—Amy, ¿qué ha pasado?— me preguntó con calma.
Sabía perfectamente que Zuro estaba muy enfadado aunque intentara por fuera no aparentarlo.
—Se ha aprovechado de mi sexualmente— solté sin más.
—Protesto— se dignó a decir Ferlu.
—Tú cállate si no quieres que el quien te vuelva a dar un golpe sea yo— le dijo Zuro fríamente.Este gruñó mientras se colocaba la bolsa de hielo en la mejilla.
—No hacía falta darle tal paliza— me regañó y yo sólo me encogí de hombros, ¿qué quería que hiciese entonces? ¿bairlarle sevillanas?
—Tu hermana se me insinuó— dijo Ferlu sin darse por vencido.
—¿¡Qué!?— contesté incrédula, ¿en serio tenía ahora los santos huevos de mentir?
—¿Amy?— me llamó Zuro sin dar crédito al asunto.
—¡No me dejaba en paz! — levanté los brazos indignada— sólo quería alejarlo de mí y no hacía nada más que insinuarme que quería hacer cosas de mayores— me justifiqué.Ferlu ya no tenía escapatoria.
El silencio de Ferlu ya dijo que el benedicto era mío.
Sonreí victoriosa.—Ferlu, te doy cinco días— le dijo Zuro.
Este alzó una ceja.
—Cinco días para que puedas encontrar trabajo— lo miró furioso.
Él asintió sin ganas mirando a un punto fijo y yo simplemente sonreí, dentro de cinco días se iría, ¿no podía estar más felíz?
—Y ahora a cenar— comenzó a comerse el plato de arroz tres delicias.
Miré a Ferlu de reojo y este me miró furioso, pero devolví la vista al plato y comencé a comer.
La noche pasó tranquila, Zuro hablaba con Ferlu con total normalidad como si no hubiese pasado nada y yo al no poder concentrarme en los diálogos de los personajes de la película que estaban echando por televisión, me levanté y me dirigí a mi cuarto a leer un rato antes de ir a dormir.
En esa noche...
—¡Ey, Zael!, ¿te vienes?— me preguntó uno de mis compañeros de trabajo mientras se montaba en su moto.
—No gracias, iré a casa andando— contesté con amabilidad.El chico, se colocó el casco y despidiéndose de mi con un gesto de mano, arrancó desapareciendo por la carretera.
—Menudo día de mierda...— susurré cuando comencé a caminar.
Había salido del trabajo, hoy hubo más clientes de lo habitual. Trabajo de ayudante en una gasolinera y al ser hoy uno de los días cuando la gente se va de vacaciones, hubo muchos coches que pasaron por allí.
Me senté en un banco que apareció por mi camino y miré al cielo, respiré hondo y cerré los ojos mientras sentía la brisa rozarse contra mi cara, pero abrí los ojos cuando comenzaba a quedarme dormido y me incorporé volviendo de nuevo a la caminata hacia mi casa.
—Me duele el cuerpo...— me quejé en voz alta sin quitar la vista de la acera y justamente en ese momento pasó un perro por delante bloqueándome el paso y fruncí el ceño.
—Apártate estúpido chucho— le dije sin ganas, pero este hizo caso omiso a mis palabras y comenzó a gruñirme—¡venga ya!— rodeé los ojos— no estoy de humor ¿sabes?— me agaché y él siguió gruñéndome.
Suspiré frustrado.
Abrí la mochila que llevaba de gimnasio conmigo al trabajo y busqué algo de comida. ¡Bingo!
—Mira bonito, ¿quieres la chuche?,¿eh?, ¿la quieres?— le enseñé la chuche— ¡toma! — la lancé pensando que se iría corriendo tras ella, pero le di en la frente y de su boca comenzó a salir espuma.
—Oh no...— me eché hacia atrás— ¡perro rabioso!, ¡PERRO RABIOSO!— salí corriendo.<<Mierda, mierda, mierda...>> Pensaba mientras corría.
No sabía a dónde iba, pero lo que sí sabía era que un perro rabioso me perseguía enfurecido y encima comenzaba a llover, ¿por qué tengo tan mala suerte?Miré hacia atrás mientras corría y vi que el perro aún me perseguía.
La lluvia comenzó a apretar y me tapé con la mochila.<<Joder>>
Visualicé un árbol en frente de una casa y sin pensarlo lo trepé como si se me fuese la vida en ello, quedándome al fin descansando en una de las ramas que daba al lado de la ventana de una casa.
Respiré hondo y miré abajo, vi que el perro no se daba por vencido y comenzó a ladrar.
—¡CÁLLATE!— le grité en voz baja para no llamar la atención, (si es que no la llamaba ya, claro...)
Y como era de esperar, no me hizo caso, le tiré la mochila encima, pensando que así se iría, pero comenzó a morderlo y destrozarlo. Al menos eso hacía que dejase de ladrar.
—¿Por qué tengo tanta mala suerte?— me apoyé en el tronco.
Miré a la ventana, tragué saliva.
ESTÁS LEYENDO
A través de la ventana [RESUBIENDO]
Teen FictionNunca llegó a pensar que alguien que entró por su ventana, le haría sentirse tan confusa con ella misma. Sexo, palabras de amor, juramentos, confusión, desilusiones... pero, ¿por qué siempre él estaba en su cabeza? Descubre cómo aquel chico que entr...