Ya no podía hacer nada, era imposible regresar el tiempo o borrar lo pasado, pero aun así me arritaba la idea de tener que encontrarme de nuevo con él, verlo a cada momento, actuar con él como si nada hubiese ocurrido. Odiaba encontrarlo, sonreírle, saludarlo, fingir que no representaba nada en mi vida.
(Jorge Volpi)Le escribí a los recuerdos.
Le escribí al amor perdido.
Le escribí al pasado juntos y al futuro que nunca tuvimos.
Le escribí a las promesas rotas, al engaño, a los deseos no cumplidos, a los terceros en una relación, a los "Te amo" que no fueron fuertes, pero que aún se escuchan sus ecos.
Le escribí a aquellas almas gemelas...que tal vez no lo eran.
Le escribí al amor que es eterno aunque sea sólo en un corazón.
Te escribí a ti, Magnus Bane, para exorcizarme de ti. De nosotros. De lo que fue y lo que no será.
"2014 junio/diciembre:
Magnus nunca llamó. Yo lo hice dos veces. La primera no contestó. La segunda fue ella: —¿De verdad le estás llamando, Alexander? No seas tan poca cosa...
Colgué. Tenía razón. Yo valía más y, contrario a lo que dicen, nadie se muere de un corazón roto.
Los vi, día tras día, semanas, meses, el resto del año...juntos.
Tengo que darle crédito, aunque siempre estaban juntos, de la mano, abrazados...sólo una vez se besaron frente a mí.
2015 enero/junio:
Era mi último semestre.
El anterior había sido difícil: terminar con el amor de mi vida –o quien creí lo era–. Empezar el proyecto tesis para titularme porque, con él o sin él, la vida, los planes, el futuro, seguían. Verlos juntos mientras tenía que pretender que no me dolía la falta de una maldita explicación.
Bajé de peso. Consideré volver al alcohol. Pero, ¡Hey!, ya no era un maldito adolescente, tenía que aceptar los corazones rotos y seguir... Eso y que Arturo amenazó con mudarse a mi casa si seguía compadeciéndome y hundiéndome en la depresión.
Empecé a escribir: 250 cartas en total. Nunca le envié ninguna. Siguen todas intactas hasta la fecha.
Elegí un tema de tesis que él habría amado, uno de los Intertextos que usé fue El diablo enamorado porque sí, soy masoquista.
Entré al taller de Teatro ese último semestre. No soy bueno actuando, pero gusta. El día de la presentación, un par de semanas antes de la graduación, iba saliendo del salón de decoración cuando Arturo me detuvo: —¡Adivina quién vino a verte!
No sentí mariposas. No. No me emocioné. No me detuve tras un pilar a mirar hacia el público. Y no, definitivamente no terminó de desgarrarse mi corazón cuando los vi sentados juntos.
Sonreí. —Vienen juntos. Pero gracias por intentarlo.
Sentí su mirada durante todo el primer acto, que era el único donde yo salía. Mis ojos se clavaron en las personas de la última fila mientras decía mis líneas... No lo miré, no hasta que ya iba de salida. Las lágrimas que tanto me costaron en los ensayos...ese día fluyeron con facilidad.
En junio fue mi graduación. Mi familia, mis amigos estaban ahí. Enormes sonrisas, flores, regalos, globos, felicitaciones cliché.
Cuando subí por mi diploma, creí ver su espalda alejarse de las gradas, pero fue sólo mi imaginación. Magnus no estaba ahí.
2015 junio/diciembre:
No podía evitar Letras, aun cuando ya me había graduado, tenía que seguir yendo a mis asesorías de tesis, y mi maestro era un impuntual, por su culpa siempre me tocaba esperar solo –con el celular o un libro en las manos– y pretender que no los veía a ellos.
Nuestra madrina de generación era la maestra de Teatro. Ese semestre me invitó a su nueva obra. Yo acepté gustoso, era en diciembre, las obras en invierno son las mejores. Cuando me invitó ya se le habían agotado los programas.
—No importa. Dígame el nombre para buscar, al menos, de qué trata.
Ella lo hizo, con una enorme sonrisa, feliz de que los ex alumnos no perdiéramos contacto.
Invité a Arturo que aceptó a regañadientes. No supe por qué hasta que llegué y lo vi.
Él era el antagonista, y la protagonista...sí, era la pelirroja a su lado.
Ellos no quedaban juntos en la obra, pero la última escena era de ellos. Su mano en la de él, sus miradas fijas en la contraria mientras él la dejaba libre para ser feliz con el hombre que realmente amaba.
El sentimiento en esas miradas no podía ser actuación. Tuve que sonreír y aplaudir a mi pesar, lo hicieron bien. Me puse de pie con el resto del público, sintiendo que en esto nos habíamos convertido: espectadores en la vida del otro.
Le pedí a Arturo que esperara y fui a felicitar y despedirme de la maestra. Ahí estaban ellos, tuve que quedarme al brindis, mis palabras fueron para él aunque parecían para la obra: —Lo hacen mejor que nosotros.
No me refería a que su obra fue mejor, me refería a ellos, a Magnus y Sibel, y él lo sabía. Me sostuvo la mirada. —Gracias.
Di media vuelta, sabiendo que esa era mi señal para salir de su vida, y me fui.
2016:
Mi titulación fue en 2016, un año después. La felicidad era enorme ese día, mi celular no dejaba de vibrar con felicitaciones, pensé que era el alcohol en mis venas cuando vi su mensaje en Facebook:
‹‹Felicidades. Te veías muy bien››
Pensé en responder, pero recordé su último mensaje anterior a ese, después del teatro: ‹‹Podemos tener una historia interminable››
No. No podíamos. Yo tenía que seguir.
Presioné ELIMINAR CONVERSACIÓN y seguí disfrutando de mi noche, con las personas de mi vida.
Él no estaba ahí. Podía seguir en mi corazón, pero no en mi vida."
Escribo las últimas tres letras: FIN.
Entrego el borrador y, una semana después, me informan:
El 8 de octubre es la presentación. Será en Guanajuato.
* * *
Uf, queda sólo el epílogo y los extras 😭
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Amor entre libros (Malec)/DISPONIBLE EN FÍSICO
FanfictionTERMINADA/DISPONIBLE EN FÍSICO» Alec es un simple chico que nunca se ha enamorado. ¿O tal vez sí? Aquella vez, durante la preparatoria, cuando conoció a un chico de esos que llaman la atención de todos, pero no se acercan a cualquiera, no son acce...