A través de la ventana [RESUBIENDO]

TREINTA

Amy.

Fui la primera en cambiarme y salir de allí, no me apetecía nada que me acompañase Ferlu hasta la casa, me sentía últimamente incómoda ante su presencia.

Sin venir a cuento, mientras que caminaba hacia mi casa, volví a recordar lo que me sucedió ayer por la noche, por lo que mi semblante volvió a cambiar de uno molesto, a uno algo sonriente.

¿Por qué me entra un cosquilleo en el estómago cuando lo pienso? Eso me desconcertaba aún más.

—¡Amy!— me llamaron, por lo que abrí los ojos de la impresión al reconocer su voz.

Zael.

Ni leyendo mi mente se distraía con otra cosa, todo el rato aparecían las imágenes de ayer noche, es, es tan confuso...

<<¿Por qué me dejé llevar? ¿Por qué con ella?>>

No me podía sacar aquellas imágenes de la cabeza, por lo que acabé saliendo de casa para despejarme un poco, estaba realmente confuso.

Caminé sin rumbo fijo cuando, sin darme cuenta, estaba frente al Meid Caffe donde trabaja mi hermana y vi salir a Amy con algo de prisa, la perseguí a cierta distancia en silencio mientras seguía en mis pensamientos hasta que sin quererlo acabé llamándola.

Se dio la vuelta.

—Zael...— dijo con algo de timidez.
—¿Qué tal el trabajo?— le pregunté, aunque más bien me hubiese gustado hablar sobre lo que pasó entre nosotros el otro día.
—Bien, supongo— se encogió de hombros, pero después suspiró— mira Zael, no quiero que pienses mal sobre mí— comenzó a decir— lo que pasó ayer por la noche es muy confuso para mí, yo sólo obedecí a las necesidades que tenía en aquel momento— se explicó— no quiero que pienses mal de mí, sólo... —frunció un poco el ceño— tómatelo como sexo entre amigos, ¿vale? — sonrió nerviosa.
—Parece que no soy el único que está confuso— fue lo primero que dije cuando dejé que terminase de hablar.
—Sólo quiero que no pienses mal de mí— volvió a repetir— no quiero que pienses algo que no es...— insistió.

Le coloqué la mano sobre el hombro para tranquilizarla.

—Vale, de acuerdo— le sonreí y noté que se tranquilizó un poco— pero, esto no se queda así— la miré divertido, ahora ella me miraba con miedo— ¿qué tal si nos olvidamos de esto yéndonos a comer un día de estos?

Amy.

No pude evitar sonrojarme, <<¿Me estaba invitando a comer con él?>>

—Supongo que ahora no porque es demasiado tarde, pero... ¿qué te parece mañana a las seis?— sus ojos brillaban.
—Pues...— no me dio tiempo a decirle nada.
— ¿Quién es ese, Amy?— oí la voz de Neol. Me sobresaltó.

Sin darme cuenta, ya estaba frente a mi casa y la cochera de esta, estaba abierta de par en par dejándome ver que todos los amigos de Zuro estaban ahí, incluido él.

—Un amigo de su instituto— contestó Arlong mirando a Zael con desconfianza.
—Muy guapo, ¿no?— dijo Sanji mientras echaba el humo lentamente por la boca. Parecía celoso.
—Ya se iba— me giré hacia Zael nerviosa y le di un abrazo como si lo hiciese desde siempre.
—Mañana a las seis, no me falles— me susurró al oído, sonrió a los demás y se marchó.

Y ahora me tocaba a mí el cuestionario de la muerte...

—¿Por qué no me dijiste que tenías un amigo nuevo?— comenzó a preguntar Zuro.
—¿Seguro que no es algo más que un amigo?— preguntó Neol.
—¿Por qué no nos hablaste de él?— cuestionó Ferlu bastante molesto.
—¿No creéis que os estáis pasando ya con tanta pregunta?— y ahí intervino Diol, salvándome de la torre donde me hallaba y en la cual me encontraba acorralada por un dragón con las cabezas de mi hermano y sus amigos.
—¿Te molesta acaso?— preguntó Sanji algo borde.
—No, ¿pero no veis que a ella sí?— siguió defendiéndome.

Zuro me miró con atención y ahí fue cuando se dio cuenta de la cara de agobio que tenía en aquel momento.

—Bueno, dejémosla, tenemos que centrarnos en un tema más serio— dijo finalmente mi hermano.

Los demás asintieron sin quitarme la vista de encima.

—¿Pero no era sobre...— Sanji le tapó la boca a Diol y Zuro corriendo bajó la puerta de la cochera.

Me quedé estática aún fuera de casa con el ceño fruncido, algo pasaba y me daba muy mala espina.

Ay madre, pobre Amy...

¿Qué creéis que van a tramar los chicos?