Los héroes míticos han hecho su entrada, portando armaduras pulcras, hombres que emanan un gran poder, lo cual fue sorprendente para los santos de Athena, cuyas miradas estaban centradas en Aarón.
-Ícaro... ¿No me digas qué...?- articuló quien era moreno claro, cabello rebelde castaño oscuro al igual que sus ojos, mirada que refleja una extraña nobleza, armadura plateada con toques dorados, un peto que cubre todo el torso, una hombrera en el hombro derecho, del cual se desarrolla una protección en todo el brazo, mientras que el brazo izquierdo tiene protegido del codo hasta la muñeca, sus piernas están totalmente cubiertas.
-Así es Belerofonte...- regreso a verlo, señalando a Aarón. -Es un santo de Athena...- el castaño parecía frustrado o molesto.
-Supongo que sólo podemos hacer una cosas ¿Verdad Heracles?- regreso a ver un hombre de un par de años más grande que él, rostro serio, ojos grises, idéntico a Perseo, sólo que con el cabello corto, con una armadura con un peto que cubre sólo su pecho, lo contrario a sus brazos que están completamente cubiertos, falda estilo troyano, una tiara que rodea su cabeza.
-No sé qué tanto piensas, es obvio que tenemos que matarlo, de qué sirve que hayamos esperado tanto tiempo...- exclamó bastante molesto, uno de sus compañeros detrás de él dio un paso al frente, es el más alto de los cuatro, cabello negro un poco largo, mirada seria y profunda, ojos de un intenso carbón, porta de manera orgullosa su armadura, de toques plateados, peto que cubre su torso en su totalidad, el brazo derecho descubierto, el izquierdo por el contrario, totalmente cubierto, el brillo de aquella parte parece una espada filosa, sus piernas están cubiertas hasta las rodillas, el modelo es como las antiguas sandalias griegas, portando de igual manera una falda de pliegues metalicos, él decide no usar su casco. -Aquiles...- susurro el nombre de su compañero.
-Entonces yo me encargo...- se acercaba de manera amenazante, mientras lo miraba fijamente, Aarón parecía acorralado, algo en la mirada de Aquiles por instinto le aconsejaba huir. -Dime niño... ¿Cómo te llaman ahora?- en sus expresiones se veía genuina curiosidad.
-A... Aarón de Piscis...- contesto un poco confundido por la cuestión.
-¡¿Qué nombre tan ridículo es ese...?!- Ícaro exclamó con molestia.
-Tranquilo Ícaro, Aquiles acabará pronto y al vencer a Athena, sólo tenemos que esperar algunos años para cumplir la promesa...- dicha declaración pasmo a los santos.
-¡Aarón!- exclamó Hakireí, con toda la intención de ayudar a su compañero, pero el santo de piscis levanto la mano en señal de alto.
-No intervengas Hakirei...- declaro en tono tranquilo, pero por dentro seguía pasmado y atónito, no estaba seguro de qué hacer. -Yo podré contra ellos...- concluyó mientras sacaba un par de rosas negras.
-¡Qué ingenuo!- se burló Heracles. -¿Vencer a Aquiles?- dijo con ironía, mientras que el héroe, se acercaba de manera amenazante al joven piscis.
-No te preocupes, no es mi intención hacerte sufrir...- declaró mientras comenzaba a elevar su cosmos, el cual era bastante poderoso, tanto Hakirei como Aarón lo sintieron, los santos dorados no se comparaban a dicho poder.
-Imposible... este cosmos... no es maligno, pero...- pensaba con temor el santo de Aries, quien de manera inconsciente, su cuerpo comenzó a temblar. -¿Es miedo lo que siento?- se cuestionó con sorpresa, Yuuko también sentía aquel miedo, no podía creer que el enemigo era tan fuerte.
-Niisan... debes ayudar a Aarón...- declaro la joven, pues un enfrentamiento no estaba en los planes.
-Está bien...- aceptó sin opción alguna. -Tú quédate detrás del Muro de Cristal con Selenia...- explicaba, sin embargo Aarón con cuatro rosas azules, rodeo a sus compañeros, lo cual sorprendió a los lemurianos. -¡Aarón! ¡¿Qué haces?! ¡Déjame ayudarte!- grito con angustia, Aarón ni siquiera lo regreso a ver.
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Saint Seiya. Siguiente Generación. 1a Temporada.
Fiksi PenggemarLa tierra siglo XXIII, la humanidad sigue siendo su peor enemigo, por esa razón los dioses han decidido acabar con la raza humana, sin embargo Athena como protectora de Tierra se levanta una vez más en contra del Olimpo... Siempre acompaña de sus fi...