Capítulo 1

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El reloj marcaba exactamente las 5:30 AM de un nuevo día, cuando la alarma de Kaitlyn sonó e interrumpió, el armonioso silencio que reinaba en su habitación, una nueva semana laboral comenzaba y aunque le encantaba su actual puesto de trabajo, odiaba los lunes, los odiaba a morir.

—Maldición— soltó en voz baja, tras desactivar la alarma—muero de sueño—agregó todavía adormilada—. La noche anterior, se había desvelado hasta muy tarde, viendo películas con Nina, su mejor amiga, quien rentaba en el departamento de abajo.

Kait ¿qué hora es? —preguntó su amiga somnolienta junto a ella.

—Las cinco y media—murmuró, cubriéndose más con el edredón— dormiré solo cinco minutos más, de verdad lo necesito.

—No creo que sea buena idea, ¿no me dijiste que hoy presentaban al nuevo CEO en tu trabajo? —supongo que todos llegarán más temprano de lo habitual y tú, no deberías ser la excepción—la voz de nina sonaba apagada, era obvio que estaba hablando en automático.

—¡Oh, carajo! — vociferó Kaitlyn, levantándose de un salto de la cama y llevándose con ello, cualquier rastro de sueño—. Tú también deberías levantarte, se te va a hacer tarde.

—Desafortunadamente sí, yo también debo presentarme más temprano a trabajar hoy— dijo Nina, buscando con torpeza sus pantuflas rosas de cerdito—Bueno, Kait, me voy, nos vemos en la noche, pasas por mi departamento y me acompañas a cenar ¿sí?

—Por supuesto—confirmó esta, entrando de prisa a la ducha.

—BIEN, NOS VEMOS AL RATO—gritó la pelinegra.

—CIERRA BIEN CUANDO SALGAS, POR FAVOR.

—CLARO.

Mientras el agua fría resbalaba por su cabeza y terminaba de despertarla, comenzó a sentirse raramente nerviosa y pensativa, el hijo de Edward Miller, al quien obviamente aún no conocía, sería el nuevo presidente de Enterprise Global Miller Holdings y eso la asustaba, pero lo que más le preocupaba, era que muy probablemente, con su presencia, el ambiente en la empresa, cambiaría por completo. No podía dejar de pensar en que quizás, sería un joven arrogante y, sobre todo, orgulloso, todo lo opuesto a su padre, quien era de lo más tranquilo, divertido y jovial. Comenzó a temer por su reciente promoción y esperaba que, su repentina llegada, no le afectara en nada, pues su nuevo puesto, se lo había ganado a base de arduo trabajo y por supuesto, debido a la importante licitación, que logró ganar para la empresa.

Salió de la ducha sin emoción alguna e inició la búsqueda de algo formal, elegante y muy bonito en su extenso closet. No era una chica adinerada, su familia apenas pertenecía a la clase media, sin embargo, el tiempo que llevaba laborando para la empresa Miller, le había abierto muchas puertas y evidentemente, todo eso, se debía, a su indudable astucia e inteligencia, por lo que, en su vida, todo marchaba muy bien y ya que disponía de un excelente sueldo, se podía permitir ciertos gustos y uno de esos era, su amor por el shopping y su exquisito gusto por la moda, claro, por aquello que estuviera a su alcance.

Optó por un bonito vestido rosa palo entallado al cuerpo, que resaltaba perfectamente sus agraciadas y atractivas curvas, sandalias de tacón fino en tono beige, blazer a combinación con estas, su larga cabellera la onduló y la dejó suelta, se maquilló natural, profesional y sofisticada a la vez y finalizó con un brillo rosa sobre los labios, que hacía lucir estos bastantes tentadores y llamativos.

Una vez lista, se fue a la cocina, se preparó una granola con yogurt natural, miel y frutas, cuidaba mucho su figura y alimentación, tomó también una manzana verde del refrigerador para merendarla luego, la guardó en una bolsita de ziploc y la metió en su bolso, regresó a la habitación a cepillarse los dientes y retocarse el labial.

Irresistiblemente ProhibidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora