A través de la ventana [RESUBIENDO]

CUARENTA Y NUEVE

Amy.

No podía mirarle, no podía hablarle, no quería mantener ningún tipo de contacto con él, si llegara a hacerlo me descontrolaba y eso era lo que yo no quería que me pasara.

Cuando los demás se estaban peleando en la otra habitación por quién dormiría en dónde, yo no supe que hacer, me quedé estática, todavía estaba sentada en el sofá donde minutos antes estábamos haciendo el sorteo.

Una mano se movió ante mis ojos dejando mis pensamientos atrás y volver a la realidad.

—¿Estás bien?— me preguntó Zael preocupado.

Lo miré y desvié la vista al instante poniéndome seguramente roja como un tomate.

—S-si— tartamudeé un poco mientras cogía mi maleta y me dirigía sin mirarle hacia la habitación.

Cuando estaba a solas con él, siempre me volvía loca, pero... ¿por qué ahora se me encoge el corazón? es decir... me siento realmente extraña en estos momentos...

—¿Qué lado de la cama prefieres?— pegué un pequeño saltito del susto al oírle de nuevo.

Miré demasiado nerviosa la cama y finalmente le señalé el lado derecho.

Era consciente de que me estaba comportando como una idiota, pero, ¿por qué? ni yo lo sabía...

Él se limitó a asentir con la cabeza algo extrañado y se dirigió hacia el otro lado de la cama para incorporarse.

Colocamos nuestras cosas en sus respectivos lugares en completo silencio, hasta que un pequeño toque en la puerta hizo que los dos nos sobresaltásemos.

—¿Estáis bien?— era la voz de Nami.
—Si— contestó Zael.

Ella abrió la puerta y la encontramos vestida solo con una toalla algo corta.

—Vamos a ir a las aguas termales a relajarnos— sonrió— os estamos esperando— nos miró a ambos.

Me levanté de golpe, necesitaba irme de la habitación, necesitaba despejarme y asimilar aún que Zael iba a dormir conmigo.

Me acerqué a Nami y esta sonriente me tendió una toalla.

—Cámbiate en el baño— me sonrió y sin pensarlo más veces me dirigí hacia el baño a cambiarme.

Zael.

Me sentía realmente incómodo ante tanto silencio, no nos mirábamos, ni siquiera nos rozábamos... dicen que el silencio lo dice todo, pero, ¿el qué? lo único que provocaba aquello era que me sintiera culpable del estado que tenía ahora Amy conmigo...

¿Le había hecho algo y no lo sabía?

Sólo pensar aquello me hacía estar más desanimado.

¿Por qué de un día para otro hemos pasado de hablarnos a ahora apenas mirarnos?

Cuando mi hermana se fue de la habitación a esperar a Amy cambiarse, me fui mientras con Tony y Diol hacia las aguas termales.

—¿Estás bien?— me preguntó Tony con el ceño fruncido.
—No lo sé ni yo la verdad— suspiré en un susurro.
—¿Es por Amy?— preguntó Diol algo más serio, tanto que me daba miedo hasta contestarle sabiendo que era uno de los amigos del hermano de ella.

Asentí sin saber si hacía bien o mal contestarle aunque fuese con gestos.

—Esa chica es un jeroglífico— suspiró Tony— una vez que la estudies la podrás entender con claridad— me sonrió para darme esperanzas— es cuestión de paciencia y dedicación.

Tras aquello no volví a abrir la boca, paciencia y dedicación, pero... ¿no éramos sólo amigos con derecho o algo así? ¿por qué yo lo sentía de otra forma? 

—¡Chicos!— no sobresaltó a la vez la voz chillona de Diana.

Se nos acercó sonriente junto con Amy cogida del brazo, estaba tan solo vestida con la toalla y tenía el pelo recogido en un moño alto mal hecho, su cara tenía un color rojo seguramente por la vergüenza, pero, aún así me quedé embobado mirándola.

Era realmente preciosa...

¿Por qué ahora el corazón me latía tan rápido?

—¿Estáis listos para relajaros?— dijo Diana bastante ilusionada.
—¡Si!— contestó Tony igual de ilusionado.

Diol sólo se limitó a sonreír.

—Estáis cómo unas cabras— dijo finalmente para reírse a carcajadas.

Sonreí al verlos tan animados y después miré a Amy de nuevo, quien me miraba, pero apartó la vista de golpe aún más roja.

¿Qué te pasa conmigo Amy?

¿Por qué no me hablas?

Hola pichones!

Aquí os dejo unos gifs de cómo serían Tony y Diana.

Tony.

Diana.

Espero que os haya gustado!!!

Hasta lueguiii!!!!