SETENTA

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Zael.

No iba a presentarme con el mono lleno de gasolina,grasa y sudado, así que antes me pasé por casa para ducharme rápidamente y ponerme algo elegante, ya que Nami me dijo que el sitio dónde se iba a hacer la copa de espera era demasiado elegante y lujoso, por lo que yo también quería estar a la altura.

Después de cambiarme, rápidamente cogí mi moto y me dirigí hacia donde la ubicación de Nami me decía. Me costó trabajo dar con aquel lugar ya que estaba bastante lejos y demasiado escondido.

Dejé la moto fuera de las verjas y aprovechando que estaban abiertas, entré y me encaminé por el camino de piedras.

Miré el reloj algo nervioso, eran ya casi las tres de la mañana, el tiempo había pasado bastante rápido y mi mente había pensado bastante lento, ¿cómo me voy a presentar ahora después de tantos meses frente a Amy? ¿cómo se lo diría todo? Estaba realmente asustado y confuso, pero aún así ya no había marcha atrás, este era mi momento, era mi única oportunidad.

Llegué frente a una gran fuente y me dirigí lentamente hacia las escaleras mientras respiraba profundamente y allí fue cuando la vi salir de dentro, el viento provocó que su pelo rizado quedase a sus espaldas y que su vestido se pegase a su piel marcando cada curva de su cuerpo, dejando ver más a la vista la pierna donde se encontraba la raja del vestido, luciendo también sus altos tacones. Estaba realmente sexy y preciosa, así que me dirigí hacia ella cuando la vi apoyarse en la barandilla y le llamé la atención tocándole el hombro con suavidad.

Amy.

Me di la vuelta tras el susto y al verle di un paso atrás.

—Zael...— me costó decir su nombre ya que las lágrimas me comenzaron a salir de los ojos impidiéndome incluso hablar.
—Amy, por favor, no llores...— me dijo entristecido intentando abrazarme, pero lo evité alejándome más de él.
—Desaparece— pedí— no quiero verte, vete de aquí...— dije entre llantos.
—Amy, vengo a por ti— me dijo y volvió a acercarse a mí— Vengo a contarte toda la verdad, vengo a decirte qué fue lo que pasó en realidad y a volver a conquistarte si hace falta— me sujetó de las manos— Amy, no he salido apenas de casa desde que sucedió aquello, me he pasado todos los días en mi cuarto lloriqueando por hacerte llorar, por haberte hecho sufrir de aquella manera sin ni siquiera ser mi culpa— me miraba fijamente, yo no quería escucharlo más, no quería verlo— Amy, por favor, escúchame— me suplicó— por favor...— me volvió a decir.

Me aparté de su agarre y me limpié las lágrimas con la muñeca.

—No sabes el daño que me hiciste sufrir y las noches de insomio que me hiciste pasar— gimoteé— no sabes aún el vacío que me dejaste y el dolor intenso que me sigue provocando cada vez que lo recuerdo...— apreté los ojos para evitar llorar— no puedo creerte, Zael, por más cosas que me digas— lo miré— el daño ya está hecho, por doble, ahora que has venido— me reí sin ganas.
—Dame sólo una oportunidad Amy— me rogó— sólo dame una oportunidad, déjame explicarte todo lo que sucedió y el por qué fue así— me volvió a sujetar de las manos — por favor, Amy, te lo suplico...

Suspiré, llevaba meses preguntándome que por qué me había pasado esto, así que finalmente asentí y le dejé hablar.

Zael.

Me sentí aliviado al saber que Amy aceptó escucharme, pero a la vez nervioso porque no sabía cómo comenzar.

Estaba a punto de hablarle, cuando alguien me agarró del cuello de la camisa para después soltarme bruscamente.

—¡Pero mira qué sorpresa!— me alejó de Amy y pude ver quien era— ¿qué ha pasado con el trato Zael? ¿A caso no temes a la muerte?— sonrió Arlong sin quitarme la vista de encima.

Me sacudí la chaqueta y lo miré enfurecido.

—Arlong, déjalo— pidió Amy acercándose a él.
—¿Que lo deje? — se rió sin ganas— esta sucia rata de alcantarilla ha desobedecido el trato, no debe vivir— me miró con asco, tragué saliva.

Se dirigió hacia mi y me agarró con fuerza del brazo arrastrándome hacia el interior donde estaba toda la gente, me llevó hacia donde estaba el grupo restante de la pandilla.

—¡Arlong suéltalo!— le gritó Amy y él me soltó con fuerza delante de los demás.
—¡Pero mira a quién tenemos aquí!— gritó Sanji.

Zuro al darse la vuelta con un cubata en mano, al verme, lo apretó de tal manera que se rompió y el líquido cayó al suelo.

Amy se acercó a mí y me agarró del brazo.

—Amy, aléjate de él— le dijo su hermano.

Amy agarró más mi brazo sosteniéndole la mirada a su hermano.

—¡HE DICHO QUE TE ALEJES DE ÉL!— la gritó de tal manera que hicieron que la música se cortase de inmediato y todas las miradas se dirigiesen a nosotros.

Ferlu agarró a Amy de la cintura y la soltó de mi brazo.

—¿Cómo te atreves a venir?— intentó sonar calmado, pero su mandíbula tensa demostraba lo contrario.
—He venido a aclarar las cosas— contesté sin agachar la cabeza, es cierto que todos ellos intimidaban, pero ya estaba harto, ¡que me maten si quieren! Pero no sin antes decirle toda la verdad a Amy, ella merecía saberlo.
—Ya quedó todo aclarado— dijo aguantando sus ganas de pegarme un puñetazo— largo.
—No— me negué.
—¿En serio que quieres atenderte a las consecuencias?— preguntó Sanji con una ceja alzada.
—¿¡Oye, pero qué pasa!?— dijo Neol acercándose hacia nosotros y me vio— Yo a ti no te he invitado a la boda— me dijo con cara de pocos amigos— ¿A qué has venido, a jodérmela?— frunció el ceño.
—He venido a contarle toda la verdad a Amy— contesté.
—¿Qué verdad?— preguntó Diol chistosamente.
—¿Has venido a contarle a tu amada que asesinaste a tu padrastro?— soltó Arlong de golpe.
—¿Qué?— dijo Amy sorprendida.

Respiré profundamente.

—Si— confirmé— he venido a decirte qué asesiné a mi padrastro por maltratar a mi madre y a mi hermana— miré fijamente los ojos verdes de Amy— y también he venido para decirte que besé a esa puta en la discoteca porque tu hermano y sus amigos me chantajearon.

Amy miró a su hermano quien se cruzó de brazos.

—Zuro, ¿eso es cierto?— le preguntó y él no respondió.
—Me chantajearon diciendome que si no quería que supieses sobre el asesinato que tendría que dejarte— me armé de valor ya del todo— por eso contrataron a una puta para que todo pareciese real, pero en verdad, sólo era un plan—.

—Zuro, es mentira, ¿verdad?— se acercó Amy a él y este no movió ningún músculo, ni tan siquiera la miró.

Ella se llevó la mano a la boca y después le dio un guantazo en la cara el cual resonó por todo el salón.

—¡GILIPOLLAS!— le gritó— ¡HE ESTADO EN DEPRESIÓN DURANTE ESTOS MESES POR TU CULPA!— comenzó a llorar.
—Amy, el ha asesinado a un hombre, es una amenaza para tí— dijo Zuro intentando convencer a su hermana, pero ella negó.
—Tú si eres una amenaza....— retrocedió unos pasos atrás.
—No seré más ninguna amenaza— respondí a lo que Zuro dijo sobre mí— Si es necesario cumplir condena para poder estar con ella, lo haré — le miré a los ojos— todo por el bien de Amy.

Zuro y sus amigos me miraron sorprendidos por lo que acababa de decir, si hacía falta cumplir condena para estar con ella y protegerla, lo haría, estaba dispuesto.

—Zuro...— le llamó Sanji.

Él resopló y finalmente asintió.

—Por el bien de Amy— volvió a repetir y nos estrechamos las manos.

A través de la ventana [RESUBIENDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora