-¡¡GALACTICA MAGNUM!!- Heracles lanzó su técnica, Aarón e Idalia retrocedieron, buscando esquivar el ataque. -¿Piensan huir?- bufo por la ironía. –Desde el principio supe que los Santos de Athena son débiles... ¿por qué decidiste estar con ellos y no con nosotros tus verdaderos compañeros?- exigió saber, había un tono de rencor en sus palabras.
-Algo esta raro... Aarón... ¿acaso recupero sus recuerdos del pasado? Si es así ¿por qué no puedo leer sus pensamientos?- pensaba con sorpresa Idalia, pues desde que el santo dorado había llegado, noto que algo en la mente del chico cambió, no era malo, pero era extraño para ella.
-Ya te lo dije cumpliré mi promesa y rescatare a mi rosa dorada...- declaró mientras comenzaba a elevar su cosmos. – ¡No me importa nada más... sólo quiero que esto acabe!- declaró con una vista firme. -Idalia-kun... retrocede...- la santo hace caso, mientras él se ponía en pose de ataque.
-Yo nunca pedí tu ayuda...- declaró un tanto molesta, para su sorpresa él sonrió levemente.
-Lo sé...- su cuerpo comienza a ser rodeado por una neblina roja. –Sólo pensé que uno de los dos debe de seguir vivo...- Idalia no puede evitar enmudecer ante tal declaración, pero antes decir algo, el santo dorado lanza su ataque. –Hasta nunca Heracles ¡¡CRIMSON THRON!!- la neblina toma forma sólida, de agujas, que se lanza directamente contra el Héroe.
-¿Qué clase de truco es este?- cuestionó intrigado, preparándose para detener el ataque.
Mientras tanto en la casa de Acuario, Ícaro está en los aires, y desde una impresionante altura comienza a descender, apuntando su puño contra Helena.
-¡HURRICANE VOLT!- sin embargo llega la santo de Pegaso quien elevando su cosmos, lanza su ataque.
-¡PEGASUS, RAIN OF STAR!- logra desviar a Ícaro, sin embargo no puede derribarlo, el Héroe puede acomodar su caída -Señor Ángel... vine a pelear contra usted...- lo señaló, en la mirada de la joven había ilusión.
-¡Selenia!- exclamó molesta Helena, pues su compañera había interrumpido su batalla. -¿Por qué interrumpes esta pelea?- exigió saber, pero antes de que la joven castaña contestara, Paris lanza una ráfaga de aire frío que llama la atención de ambas.
-¡Selenia... esta es la pelea de Helena, debes de irte a cuidar a Athena-sama!- ordeno el superior, quien miraba fríamente a la joven, pero Selenia sólo bufo.
-Lo siento Paris-osan... pero desde niña siempre quise medirme contra un ángel...- declaró de manera feliz, Ícaro estaba desconcertado y algo molesto por la llegada de la santo de Pegaso.
-¡Eres una mocosa que no respeta las batallas ajenas, pero si lo que quieres es morir, te lo concederé!- declaró con determinación mientras comenzaba a elevar su cosmos. -¿Por qué piensas que me podrás vencer?- exclamó.
-¡Ya verás... yo soy un estuche de monerías!- se señaló a sí misma.
Mientras tanto en las orillas del Santuario, la pelea entre Aarón y Heracles parecía haber terminado, pues las espinas habían dado de lleno contra el Héroe, cansado se dejó caer de rodillas, mientras su rival estaba de pie, pero con la vista abajo, no parecía reaccionar.
-Al menos, ya todo acabo... espero me perdones, Kenzaki...- se lamento el santo de Piscis, Idalia miraba fijamente al Héroe, sorprendiéndose.
-Espera Aarón... él aun no muere...- al oír esas palabras él levantó la vista atónito, en efecto, su enemigo levantó la vista, mostrándose molesto, elevando su poderoso y hostil cosmos.
-Odio mi nombre real... antes pensaba que era alguien con ese nombre, pero ahora con este nombre...- declaró ante la sorpresa de los Santos, él sonreía con cinismo. -¡Ahora soy lo que mi nombre dice...Heracles! ¡Un poderoso héroe, hijo de Zeus, el hombre más fuerte sobre la tierra!- exclamó con júbilo, aquella muestra de soberbia molesto a Idalia.
-¡Maldito! ¡Más que un héroe eres una cucaracha!- se prepara para lanzar su ataque. -¡HO YOKU TENSHO!- Aarón trato de levantarse para detener a su compañera, pero se ha debilitado por la sangre pérdida.
-Espera Idalia... kun...- inevitablemente cae inconsciente, mientras Heracles detiene el puño de Idalia.
-Eres muy débil niña...- la joven trata de soltarse del agarre de su rival, pero le es imposible, él lanza una fuerte patada, dando de lleno contra el rostro de la chica, aún sin soltarla, la levanta por el brazo. -Aún no se me olvida que tu venciste a Hipólita...- el Héroe pensaba que su compañera al ser derrotada se sentía humillada, por eso había optado por la muerte honorable al sacrificarse junto con Perseo.
-Hipólita...- la santo sangraba del rostro, miraba fijamente al Héroe. -Ella murió con honor... era lo que deseaba... también lo mismo desea... para su hermano... y para ti...- explicó, aunque su rival no se lo había dicho, había visto aquel anhelo en los pensamientos de la Guardiana.
-¡Cállate!- exclamó, dándole una fuerte patada a Idalia en el estomago, lanzándola contra unas rocas. -¡Es mentira... Hipólita... ella, era feliz como una guerrera!- declaró Idalia observaba en los ojos de su rival un profundo dolor. -Pero ya basta de platicas...- por un momento mira a Aarón, quien sigue inconsciente. -Ahora ya nadie te salvara... y sufrirás por tus culpas...- Idalia, no puede levantarse y sólo observa a Heracles, sintiéndose insignificante. -¿Qué pasa no te defenderás, o acaso el fénix ya no puede volar?- cuestionó con burla, la joven comienza a levantarse.
-Te equivocas... no necesito que nadie me salve...- comienza a elevar su cosmos. -¡Yo soy Idalia de Fénix... hija de Alexander de Géminis... descendiente de Ikki! ¡¿por qué debería rendirme?!- exclamó mientras se preparaba para lanzar su técnica. -¡SCARLET FEATHER!- Heracles de igual manera lanzó su ataque.
-¡GALACTICA.... PHANTOM!- Idalia estaba débil, pero no permitirían que ofendieran su orgullo de guerra, no importaba si su rival la superaba, iba a seguir hasta las últimas consecuencias.
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Saint Seiya. Siguiente Generación. 1a Temporada.
FanfictionLa tierra siglo XXIII, la humanidad sigue siendo su peor enemigo, por esa razón los dioses han decidido acabar con la raza humana, sin embargo Athena como protectora de Tierra se levanta una vez más en contra del Olimpo... Siempre acompaña de sus fi...