SESENTA Y CUATRO

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Amy.

—¡Amy levanta!— me gritó mi hermano.

Abrí un ojo. Tenía miedo, hoy era mi cumpleaños y me parecía bastante raro que no me hubiese levantado como la última vez, me dio un tartazo en la cara para levantarme, ¿os parece normal levantar a alguien el día de su cumpleaños dándole un tartazo en la cara? Pues para mi hermano era lo más normal del mundo y que no lo hiciese hoy me chocó un poco.

—¡Amy!— volvió a gritar mi nombre.

Me levanté no muy segura, me coloqué la sudadera de pelo que tenía para estar en casa ya que hacía hoy más frío que un día cualquiera en invierno, mis botas de pelo y salí de la habitación aún con el ceño fruncido.

¿Se habría olvidado de mi cumpleaños? A lo mejor era eso, por lo que podría pasar el día de mi cumpleaños tranquila, pero aún así me parecía todo muy raro.

Bajé las escaleras mientras me frotaba los ojos para poder ver con claridad y me dirijí hacia la cocina donde estaba Zuro preparando tortitas.

—Buenos dias pequeña— me dio un beso en la frente sin parar de cocinar.
—Buenos— dije sin quitarle la vista de encima, muy felíz estaba hoy, algo pasaba.

Al verme, su rostro cambió al serio que siempre tenía y carraspeó, estaba claro que algo pasaba.

—¿Tienes hambre?— me preguntó cogiendo un plato.
—¿Lo dudas?— me senté sobre una butaca.

Sonrió levemente, y hechó sobre el plato seis tortitas. Normalmente son los hombres los que comen más que las mujeres, pero, en mi caso, yo era la que comía más que mi hermano.

Le echó sirope de chocolate por encima y me lo entregó junto con un cuchillo y tenedor, no tardé ni medio segundo, ya le estaba hincando el diente.

—Nami llamó— dijo aún comiéndose las tortitas.
—¿Para qué? — dejé el plato vacío en el fregadero.
—¿No sabes que la boda es dentro de tres semanas?— habló con la boca llena.

Hostia, se me había olvidado por completo...

—Em, si claro que lo sabía— mentí y como siempre me lamí el labio, pero tuve la suerte que al contestarle estuviese mirando su plato, por lo que no se dio cuenta de la mentira.
—Irá con vosotras también Diana y Tony.

También se me había olvidado que ellos estaban invitados a la boda, ¿pero qué me pasa?

Me di un golpe en la frente por mi maldita falta de memoria, esto seguro que fue por culpa de los días de trabajo, la ruptura con Ferlu y aún mis malditos pensamientos con Zael, que a pesar de los meses que han pasado, seguía en mi cabeza...

Subí a mi habitación cerré la puerta y me tumbé de nuevo en la cama, aún estaba cansada y pensar que tendría que salir para comprame el vestido para la boda me daban ganas de hundirme de nuevo entre las sábanas, no tenía ganas de nada...

Zuro.

Esperé a que cerrase la puerta como siempre y corriendo dejé el plato sobre el fregadero para después dirigirme hacia la puerta que daba hacia la cochera.

—¿Está ya listo?— pregunté en voz baja.

Los vi todavía colocando los adornos por la cochera.

—Joder Zuro, da tiempo de sobra- se quejó Neol.
—La sorpresa va a ser por la tarde noche, no hace falta hacerlo todo tan deprisa— dijo Sanji secándose la sudor.
—Tiene que estar todo perfecto, no debe faltar ningún detalle— fruncí el ceño, es el cumpleaños de mi hermana, de mi pequeña, ¿cómo pretendían que me relajase con la fiesta sorpresa?
—¿El plan va sobre la marcha?— preguntó Arlong alzando una ceja.
—Creo que si, le dije que Nami había llamado para ir a mirar ropa para la boda— me apoyé en el marco de la puerta.
—Por dios que no va a ser una boda tan grande, por mi como si queréis ir en chándal— dijo Neol.
—A Vilma no le gustaría eso— dijo Diol— seguro que preferiría un chándal, pero con lentejuelas— se rió.

A través de la ventana [RESUBIENDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora