10- ¡¿Que?!

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LAIA:
Estaba sentada en una banca discutiendo con Hannah, Mike, Aria y Steven por quien era más inteligente, obviamente gane yo ¡JA! ¡En tu cara Aria! (No es cierto en realidad gano ella pero como no me gusta perder simplemente lo tomo).

Nos levantamos y nos dirigimos a nuestra siguiente materia, o sea, educación física. Me puse el uniforme que consistía en un short deportivo y una remera también deportiva. Digamos que yo no tenía un cuerpo digno de una modelo de Victoria's secret pero tampoco me sentía incomoda con mi cuerpo, estaba bien. Este uniforme era bastante ajustado para mi, pero no soy de las que les importe mucho lo que digan. Si esto por ejemplo se lo hubieran dado a Jade, no dudó en que les haya pegado una patada en el trasero, porque así es ella. Dudo mucho que ya no haya pasado en una de sus clases de Educación Física.

Llegamos al campo y escucho mi nombre a lo lejos. Frunzo el ceño algo confundida, ya que mis amigos no habían sido pues estaban a mi lado y esa era una clara voz masculina. Supuse de quien se trataba y giré los ojos mostrando mi exasperación.

—¡LAIA!— Gritó nuevamente y por fin me di vuelta—  ¡ja! Ya se tu nombre, ahora quiero mi premio— dijo inclinando su cabeza toda transpirada y haciendo un beso con sus labios, inmediatamente puse cara de asco.

—No tendrás ningún regalo, maldito idiota. Deja de seguirme y de buscarme, psicópata— le dije cruelmente, generalmente soy amable y graciosa con las personas, pero sólo con las que se lo merecen y el claramente no era el caso.

Oí una voz femenina demasiado fina para mi gusto y al inclinarme vi que detrás de él venia corriendo desaforada la rubia del otro día, la que se burló de Kat, mis puños automáticamente se cerraron dispuestos a golpearla. Al llegar a nuestro lado me miro de arriba abajo.

—¿Que coño miras maldita rubia hueca?— dije sorprendiéndome a mí misma, que que de repente me he convertido en la maldita Jade, sacudí mi cabeza dejando fuera todos esos pensamientos extraños y me dispuse a escuchar a la zorra.

—Solo vengo a hablar con mi NOVIO— dijo enfatizando la palabra "novio", claramente marcando su territorio, oye amiga tranquila ese idiota es todo tuyo.

—Linda, voy en unos segundos déjame decirle algo a Laia— dijo mirándola a ella quien rechisto un rato pero finalmente obedeció.

El me miro con una estúpida sonrisa que quise borrar de un golpe.

—Vete, no quiero saber nada contigo, se que te cuesta entenderlo pero lo qué haces está mal, es acoso y no dudaré en denunciarte— dije mirándolo fijamente a los ojos.

—¡Oh!—Exclamó haciendo una pose de drama queen a lo que yo reí internamente, que Idiota es—¡la princesita me rechazó! ¿que haré ahora?—siguió con su absurda actuación. La parte Jade salió de mi sin dejarme siquiera pensarlo dos veces

—Te diré lo que harás— dije haciendo mi sonrisa más cínica—Si logras bajarle los pantalones a el profesor, te daré un beso— le dije sabiendo que no lo haría ni en un millón de años, ¿quien realmente lo haría? De la gente que conozco hasta ahora en mi vida, solo Jade.

—Pan comido— dijo para después trotar hasta el profesor y hacer la apuesta que habíamos acordado, yo por mi parte me empecé a reír como psicópata, pero cuando caí en que él había ganado y probablemente quiera su premio quise matarme, no creí que de verdad lo hiciera.

Hasta que cuando lo vi corriendo hacia mi se prendió una lampara dentro de mi, "CORRE" me dije a mi misma, obviamente me hice caso pero luego unas manos se posaron en mi cintura haciéndome volver por donde vine, ¡mierda! y por segunda vez en el día se prendió mi lamparita.

—Okay.. Quiero mi beso— Me reclamó yo asenti con mi cabeza.

—Claro sólo.. cierra los ojos—dije y cuando me hizo caso de un saltito le di un beso en la mejilla, luego si salí corriendo como una loca que escapo del manicomio mientras el gritaba que volviera.

—¡HEY! ¡ESTO NO SE QUEDARA ASÍ LAIA! TE LO COBRARE ¡NO TE PREOCUPES!—Gritó mientras yo reía, en un instante sentí el cuerpo de alguien frente a mi, me choque con Steven.

—Lo siento Steven—dije dándole una sonrisa

—No pasa nada peque—si, ese es el ridículo apodo que me puso.

—Entonces nos vemos— le dije agitando mi mano para dirigirme a mi próxima clase.

—¡HEY espera!—me dijo—¿tienes, ya sabes... algo que hacer hoy después del colegio?—pregunto con un deje de nerviosísimo que me hizo fruncir el ceño, ¿que le da vergüenza?

—No ¿porque?—pregunte, sabía lo que quería decirme, pero en el fondo quería que él me lo dijera.

—Quería saber si quieres pasar a tomar un helado.

—Claro nos vemos a la salida— dije plantandole un beso en la mejilla, mis amigos me advirtieron del chico este, el "popular", dijeron que no era una buena persona y que su nombre es Francisco, me gusta su nombre pero de ahora en más escucharlo me produce dolor de cabeza. Hablando de él, estuvo toda la semana queriendo acercarse a mi y es sumamente insoportable.

Cuando llegue a la siguiente clase que era Matemática, encontré al salón vacío y me acomode en un asiento atrás de todo.

Cuando ya estaban todos sentados note entrar a Francisco con una morocha agarrada de la cintura, rodé los ojos.

Era lo que creí, es un maldito mujeriego a su otro lado se encuentra un chico de cabello castaño y ojos castaños, según lo que escuche es Cameron y junto a Francisco son como los más populares, pero para mi sólo son dos idiotas queriendo llamar la atención. Miré a la morocha que estaba junto a Francisco y vi que en un momento ella le Tocó su parte baja y no pude evitar que un ruido extraño salga de mi garganta, era un sonido de asombro, no puede ser tan desubicada.

Toda la clase me miro desde su lugar, ¿no tenía otra cosa que hacer? Es exasperante. Cada vez que me dirigía la mirada yo lo evitaba.

—Chicos vamos a hacer un trabajo en conjunto, de a dos— mire a todos mis compañeros, con quien sea que me toque espero que no sea un maduro vago— Decidí ubicar a los alumnos que tienen más problemas con la materia junto con los que mejores notas tienen, para ver si se contagian un poco de saber— rió el profesor con el peor chiste contado en este mundo, por lógica nadie rió con él, me dio un poco de lastima, pero rápidamente siguió nombrando los grupos.

No es por nada pero yo tenía muy buenas notas, sería la ¿tercera? Quizá de mi clase, por lo tanto me tocara con alguien que probablemente no haga nada, me recosté en la silla frustrada.

—Gómez con...— miro su libreta—Donnet—miro hacia la clase devuelta—¿Me faltó nombrar a alguien?— preguntó a lo que dije "Yo" al mismo tiempo que otra voz que no noté de quién provino —Perfecto, Connor y Thomson el último grupo— dijo.

—¿QUE?—Grite obteniendo las miradas de todos en mi.

—Lo que escucho señorita siéntese, por favor—me ordenó el profesor.

Cuando la clase termino me acerqué a el profesor.

—Profesor Gutiérrez— Lo llame— ¿Puedo hablar con usted?—él asintió mientras sigui escribiendo algo en su hoja, rodé los ojos al notar que no me estaba escuchando realmente.

—Quiero cambiar de compañero— dije sin rodeos, él levanto su cabeza y me miro.

—Eso no será posible señorita Connor— Contestó secamente y para cuando quise reprochar ya había salido de el aula y estaba completamente sola.

Hasta que escuche una risa detrás mío.

—Bueno— dijo la voz de todas mis pesadillas— Por lo menos lo intentaste— sonrió cínicamente.

—Eres un bastardo— Le dije y salí hecha una furia hacia la salida dejándolo solo en el aula, pues tenía que ir a tomar un helado con Steven.

QuintillizasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora