2. Libros y facebook

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Fueron los libros los que me hicieron sentir que quizá no estaba completamente solo. Podían ser sinceros conmigo, y yo con ellos.
(Príncipe mecánico, Cassandra Clare)




"Fueron los libros los que me hicieron sentir que quizás no estaba completamente solo...", ¿te suena?

Pues esa es mi historia, más o menos. Siempre fui uno de esos chicos tímidos –aunque no estoy seguro de que sea la palabra correcta–, introvertidos, triviales, insípidos, que no inspiran ni esperan mucho de nada ni de nadie. Tengo amigos, no muchos, pero tengo. Sin embargo, hay algo que nunca me ha abandonado, lo único constante en mi vida: los libros.

Podría decir que nunca me he enamorado. O tal vez una vez. ¿O dos? Una y media sería lo más apropiado, pero, ¿se puede hablar de amor a medias?

Como sea, ya me estoy desviando...

Para mí, los libros siempre han sido un sustituto para los sentimientos reales, las letras son capaces de hacerte sentir, en ocasiones, más que las personas. Y no miento. Creo que para un lector, su primer amor es siempre un buen libro.

Porque, del género que sea, en mayor o en menor medida, en los libros siempre hay romance presente... Y esas palabras cursis, las miradas de los protagonistas, los "Hola", "Te quiero", "Te extraño", "Te amo", los besos, los abrazos...a los lectores nos llegan directo a tres lugares: el corazón, que late tan rápido como el del protagonista; al estómago, que se llena de mariposas; y a la boca, labios que se curva en una de esas sonrisas gigantes, nunca mejor dicho, de enamorado.

No estoy muy seguro de si te enamoras del escritor, de su forma de escribir, de la historia, de los personajes, de las palabras y los sentimientos de ellos, o, simplemente, del amor en sí. Creo que a todo lector nos ha pasado que piensas "Quisiera encontrar a alguien que me haga sentir eso".

El punto es que de un libro nunca sales ileso, y tal vez por eso estudié literatura.

Aunque esta historia no es sólo de libros. Lo es, en parte, pero ellos precisamente me llevaron a ÉL. Tal vez lo más apropiado sería decir que me acercaron a él, me permitieron conversar, conectar, enamorarme de él.

Intentar conectar eso con mi autobiografía, seguir pensando y escribiendo por él, ocho años después, es un poco patético. Pero es lo que hay. A veces sucede así.




"2009:

Hay muchos pros y contras en ser adolescente. Hay muchos pros y contras en estar enamorado. Hay muchos pros y contras en vivir en el siglo XXI. Pero hay, específicamente, un pro y contra, ambos a la vez, de ser un adolescente enamorado en el siglo XXI: las redes sociales. Facebook, para ser más exactos.

Anteriormente –no soy muy bueno con las biografías, como se darán cuenta, y seguro no consigo el empleo después de esto–, conté el incidente del avioncito de papel que unió mi destino al del chico aquel de sonrisa bonita. Como ya dije, no sabía ni siquiera su nombre, probablemente antes de ese momento ni siquiera había notado su existencia, porque así pasa, puedes tener al lado a tu alma gemela y no te das cuenta.

Y sí, lo considero mi alma gemela...todavía hoy, después del ir y venir de estos ocho años. Pero, después de aquel inesperado encuentro e intercambio de sonrisas, de miradas y disculpas, me dediqué a observarlo: era guapo, no guapo supermodelo inalcanzable, guapo de los que te hacen sonreír con sólo verlos, que te aceleran el corazón y, a la vez, te cortan la respiración con una sola mirada. Y era listo, inteligente y participativo en los temas que le interesaban.

Años después, supe que amaba la Edad media debido a la Literatura, quizá por eso la segunda vez que escuché su voz fue en clase de economía, fueron palabras como "Feudalismo" y "Capitalismo" las que me hicieron voltear como un imán desde el otro lado del salón.

No quiero sonar como un acosador, aunque, ¿qué adolescente enamorado/ilusionado/encandilado por primera vez no lo es? Porque era mi primera vez, tenía dieciséis años y por primera vez sentí esa revolución de mariposas en el estómago, esas que antes sólo los libros me habían hecho sentir. En fin, me volví un acosador de primera, todo ese segundo año de preparatoria observé atentamente al chico aquel. A veces lo veía con Ragnor, el amigo con el que estaba aquel primer día, en varias ocasiones lo vi abrazado como sanguijuela de una rubia ojiverde –hasta la fecha no sé si fueron novios o simplemente amigos melosos. La verdad es que ni siquiera cuando estuvimos juntos me atreví a preguntarle, no me creí con derecho a hacerlo y él nunca tocó el tema de su pasado–. Algunas veces él notaba que lo veía no muy discretamente y me sonreía de un modo que no sabría definir, llegué a cruzarme con Ragnor en los pasillos y me sonreía de igual manera, a decir verdad fue un año de muchas sonrisas, pero eso fue todo.

En el 2010, nuestros caminos se cruzaron poco o nada, ya que siendo tercer año debíamos elegir un bachillerato, yo elegí Histórico-social y él Químico-biológico –¿quién lo habría imaginado?–. Pensé que en la vida no volveríamos a encontrarnos, principalmente debido a eso, pero estaba muy equivocado.

En 2011, como ya he mencionado, ingresé a la Facultad de Letras para cursar la licenciatura en Lengua y literaturas hispánicas. Principalmente, porque a los dieciocho años nadie sabe qué hacer con su vida y lo único que tenía claro era mi amor por los libros.

Nunca he sido muy social, no me gustan las personas ni yo a ellas, así que no me llamaban la atención las redes sociales. Pero, al final, tuve que rendirme y caí en el vicio cuando en una ocasión me desvelé estudiando para un examen que, me enteré al día siguiente, habían cancelado y avisado en el grupo de Facebook al cual obviamente yo no pertenecía.

Abrí una cuenta. Simple. Con mi nombre. "Alexander Lightwood". Me llegaron solicitudes de amistad de compañeros y ex compañeros. Y algo en mis recuerdos hizo ¡clic!, ojos verde dorado. Así que me di a la tarea de ser stalker profesional por un día y agregué a Ragnor y Camille (la ami-algo del chico aquel) para poder llegar a él porque la verdad es que seguía sin saber su nombre.

Por fin, después de horas de exhaustiva búsqueda y agregada masiva de gente no deseada, lo encontré. Magnus Bane. Foto de perfil sexy. Solicitud de amistad enviada. Mariposas en el estómago. Salir de la cuenta.

Puede sonar falso, pero, después de enviar la solicitud, con tanto que leer para mis clases, lo olvidé. Así que podrán imaginarme cuando me conecté en la noche siguiente y vi "Magnus Bane aceptó tu solicitud de amistad. Ahora son amigos.", bla bla bla, y un rato después de estar conectado se escuchó un "bip" y un chat se abrió con una sola palabra: Hola."




Eso no ha quedado tan mal, pero debo interrumpir la historia para recordar aquella primera conversación real.

Amor entre libros (Malec)/DISPONIBLE EN FÍSICODonde viven las historias. Descúbrelo ahora