35. La realidad

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"Los finales felices no existen, porque las buenas historias nunca terminan."


Hay momentos que parecen realmente sacados de un cuento de hadas o de una novela rosa, llenos de magia y perfección, amor puro con mayúsculas, de ese que acelera el corazón y saca grandes sonrisas, de ese que te hace levantarte todos los días con una sola idea en mente, o una persona en realidad...

Eso me sucedía. Y son esas etapas que crees que serán para siempre, pero no lo son. Porque en la vida no hay "felices por siempre", la vida no puede cerrarse como un libro y capturar el momento para siempre.

Mientras vivamos siempre habrá nuevas páginas que escribir. Buenas, malas, regulares. Con amor, desamor, encuentros, desencuentros, reencuentros. Inicios, finales, pausas...

Creo que cuando nuestras vacaciones terminaron, uno de esos primeros momentos –de los mágicos– llegó a su fin, salimos de nuestra burbuja temporal y nos enfrentamos a la vida de nuevo. De la mano, esperando tener la fuerza suficiente para no soltarnos...

Uno de nosotros la tuvo.


"2013 septiembre/diciembre:

Nos despedimos un fin de semana antes de comenzar un nuevo ciclo escolar.

Yo iba a tercero. Él a segundo.

Siempre odié ese año que nos separaba, que nos impedía vernos más. Que nos mezclaba con diferentes personas, que lo hacía conocer personas más interesantes, inteligentes, cultas, que yo.

Prometimos estudiar duro el tiempo que nos faltaba, dos años a mí, tres a él... Mantenernos firmes contra muestras familias para seguir juntos y casarnos después de graduarnos ambos.

Tal vez era precipitado, pero el amor es así. Cuando encuentras a tu verdadera alma gemela, esa que no todos logran conocer en una vida, ¿por qué perder tiempo por tradiciones o convenciones absurdas?

Si de verdad los dos nos amábamos, estábamos seguros, y queríamos una vida juntos, ¿por qué esperar más tiempo?

—Soy tuyo siempre —me dijo Magnus, con una sonrisa, ese viernes cuando me dejó en mi casa.

—Y yo tuyo —le contesté, seguro de que sería así para el resto de mi vida.

Nuestras familias se enteraron de nuestras vacaciones.

No estuvieron de acuerdo.

El curso empezaba. Nuevos maestros. Nuevas materias. Nuevos compañeros.

Horarios diferentes siempre.

Pero enamorarnos no iba a impedir dar todo de nosotros en clases. A veces incluso nos ayudábamos con nuestras tareas o proyectos...

Estábamos juntos siempre que podíamos, en Letras. A su casa nunca volví a ir. Y yo preferí que no viniera a la mía para evitar malos momentos.

Y es por eso, porque al menos en Letras éramos libres de amarnos sin fingir u ocultar, que no entiendo cómo alguien pudo meterse entre nosotros... Aunque fuera una intromisión lenta...

—No estés celoso —me dijo una vez Magnus, su nariz contra mi cuello, acariciando, haciéndome olvidar por qué estaba enojado.

—Es que... Tú... Y... Ella... Y... —una ligera mordida cortó lo que sea que estaba diciendo.

—¿Qué? —preguntó, todavía con sus labios en mi piel.

Y preferí soltarlo antes de que las mentiras o las inseguridades nos separaran de nuevo. Así que, luego de un profundo suspiro, me alejé lo suficiente para buscar sus ojos:

—Tú eres tan guapo —dije, acariciando una de sus mejillas—, tan inteligente, culto, sexy, perfecto... Y ella es como tú, pero en mujer... Perfecta... Y yo soy...bueno yo.

—Y tú eres tú, el hombre al que yo amo, ¿no te basta eso? Ser tú es lo que me ha hecho amarte... Tú eres perfecto para mí, más de lo que merezco, pero aquí sigues...

—Veo cómo te mira —insistí.

—Y yo sólo te miro a ti. Mi corazón sólo late por ti. Mi cuerpo sólo anhela al tuyo. Mi alma sólo con la tuya es libre...

—Tú eres un cursi —me rendí.

—Yo te amo. Por favor, no lo dudes más. No dejes que nada ni nadie nos separe otra vez.

—No lo haré.

Pero, ¿y tú?, y eso no lo dije en voz alta."


Hay un gesto que siempre me ha parecido muy romántico, muy de pertenencia, pero tomada y dada libremente, y tuve que presenciarlo años después con alguien que no era yo: su mano extendida, con la palma hacia arriba, como un ofrecimiento, esperando que la otra persona pusiera la suya sobre ella, simplemente con la palma hacia abajo. Sin tomar, sin apretar, sin aferrarse, sin entrelazar. Sólo una contra la otra, simple contacto en unión simbólica y aceptación de un "Ven conmigo".

Tuvimos todavía poco más de un año para disfrutarnos y amarnos antes de eso.





* * *

Aquí empieza lo feo 😭💔 como ya se habrán dado cuenta 🙈

Sólo recuerden que después del epílogo hay una serie de extras que explican mucho sobre la versión de Magnus.

Amor entre libros (Malec)/DISPONIBLE EN FÍSICODonde viven las historias. Descúbrelo ahora