KATIE:
El calendario marcaba el día lunes, primer día de la semana luego de la gran fiesta que dio que hablar, mis hermanas y yo decidimos no mediar palabras de aquella noche ya que al parecer a todas nos fue mal.Me encontraba caminando por los pasillos, cuando de repente siento una mano tomar mi muñeca, por ende evito que siguiera avanzando y me gire bruscamente a buscar al responsable.
— Katherine, te necesito, necesito que estés conmigo, perdóname no quise que nada de esto pasara, pero por favor, no te vayas con él— murmuro. Fruncí el ceño ¿irme con quien?
—¿Que dices Cameron? — Pregunté sería, él me miro confundido.
—Laia me dijo en la fiesta que te irías con...— al parecer algo paso por su mente y cambió su rostro— Maldita...— susurró, pero ya era tarde, yo lo había oído.
—¿Que dices? Que sea la última vez que hablas así de mi hermana oíste— rugí y para cuando me di cuenta lo sostenía por el cuello de la camisa y todo el mundo nos observaba. Lo solté como si éste quemara.
Suspire y intente irme de allí pero nuevamente una mano me lo impidió, estaba lista para darle un golpe cuando me di cuenta de que se trataba de una morena que se encontraba a su lado. Creo haber oído que su nombre es Caroline. La mire levantando las cejas para que hablara.
—Niña— dijo con desprecio notable— Mira, te lo diré claro para que tu pequeño cerebro lo entienda, aunque te hayas acostado con él— dijo señalando a Cameron que no sabía que hacer, lo mire decepcionada— que sepas que es mío y tu jamás serás nadie— concluyó.
Y al instante sentí cuatro conocidas presencias para mi, mis hermanas, como siempre, habían venido a defenderme, pero resulta que me encontraba harta de siempre ser la pobrecita que no mata una mosca, algo se retorció en mi y di un paso adelante haciendo que todos hagan un suspiro.
—Mira, yo te lo explicaré a ti, hueca— solté y ella se tapó la boca con ambas manos— Creo que él es todo tuyo, se merecen el uno al otro— dije para darme la vuelta y marcharme pero entonces oí la voz de Cameron entrar a la conversación.
—Esperen, debo dejar algo claro aquí— dijo mirando a Caroline— tu no eres mi dueña y puedo acostarme con quien me de la real gana— rugió, ella casi se desmaya y yo sonreí— y tu— dijo mirándome a mi— realmente me gustas y quisiera que me perdonaras, así que aquí, ante media institución te pido perdón por todo el mal que te he causado, Katie, lo siento— en sus ojos había real arrepentimiento, pero no sabía que debía hacer exactamente, para estas alturas mi personalidad había vuelto a ser la de antes, la original.
El camino hacia mi y yo estaba totalmente inmóvil, me mente iba a diez mil por hora y mi corazón al triple de potencia. Estaba segura de que moriría de una taquicardia hasta que un beso me sacó de mis pensamientos.
¡Él me estaba besando! Vaya... cuanto había extrañado sus besos desde el de la fiesta.
Todo el mundo comenzó a aplaudir pero mi mente los anuló dejándome a mi y a Cameron solos en el pasillo del instituto.
Allí supe que él estaba realmente arrepentido y no mentía. Él me había pedido perdón de corazón y yo sabía que no es una mala persona.
Le devolví el beso cayendo en cuenta de que entre tantos pensamientos diferentes no lo estaba haciendo.
Unos segundos después mis ojos se abrieron al mismo instante en el que él se alejaba de mi, quise suplicar por más, pero sería demasiado.
Nuestras miradas se conectaron como nunca antes, pero cuatro pares de manos me tiraron hacia atrás alejándome de Cameron. Mis hermanas me metieron a un salón vacío y Jade dirigió su mano abruptamente contra mi mejilla, ésta quedó roja y yo me quejé.
—¿Que haces? ¿Estás loca?— pregunté alterada.
—Lo siento es que no te movías y entre en pánico— se disculpó.
—Tu estás loca— habló Laia.
—No, no lo está, esta enamorada— dijo Chloe con sus manos juntas y dando pequeños saltitos.
—Creo que es poco razonable que le des una oportunidad más solo por un perdón que ni sabes si es verdadero— murmuro Hailey.
Todas miraron a Jade esperando que opinase.
—Opinó igual que Laia, a mi no me miren— dijo desligándose.
Yo las mire a las cuatro atónita.
—¡Oh! ¿Entonces qué dicen?— Fingí interés en sus críticas siguiéndole la corriente.
—Que lo pienses mejor— dijo Laia.
—Entiendo que estén enojadas con él, pero que les hace creer que recibiría consejos de una persona que no puede admitir sus sentimientos hacia una mujer, de una chica que se enamoro de su profesor de literatura y no lo ve, de otra que no sabe lo que debe hacer aunque lo tenga ante sus ojos y de una que no acepta que se enamoro del chico que inició con esta maldita apuesta en un principio.
—¿Que?— murmuraron las cuatro al unísono.
—Maldición, Katie ¿quien es el chico que inició la apuesta?— preguntó inocentemente Laia.
Mire sus ojos y por un momento deseé no decirle nada, pero es que ella habla de mi como si su historia fuera perfecta.
—Francisco— solté y vi como abría grandes sus ojos. Seguramente estaba pensando en las posibles maneras de asesinarlo por haberme hecho daño, al instante me arrepentí de haber abierto la boca.
ESTÁS LEYENDO
Quintillizas
RomanceTodo comenzó una noche de borrachera, Ellie Swift y Adam Connor estaban oficialmente casados, aunque eso no les había impedido tener antes al pequeño Austin de tan solo dos años de edad. Esa noche saldrían a divertirse debido a que pensaban ponerse...