Dile que sí, aunque te estés muriendo de miedo, aunque después te arrepientas. Porque de todos modos te vas a arrepentir toda la vida, si le contestas que no.
(Gabriel García Márquez)
Después de todas las idas y venidas, de los encuentros, desencuentros y reencuentros con Magnus en el paso de estos ocho años, mi primer y único gran amor, puedo darles un consejo en palabras de Gabriel García Márquez:"Dile que sí
Aunque te estés muriendo de miedo,
Aunque después te arrepientas,
Porque de todos modos te vas a arrepentir toda la vida
Si le contestas que no."No puede haber algo más cierto. Ahora lo sé...
"2012, septiembre:
‹‹Recordando.›› Puso sus manos en mi cintura y me jaló hacia él. Yo puse mis manos en sus hombros. Sabía lo que venía. Y yo definitivamente lo quería. Se acercó a mí con extrema lentitud, dándome tiempo de huir, no lo hice, y nuestros labios, inevitablemente, se unieron en un primer mágico beso. Hubo magia, estoy seguro, si antes hubo mariposas, ahora eran fuegos artificiales explotando en mi interior...
Cerré los ojos y me dejé llevar por las emociones nuevas que me estaban matando. Sus labios eran suaves, dulces, y sabía a café, eran adictivos y yo hubiera querido no separarme nunca. Era mi primer beso y probablemente, seguramente, fui torpe, pero su experiencia lo compensó, mis piernas se sentían de mantequilla, me derretía en sus brazos y hubiera querido fundirme con él... Pero no hay beso eterno, la falta de aire siempre los rompe.
Él se separó con un suspiro. Acarició mis labios con su pulgar y yo sonreí. Abrí mis ojos para encontrarme con los suyos brillando como nunca y pude ver en su reflejo que los míos estaban igual. Seguramente sonreí como tonto...
—Sabes a café —dijimos, al unísono, y luego reímos también ambos, tal vez demasiado fuerte porque la gente a nuestro alrededor nos veía mal. No nos importó. Éramos sólo él y yo, solos en el mundo, creándonos un mundo.
Me dio un último beso fugaz antes de tomarme de la mano y arrastrarme a dar una vuelta a la plaza antes de regresar a la ciudad...
Subimos al auto. Iba a tomar mi mano, cuando el celular sonó:
‹‹¿Bueno?››
‹‹¿Ya estás en tu casa?››. Era Jace.
‹‹No››
‹‹Son las 10›› ¿Qué? ¡Demonios! Sí, eran las 10...
‹‹Voy para allá››. Evitando la mirada de Magnus.
‹‹¿Te hizo algo?››
Seguro me sonrojé. Evité aún más la mirada de Magnus. Cerré los ojos mientras gruñía: ‹‹¡Jace! Voy a colgar››
Magnus me miraba mal. Lo sé.
—Era Jace —susurré, mirando por la ventana.
—Lo sé —contestó fríamente.
Hubo un silencio en el auto unos cuantos minutos. Hasta que volvió a tomar mi mano suavemente: —Alexander.
Me arriesgué a verlo. Se veía nervioso. Apretó mi mano, me dio una mirada fugaz antes de sonreír de lado y mirar de nuevo a la carretera: —Si yo te preguntara... Si...quieres ser mi novio... ¿qué dirías?
Mi expresión debió ser sorpresa pura. Se me detuvo el corazón para después latir como loco. Se secó mi boca, se me cerró la garganta. ¡Era la pregunta! Toda mi vida esperé esa pregunta, y de Magnus Bane era un sueño...
—¿Podemos parar? —pregunté en lugar de gritar ¡SÍ!, como mi corazón pedía.
Él me vio raro, entre extrañado y preocupado. Detuvo el auto en cuanto pasamos por una gasolinera.
Solté su mano, desabroché el cinturón de seguridad y prácticamente corrí al baño. En su defensa, me dio espacio, esperó afuera.
Me lavé las manos varias veces, finalmente me eché agua al rostro, me sequé, respiré y salí.
Ahí estaba él, recargado en el auto, se separó en cuanto me vio salir. Caminó lento hacia mí, me sonrió, tomó mi mano y me jaló en un abrazo, transmitiéndome la seguridad que me faltaba. —No tienes que decir sí —susurró a mi oído, y luego se fue. Abrió la puerta y esperó a que subiera.
Pero es que yo quería decir sí. Me moría por decir sí. Era mi sueño decirle sí, a él... ¿Qué pasaba entonces? Tenía miedo de no ser suficiente...
—¿Por qué a mí?
—Porque me gustas —claro y conciso. Sin dudas.
—¿Por qué no alguien más...a tu altura? Alguien seguro, guapo, interesante... Que vista mejor, por ejemplo... Que no te aburra ni huya de ti casi siempre.
—Porque, Alexander, mírame —lo hice—, eres tú a quien quiero. Tú y nadie más. Y tú eres todo eso, eres sexy, guapo, interesante. Escúchame bien, NUNCA me aburres.
Sentí ganas de llorar porque nunca antes nadie me había dicho algo tan hermoso. Miré por la ventana para evitar sus ojos.
—No quiero arruinar esto —susurré y era verdad.
—No lo harás. Siempre podemos ser amigos de nuevo después...
¡Vil mentira! Y lo sé por experiencia.
Hicimos todo el viaje de vuelta en silencio, pero nunca soltó mi mano. Cuando llegamos, estacionó el auto y me miró. No podía verlo y decirle que no. No podía verlo y decirle que sí. No podía verlo y no decir nada."
Vuelvo a mi consejo. Siempre digan sí... O se van a arrepentir.
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Amor entre libros (Malec)/DISPONIBLE EN FÍSICO
FanfictionTERMINADA/DISPONIBLE EN FÍSICO» Alec es un simple chico que nunca se ha enamorado. ¿O tal vez sí? Aquella vez, durante la preparatoria, cuando conoció a un chico de esos que llaman la atención de todos, pero no se acercan a cualquiera, no son acce...