TRECE

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Amy.

Suspiré frustrada y me arrepentí al hacerlo, ya que mi mente sufrió de nuevo el maldito pinchazo atroz que hacía que me retorciese de dolor. Me sentía mareada, pero cuando noté algo húmedo sobre mi frente abrí los ojos lentamente.

—¿Te encuentras mejor?— escuché la voz de mi hermano.

Lo miré de reojo y volví a cerrar los ojos, ya que me costaba mantenerlos abiertos.

—Me siento mareada— fruncí el ceño.
—Aún sigues teniendo la fiebre alta — comentó mientras que me quitaba aquello húmedo de la cabeza.
—T-tengo que ir al trabajo...— pensé en voz alta e iba a hacer el intento de salir de la cama, pero Zuro colocó su mano sobre mi impidiéndome moverme siquiera.
—Ferlu ya ha hablado con Nami — me colocó lo que sería un paño lleno de agua de nuevo sobre la cabeza.

La cabeza me volvió a dar un pinchazo, esta vez menos doloroso que antes, pero aun así, hice una mueca de dolor.

—Tranquilízate, tu jefa dijo que te lo tomaras con calma, que no pasaba nada— me acarició el pelo— que hasta que no estuvieses bien del todo no irías a trabajar, sino ella misma te echaría por cabezona— me sonrió— tienes suerte de tener a una jefa como ella.

Sonreí costosamente.

—¿Está bien?— oí la voz de Ferlu, quien entró a la habitación presentando un rostro de preocupación.
—Si, acaba de despertarse— informó Zuro.

Respiré hondo intentando tranquilizarme.

—Comenzabas a asustarme cuando vi que no me respondías— dijo Ferlu molesto.

Fruncí el ceño y giré la cabeza al lado contrario de donde estaba situado él para no mirarle a la cara.

<<Seguro que fue él quien me provocó la maldita fiebre.>>

—Incluso enferma sigues estando igual de guapa— soltó así de la nada haciendo que le acabase mirando malamente.
—Imbécil— susurré para mí misma.
—¿Podemos entrar?— preguntó Sanji asomado a la puerta.

Abrí los ojos sorprendida.

—¿Ya ha despertado?— preguntó Arlong, que empujó a Sanji haciéndolo entrar de golpe a la habitación.

Zuro y Ferlu asintieron a la vez respondiendo a sus preguntas.

Al verlos a los cuatro tan pegados a mí, hizo que me agobiase.

—¡Qué bien que ya estés despierta!— se alegró Sanji dejándome completamente sorda con su tono de voz.
—Hace un día que no despertabas— comentó Arlong acercándose a la cama.

<<¿Un día?>>

—Idiotas, os lo voy a pegar— dije cuando los vi a todos demasiado cerca y me tapé la cara con las sábanas.

Se oyó una risilla procedente de Sanji.

—No seas tonta— me destapó Zuro la cara mientras se reía— si se nos pega no pasa nada— aseguró.

Miré a mi hermano embobada, hacía mucho tiempo que no lo veía reírse como hizo ahora en un momento.

—¿Dónde están los mellizos?— preguntó Ferlu a los últimos que entraron.
—Se fueron— respondió Arlong sentándose sobre mi cama.

Vi cómo Sanji asesinó con la mirada a Arlong y se sentó también sobre mi cama.

Zuro rodeó los ojos y yo comencé a tener calor ante la presión de sus cuerpos sobre mi cama.

Escuché de fondo el timbre de la puerta.

—Ya voy yo— dijo Zuro levantándose de la silla.

Andó arrastrando los pies hasta fuera de la habitación desapareciendo por la puerta, dejándome así sola con sus amigos.

—T-tengo calor...— dije al no poder aguantarlo más mientras suspiraba agobiada.

Me quité las sábanas como pude de un tirón quedándome al descubierto sólo con la camiseta que llevaba pegada a mi cuerpo por la sudor.

—No seas tonta— me dijo Arlong al verme levantándose de la cama para volverme a tapar— te puedes poner peor— me regañó.

Gruñí cuando el calor se volvió a apoderar de mi cuerpo.

—Chicos— no sobresaltó la voz de mi hermano que hizo que le mirásemos todos a la vez.

Al enfocar la vista, vi que detrás de él estaban asomadas mis compañeras de trabajo, lo que hizo que abriese los ojos sorprendida y me sentase sobre la cama sin destaparme demasiado, ya que Arlong me miró de reojo.

—Chicas...— sonreí al verlas.
—¡Amy!— se acercó Nami sonriente hacia mi y me plantó un beso en la frente.
—Se te ve con muy mala cara— dijo la simpática de Marla provocando que Vilma le diese un codazo.
—Nosotros ya nos íbamos...— dijo Sanji levantándose de la cama dejando a Nami sentarse en su lugar.
—Mejorate— dijo Arlong dándome un beso en la mejilla y junto con Sanji y Ferlu se largaron de mi habitación cerrando Zuro la puerta tras ellos.

—Te hemos traido unos dulces— dijo Vilma dejando una caja encima de mi escritorio.
—Claramente, cuando te mejores podrás hincarle el diente— comentó Marla haciendo que Nami asintiera a lo dicho.

Tras acomodarse por la habitación, comenzaron a contarme novedades y uno de los futuros eventos que Nami comenzó a planear hace unos días.

Ver a Nami tan ilusionada con sus ideas, a Marla quejándose y a Vilma presenciando esa sonrisa dulce en el rostro, hicieron que me animara.

He de reconocer que aunque haya pasado un día, ya las echaba de menos.

—Tienes visita— me sacó Marla de mis pensamientos.

Miré hacia la ventana junto con Marla y Vilma ya que Nami se había ido al baño hace unos minutos y me llevé la mano a la boca tras verle de nuevo, a él, sentado sobre la rama del árbol mirándome con una sonrisa.

Miré hacia la ventana junto con Marla y Vilma ya que Nami se había ido al baño hace unos minutos y me llevé la mano a la boca tras verle de nuevo, a él, sentado sobre la rama del árbol mirándome con una sonrisa

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