UNA PLEBEYA CON MALA SUERTE

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Pov

Mi nombre es Tsukiyomi Megumi, tengo quince años de edad y medio... ¿mi físico? Soy de estatura media, cabellera larga de color azul marino y suelo peinármela siempre trenzado hacia atrás sin dejarme ningún mechón o flequillo en el rostro, pienso que es molesto e innecesario. Mis ojos son grandes de color turquesa, pero no se lucen tanto por esas enormes gafas redondas que suelo usar porque las necesito y no tengo dinero para comprarme unas más modernas, pero la verdad no me importa porque no soy una persona vanidosa que se preocupe en su físico, tengo otros intereses. Mi rostro es afilado con facciones finas y delicadas más las gafas que uso no dejan ver del todo mi rostro. MI piel es clara y mi cuerpo es delgado y exquisito, siempre suelo usar ropa holgada, como dije no soy vanidosa y mostrar mi cuerpo con ropa ceñida o moderna no me llama la atención.

¿Mi personalidad? Soy seria, aunque con mis amigos me desenvuelvo mas, incluso se podría decir que hasta soy juguetona. Mi meta en la vida es superarme, me encanta estudiar, así que algunos suelen decirme que soy una come libros.

Vivo solo con mi padre, ya que mi madre murió cuando yo era un bebé. Mi padre me mima y cuida mucho, hasta podría decir que exagera, pero no le discuto nada, además que no me gusta pedirle cosas porque sé que él se esfuerza mucho para darme lo mejor. Siempre llega cansado a casa ya que trabaja todo el día. No le discuto nada porque eso me enseño a ser una persona completamente independiente.

Siempre he querido estudiar en las mejores escuelas para aprender más, porque me encanta conocer y saber de todo. Con mucho esfuerzo hice mi sueño realidad, logre ganarme una beca en la mejor escuela del país; Eitoku Gakuen. Sabía que mi padre nunca podría pagarme una escuela así llena de niños ricos y mimados, y jamás le exigiría a mi padre que me pagara una escuela así, por eso me propuse ganarme esa beca para yo misma lograr mi sueño.

Mi padre me felicito y se puso muy feliz cuando supo que entraría a Eitoku Gakuen, y para que lo niego yo también lo estaba. Recuerdo que cuando me anunciaron que había ganado la beca mi padre no fue a trabajar y me llevo a rastras a celebrar. La verdad no me negué porque sabía que él se pondría triste porque casi siempre me niego a que me lleve a comer fuera cuando él quiere celebrar algo, pero no es que lo haga porque no me guste, más bien lo hago porque no me gusta que el dinero que mi padre se gana con tanto esfuerzo lo gaste en lujos como esos cuando yo puedo cocinar en casa, pero ese día lo vi tan emocionado que no pude negarme y deje que me arrastrara a donde sea, pero eso no evito que tratara de no pedirle mucho para no hacerlo gastar tanto. Mi padre solo me sonrió levemente negando resignado, pero no dijo nada mas sabiendo que no me haría cambiar de opinión. Aunque él se tomo la molestia de ordenar mi postre favorito, un pastel de chocolate lleno de fresas y lo hizo sin que me diera cuenta, me sentí un poco mal al hacerlo gastar, pero mi padre me dijo que era mi regalo por lograr tanto yo sola. Admito que luche con las lágrimas para que se me salieran, esos detalles en mi padre siempre me hacen ponerme muy feliz, así que dedicándole una gran sonrisa acepte muy gustosa su regalo.

Ahí estaba muy feliz de entrar al Eitoku Gakuen, pero ahora que llevo unos meses ahí, mi sueño se convirtió en un fastidio. Mis compañeros son unos presumidos que siempre me ven por debajo del hombro solo por ser una becada, los únicos que me ven como su igual a pesar de ser también chicos de dinero son los chicos con los que me junto, tres van en mi mismo salón y uno va en tercer año ya, sus nombres son Chouji, Lee-sempai, Shino y mi mejor amigo Sai, con ellos me junto a comer en el receso y ellos no se burlan de mi por ser una becada, son muy buenos amigos y al ser la única mujer que se junta con ellos me consienten mucho y siempre son muy detallistas.

¡YO NO SOY GAY!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora