CINCUENTA Y CUATRO

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Amy.

—Me alegro de que todo esté arreglado— se acercó Zael hacia nosotros.

Zuro lo miró frunciendo el ceño, yo sin embargo me levanté de encima de él para abrazarlo, a lo que él me correspondió el abrazo.

—Puede que te lo tomes a mal, pero ¿cómo debería llamarte ahora?— por su voz se le notaba que le gustaba molestar a Zuro— Ah, si— sonrió— cuñado— se rió entre dientes.

Zuro me miró sorprendido para después abrir la boca para hablar, pero yo lo corté.

—Venga Zuro, dale una oportunidad— hice un puchero— no os conocéis, no puedes decir que ya te cae mal— le cogí de la mano a Zael quien me besó la frente acto reflejo.

Zuro se levantó del asiento lentamente mientras me sonreía.

—¡Amy ayúdanos a preparar una tarta!— me dijo Marla.

Miré a Zael y Zuro quienes se miraban desafiantes.

— Vete con ellas, tendré una animada charla con mi querido...— hizo una pausa para reír maliciosamente— cuñado— dijo apretando los dientes.

Asentí no muy segura y me fui hacia la cocina. Sólo esperaba que pudiesen llevarse bien.

Zael.

Cuando Amy desapareció, acto reflejo Zuro y todos sus amigos, quitando a Diol quien estaba en la cocina ayudándolas, me hicieron un corrillo tan desprevenido que del susto me hicieron chocarme con una silla y caer sentado encima de ella.

—No sé qué tramas— dijo Zuro— pero a mi no me la pegas— me miró con superioridad.
—Esto es sólo un aviso— dijo Neol mirándome de reojo.
—Si le llegas a hacer algo...— dijo Sanji mordiendo el cigarro con rabia.
—Te la verás con nosotros— acabó la frase Arlong mientras masticaba un mikado sin preocupación.
—Sobre todo conmigo— dijeron Zuro y Ferlu a la vez— espera...— dijeron de nuevo al unísono para después mirarse entre ellos sorprendidos— ¿de qué vas tio?— volvieron a decir a la vez.

No pude evitar aguantarme la risa y acabé riéndome por lo bajo.

—¿De qué coño te ríes?— dijo Ferlu mirándome con furia.
—¿Todo esto lo habéis ensayado para cuando Amy tuviese un novio?— me volví a reír— parece ser que la actuación os ha fallado, alguien se ha olvidado de su frase— me reí más fuerte.

Me habían recordado a los Team Rocket cuando aparecían y decían su típica frase para después capturar a pikachu.
Yo era Ass, en ese momento, Amy pikachu y ellos los Team Rocket.

Esto me resultaba muy gracioso.

—¿Te piensas que esto es una broma?— dijo Arlong fríamente, por lo que la risa se me fue de golpe.

En serio, se me heló la sangre sólo tras oírlo.

—Como le hagas algo a Amy, te la verás con todos y cada uno de nosotros— siguió hablando mientras se comía otro mikado— no vas a salir vivo— terminó la frase mordiendo fuertemente el palo de chocolate.
—Ten por seguro que si la dejas nada va a salir bien— dijo Ferlu seriamente.
—¡CHICOS, VENID!— gritó Nami— ¡LA TARTA YA ESTÁ HECHA!— por la voz se le notaba que estaba ilusionada.

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—¿Estás bien?— me preguntó Amy mientras se metía entre las sábanas.
—S-si— le dije no muy seguro, aún así ella quedó convencida.

Los amigos de Zuro parecían una panda de asesinos en serie que aún la policía no habían descubierto, no soy nadie para juzgar a nadie, pero estaba seguro de que cada uno de ellos escondían algo demasiado oscuro que nadie conocía excepto entre ellos.

—¿Han sido muy crueles contigo?— me preguntó de repente colocando su cabeza en mi pecho.
—No mucho, podré vivir con ello— sonreí y ella se rió un poco.
—Sólo tienen miedo a que me hagas algo malo— susurró.
—Si yo te hiciese algo malo, me mataría yo mismo antes de que me matasen ellos— aseguré— yo te cuidaré más que a mi vida Amy— le acaricié el cabello— no dejaría que te pasase nada malo— dije mirando a un punto fijo de la oscuridad de la habitación.

Se colocó sobre mí colocando sus frías manos sobre mis mejillas, ahí fue cuando noté su cálido cuerpo sobre mi pecho desnudo, bajé mis manos por su espalda y pude comprobar que no tenía nada puesto.

—¿Y está grata sorpresa?— sonreí.
—No sé, pensé que nos vendría bien liberar tensiones— se hizo la pensativa.
—¿Ah si?— sonreí y le apreté el culo hacia mi— la verdad es que no vendría nada mal— la besé con deseo.

Noté que su mano se deslizó entre nosotros hasta que llegó hacia mi querido amigo, quien se levantó después de un largo letargo.

—Me pones malo— le dije mientras la coloqué bruscamente debajo de mí y comencé a besarle el cuello.
—Sólo hazlo— se mordió el labio y colocó sus piernas sobre mis caderas apretándome contra ella.

Los gemidos de placer rompían el silencio de la habitación en aquella noche tan oscura.

A través de la ventana [RESUBIENDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora