VEINTIDOS

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Amy.

¿Y yo ahora qué le digo?, ¿cómo puedo mentirle de manera que se lo crea?

Ahora mismo me jodía mucho que fuese mi hermano, porque sabía perfectamente cuándo mentía.

Finalmente accedí a la propuesta, pero la verdad es que lo hice sin pensar, porque lo único que tenía en la cabeza era querer dormir abrazada por alguien, quería sentirme protegida,dormir tranquila, como cuando lo hacía con mi madre. Ahora, aunque me sintiese protegida por el abrazo de mi hermano mientras dormía, yo, no podía conciliar el sueño.

<<¿Le digo la verdad? Si le dijese la verdad, Zuro se cabrearía con Ferlu y a mí me tocaría la regañina del siglo, ¿y si le digo una mentira creíble? Pfff, ¡qué va!, me pillaría al instante y me lo sacaría todo a la fuerza.  Esto era una mierda, por favor, que alguien me ayude...>>

De tanto pensar, el dolor de cabeza fue en aumento, así que, aunque me costase trabajo, opté por dejar la mente en blanco y dormir, mañana improvisaría sobre la marcha.

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Un día nuevo, la luz atravesaba a través de la ventana dándome de lleno cuando cambié de postura.

Gruñí molesta. Me estiré, me levanté y vi que Zuro no estaba.

Me froté los ojos sin creérmelo y los abrí como platos al comprobar que sí, que no estaba... ¡NO ESTABA!

<<Pero espera Amy... no tan rápido>>

Salí de mi habitación y miré en las demás... nada, ni rastro, ahora si Amy, grítalo...

—¡NO ESTÁ, NO ESTÁ! — grité pegando saltos de la emoción.

Demasiada suerte he tenido, pero, aun así, había que aprovecharlo.

Bajé corriendo las escaleras.

—No está, no está, no está... — decía en cada escalera que pisaba mientras bajaba.

Al llegar al salón comencé a bailar estilo los ochenta mientras me inventaba la canción.

—No está, uh-uh, no está, uh-uh— comencé a cantar mientras bailaba meneando las caderas.
—¿Qué se celebra? — oí de golpe.

Mi felicidad se esfumó de golpe, adiós, fue bonito mientras duró...

Me giré y vi a los hermanos Diol y Neol mirándome divertidos.

<<Oh, mierda.>>

—Estás muy sexy bailando de esa manera sólo con la camiseta puesta— dijo Neol.

Me bajé la camiseta de golpe.

Diol le dio un manotazo en la nuca y este se quejó.

—¿Por qué tan feliz? — preguntó Diol— ¿ya estás mejor? — se sentó en el sofá.
—¡S-si! — me relamí el labio, muestra de que mentía, pero ellos no lo sabían.
—¡Genial! — dijo Neol para después darme un abrazo, momento que aprovechó para tocarme el culo.

Fruncí el ceño molesta.

—Neol... — lo llamó su hermano, y al levantarse le pegó otro manotazo en la nuca haciendo que Neol se quejase de nuevo.

—¡Pareces una madre, tío! — se cabreó.
—No, soy tu hermano MAYOR— recalcó esto último con intensidad a lo que Neol lo miró molesto.
—Sólo por un minuto— dijo a regañadientes.

Comencé a presenciar una pelea entre hermanos mellizos, al ver que estaban a punto de montar un escándalo con pelea física incluida, pregunté lo primero que se me vino a la cabeza para evitar aquello.

—¿Finalmente Arlong os ayudó con vuestro problema del ordenador? — los dos me miraron a la vez.
—Sí, gracias al cielo— contestó Neol rezando colocando ambas manos por encima de su cabeza— era el último capítulo de nuestra serie favorita y cuando fuimos a prepararlo todo para verlo, el ordenador se quedó bloqueado y faltaba una hora— se sentó en el sofá.
—Cuando vino Arlong, todo fue mágico y al final pudimos ver el final de la serie— dijo Diol.
—¿Cuál fue el problema? — los dos se miraron entre ellos.
—Mi hermano, ahí donde lo ves, se metió en una página de porno y pasó un virus bastante grande al ordenador— miró Neol de reojo a Diol— cuando Arlong arregló el problema lo primero que salió en pantalla fue una pequeña ventana que decía: Hola soy Hugo, ¿te gustaría conocerme? — y comenzó a reírse a lo que Diol lo acompañó sin ganas, lo noté un poco extraño.
—Hoy nosotros nos quedaremos para cuidarte— dijo Diol cambiando de tema— Zuro nos llamó y nos dijo que no volvería hasta dentro de dos días, por lo que hoy estaremos nosotros y mañana vendrá Sanji o Arlong, no lo sé— se encogió de hombros.

Rodeé los ojos.

—Iré a preparar la comida— dijo Neol.
—Iré a mi habitación a leer un rato- dije subiendo las escaleras— ¡avisadme cuando esté la comida hecha! —les grité cuando estaba ya en la planta de arriba.
—¡Vale!- contestaron los dos a la vez.

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Comenzó a jugar con ella, su pelvis chocaba contra su zona íntima provocando que ella abriese más las piernas, dándole todo el acceso que podía. Él sonrió satisfecho mientras veía que ella se mordía el labio deseando que llegara el momento. Ella lo necesitaba tanto como él a ella, así que no se demoraron en actuar...

—Joder... — junté las piernas con fuerza.

Era ya la décima escena de sexo que estaba leyendo y no podía aguantarlo más, debía ir al baño. Coloqué el marca páginas y corriendo me dirigí hacía allí. Al entrar cerré la puerta, me bajé las bragas y me senté sobre la tapadera del Wc mientras colocaba una pierna sobre el videl y otra la elevé con ayuda de mi brazo izquierdo. Deslicé mi mano lentamente y noté que estaba realmente mojada.

No me contuve más.

No me contuve más

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