5. Nos reencontramos antes de tiempo

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I've waited a hundred years
But I'd wait a million more for you.
("Turning page", Sleeping at last)



Nos gusta pensar que la memoria del amor es excelente, que una vida mortal es tan corta que es imposible olvidar un sólo detalle de ese enamoramiento tan especial, sobre todo si es el primero. Pero la realidad es otra muy diferente, sí es posible olvidar. Si la persona no está contigo para recargar las sensaciones, lentamente vas olvidando. Me pasa ahora que intento rememorar cada momento contigo, Magnus.

Pero hay algo que nunca se olvida: las sensaciones. Cambian, pero no se olvida.

El amor es, en cierto modo, como los libros –no puedo dejar el tema–, ya sabes, cuando lees un libro y te enamoras de la historia y luego la das por "terminada". Pero la verdad es que no termina ahí, un día cualquiera vas caminando por una calle y de repente algo, un nombre, una frase, un objeto, te recuerda la historia y sonríes, tal vez incluso decides releer el libro y te das cuenta que esta vez es una lectura diferente, porque como aquello de "No poder bañarte dos veces en el mismo río", así sucede con los libros, nunca vuelves a leerlo del mismo modo, algo cambia en la segunda o tercera vez...

Y así es el amor, así mi historia contigo, la rememoro, tal vez olvidó detalles y me cuento incluso otra versión diferente a lo ocurrido, pero no olvido las sensaciones, puede que sea diferente, pero con los simples fragmentos que recuerdo te vuelvo a sentir. Tal vez esta es la segunda lectura de nuestra historia de amor.




"2012:

El semestre iba avanzando, para ambos, yo seguía entre libros, en la Facultad de Letras, tú en la preparatoria estabas revalidando Histórico-social. Recuerdo que un día de tantos vi un estado tuyo en Facebook: "Alguien invíteme a salir, estoy aburrido".

¿Es tonto decir que sentí celos sólo de imaginarte con alguien? Aun cuando tú y yo no éramos nada. En un arranque estúpido, di "Me gusta" y salí de mi cuenta.

Esa noche:

‹‹¿Y lograste que alguien te invitara a salir?››

‹‹No››

‹‹Para la próxima invita a alguien directamente tú...››

¿Yo dije eso? Oh, sí.

Esa noche estuvimos hablando de lo mucho que a ambos nos gustaba escribir, no hablamos de libros como de costumbre, pero sí de letras.

Antes de irte: ‹‹Oye››

‹‹Voy a salir con unos amigos el sábado... Si quieres venir...››

¿Te leías casi nervioso o era mi imaginación?

‹‹Cuando dije que invitaras a alguien, no era indirecta, ¿eh?››

¿Ya dije que soy Alexander-Arruina Momentos? Cualquiera se habría limitado a decir sí, pero no yo, parece que yo era el más interesado en sabotear nuestro intento de relación.

En aquella ocasión, obviamente no salí contigo y tus amigos. La verdad es que te contesté así por miedo, ¿sabes? A no encajar en tu círculo, que te dieras cuenta de lo diferentes que éramos y te alejaras de mí. Es irónico, si lo piensas, te alejé por intentar no alejarte.

En fin, desperdicié esa ocasión, pero aproveché otra. En la preparatoria, un amigo de mi hermana, Simon, estaba recursando también, sólo que él en el bachillerato de Químico. Y le dije que iría a visitarlo para ponernos al día, no es que quisiera encontrarte por "casualidad".

Lleve a Clary, una amiga, conmigo, porque no me atrevía a ir solo. Nos sentamos en una banca a esperar a Simon y entonces algo atrajo mi atención como un imán –siempre fue así contigo– y te vi, justo del otro lado de la escuela. Estábamos en la segunda planta, yo tenía una escalera a unos cuantos metros, y a tu lado estaba la única otra, pero, ¿cómo bajar por aquellas sin hacer obvio que era por ti, cuando tenía una casi al lado?

Clary seguía parloteando, yo realmente no la escuchaba, y entonces mi celular vibró sacándome de mis pensamientos, era un mensaje de texto: "Oye, Alec, disculpa, me mandaron a hacer unos trámites y no alcancé a avisarte. Te lo compenso luego. Simon".

No sé si eso era bueno o malo.

—Vámonos, Simon no viene —le dije a Clary, al tiempo que me ponía de pie, y entonces, ¡oh, bendita suerte!, un grupo de chicos se detuvo junto a la escalera que teníamos prácticamente al lado de nosotros.

—Vamos por la otra, no quiero pasar junto a ellos.

Ella me vio raro, pero aceptó. Caminamos mientras hablábamos, yo reía tal vez demasiado alto al tiempo que intentaba no voltear a verte, esto era un encuentro "casual", yo "no" sabía que estabas ahí, sentía mi corazón golpear con fuerza. ¿Y si no me veías? Peor, ¿y si sí?

Ya estábamos en el primer escalón cuando escuché un muy sorprendido:

—¿Alexander?

Una sonrisa se instaló en mí, pero la borré antes de voltear y perderme en tus ojos verde dorados abiertos demasiado por la sorpresa. —Ah. H-hola.

—¡Hola! ¿Qué haces aquí?

—Vine a ver a un amigo, pero no est...

No me dejaste terminar siquiera. —Ah, bueno, no te quito más tu tiempo entonces. Que te vaya bien. Adiós.

Mi boca se quedó abierta unos segundos, antes de balbucear algo muy parecido a un "Adiós".

Clary, que había estado en silencio a mi lado, preguntó mientras bajábamos:

—¿Qué fue eso? ¿No era el chico raro que iba con nosotros en segundo? ¡Ni siquiera nos hablaba! ¿Cómo es que se llamaba?

No contesté nada de eso, yo sólo podía pensar: ¿Qué demonios? ¿Qué hice mal? Estaba bien y de repente se puso cortante...

Deseaba sólo que llegara la noche para poder hablar y preguntarte, pero, ¿y si ya no volvías a hablarme nunca?

Tal vez intentar vernos antes de tiempo fue un error. Hay cosas que no deben forzarse.

Y la noche llegó..."

Amor entre libros (Malec)/DISPONIBLE EN FÍSICODonde viven las historias. Descúbrelo ahora