Saint Seiya. Siguiente Generación. 1a Temporada.

Capítulo 05: La melodía de las rosas.

-¿Entonces quieres pelear?- dijo en tono de burla Orfeo, quien se preparaba para la batalla. -Es una decisión suicida de tu parte, pero si es lo que deseas...- sonrió con descaro, mientras el santo de Piscis se preparaba para atacar, sin embargo la escena se vio interrumpida por la llegada de una silueta femenina, apareciendo una mujer de baja estatura, cabellos rubios cortos, ojos azul cielo los cuales reflejan una mirada diabólica, vestía una túnica sencilla blanca, con una armadura que cubre sus brazos, piernas, su pecho, posee una tiara en forma de serpiente.

-Orfeo-sama...- se arrodillo de manera respetuosa. -Deje que yo, Medusa, su guardiana personal, se encargue de este insecto...- levantó la vista para observarlo, el héroe estaba algo incrédulo, pero recordó su misión.

-Supongo que está bien, este santo no es rival para tus poderes...- se acerca a Sharon, tomándola en brazos. -Así que te lo encargo, no quiero hacer esperar a Ares-sama...-

-No lo decepcionare, Orfeo-sama...- el superior asiente y emprende su huida, pero Aarón está dispuesto a atacar, para evitarlo.

-¡¡Espera!!- grito, sin embargo, Medusa se colocó frente a él, con una sonrisa frívola en su rostro.

-No te muevas, chico bonito...- su mirada adquirió brillo, lo que logra paralizar al santo.

-Qué pasa... mi cuerpo... mi cuerpo... no se mueve...- pensaba con desesperación, trataba de liberarse de aquel ataque, sin embargo, aquella luz comenzaba a envolverlo. -¿¡Qué significa esto?!- perdió la noción de tiempo y lugar, gritando con desesperación.

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-¿Qué pasó?- se levantó, mientras abría lentamente los ojos, observando el panorama alrededor de él, atónito descubre que está en el templo que resguarda. -Imposible... la Casa de Piscis...- se encuentra cerca del camino de rosas rojas, y entre ellas logra divisar una figura femenina, al enfocarla mejor, observa con los ojos abiertos de par en par a Sharon.

-¡Aarón!- se levantó emocionada, y se acerca a él, en sus labios se divisa una gentil sonrisa. -Me alegra que hayas despertado...-

-¿Sharon-chan?- no podía creer aquello, recordando que hace unos instantes se encontraba luchando.

-¿Qué pasa? Parece que no me has visto en años...- al decir esto lo abrazó, colocando sus manos en los hombros, él seguía atónito. -Sabes lo he estado pensando... y quiero que retires mi mascara...- levanto la cara, su tono se notaba firme. -Quiero que seas el único hombre en mi vida...- Aarón puso cara de confusión, lo que ofendió a la joven. -¿Qué pasa? ¿Creí que era lo que más deseabas?- cuestiono atónita.

-Si... es verdad...- tomó los brazos de la joven, separándose. -Es mi mayor deseo, pero yo quiero que sea real y no sólo una ilusión...- declaró con mirada firme, aquel panorama comenzaba a agrietarse.

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-¿Cómo puede?- Medusa se sorprendió, pues todo fue una ilusión creada por ella para encerrar al santo, quien comenzaba a abrir los ojos, parecía molesto.

-¡Medusa.... Eres muy ingenua al mostrarme ilusiones, yo conozco muy bien las debilidades de mi corazón!- levantó la mano, señalando a la mujer, quien no daba crédito a lo que ocurría. -¡¡Si eso es lo único que haces... será muy fácil vencerte!!- sin embargo, ella recupera la compostura, sonriendo sutilmente.

-Eres un niño muy insolente, por una razón soy la guardiana de Orfeo, así que no me subestimes... soy Medusa, una guerrera orgullosa de servir a Ares-sama, prepárate para morir...- se prepara para la batalla.

-¡Eso ya lo veremos!- exclamó Aarón. -¡¡DEMON ROSE!!- lanza sus mortíferas rosas, pero ella las esquiva, desaparece en un instante, lo que genera sorpresa en él, trataba de localizarla. -¿Que? Imposible...- siente la presencia demasiado tarde, a sus espaldas se encontraba ella, quien sonreía con malicia.