Eso no lo dudes, logro educar a la niña problema, ¿acaso no existe mayor hazaña que esa?- cuestiono con burla, lo que hizo que ella de manera amistosa lo golpeara en el hombro.

-¡Oye!- exclamó, sin embargo no pudieron seguir hablando, llegó una joven de cabellos verdes, de tamaño medio, piel blanca, ropa de aprendiz, con una máscara que deja ver sus labios, los cuales son delgados y finos, quien portaba en su espalda una pandora box. -Sharon...-

-¡Hola Sele-san... Elliot-san!- hizo una leve reverencia.

-Siempre tan educada...- dijo en tono tranquilo. -¿Pasa algo?

-Bueno... Oka-sama nos ha llamado, quiere que veamos a Athena, porque todas nos hemos unido...- esas palabras sorprendieron a la castaña y al santo dorado.

-¡¿En serio?! Las cinco... estamos en el Santuario...- su mirada de sorpresa a una de ansiedad, posiblemente sonreía. -¡Y qué estamos esperando! ¡Vamos!- exclamo, colgándose su pandora box.

Saint Seiya. Siguiente Generación. 1a Temporada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora