Capítulo 24

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El resto de esa tarde, Kaitlyn no pudo encontrar calma, la incertidumbre por saber de Christopher y lo que supuestamente hablaría con Camila, la tenía con el alma en vilo, la ansiedad y la angustia la estaban matando. Él le había prometido que acabaría su relación, sin embargo, ya no estaba tan segura de que eso hubiera pasado, pues ya habían trascurrido varias horas desde lo acontecido y todavía no había recibido una sola llamada o mensaje por parte de él, lo que no le daba muy buena espina, a pesar de que se negaba a desconfiar.

Llegó a su departamento y durante todo ese tiempo, le fue imposible despegarse del celular. Exactamente a las 20 horas, el timbre sonó con insistencia y corrió a abrirlo creyendo que era él, pero no, era Nina, lo que la decepcionó y a la vez, emocionó, ya que llevaba tres semanas sin ver a su mejor amiga, así que ambas se abrazaron entusiasmadas.

Más tarde y bastante desanimada, Kaitlyn, inició a relatarle a la pelinegra, todo lo acontecido en su ausencia, le habló del viaje a Miami, de lo que había pasado ahí, la declaración de amor de Christopher, sus promesas, en fin, todo lo que había pasado entre ellos, para cuando terminaron de ponerse al día, era casi media noche y ninguna se percató de la hora hasta ese preciso momento. Nina, al verla ansiosa y desesperada, trató de calmarla y le aconsejó, que tuviera paciencia, ya que, confiaba en que el empresario tuviera alguna explicación para su amiga del alma, sin embargo, todo se volvió más confuso, cuando los días comenzaron a transcurrir y no hubo ninguna novedad de él, parecía como si se lo había tragado la tierra.

La castaña no pudo evitar sentir desilusión por su indiferencia y repentino distanciamiento, no había vuelto a saber nada de él, a pesar, de que conocía de sobra, que estaba en la empresa como todos los días, con la excepción, que no había intentado comunicarse con ella, por lo que, lo único que pudo deducir, fue que sus promesas se las había llevado el viento y que seguramente, su relación con Camila, seguía igual que cuando lo conoció.

Pensar todo aquello le provocó un fuerte y agudo dolor en el pecho, creer que posiblemente lo de él, solo había sido algo pasajero o una mera y efímera atracción, le daba escalofríos y nauseas. Total, que ese viernes, al terminar la jornada laboral, rompió en llanto en la soledad de su oficina, había tenido la esperanza de que la llamaría y debido a eso, se había quedado un rato más, sin embargo, no fue así, Christopher Miller, había desaparecido.

Se puso en pie y se limpió las lágrimas con enojo e impotencia, al sentirse una completa tonta por haber creído en él y en sus falsas palabras de amor. No iba a reclamarle nada, mucho menos lo buscaría y tampoco iba a juzgarlo, porque la única ingenua que se había ilusionado, era ella y es que no podía esperar nada más, era obvio, que él no terminaría una relación de tantos años, por un amorío de una noche y eso era lo que ella representaba. Fue una estúpida al pensar que las cosas serían diferentes.

Christopher se sentía como un completo cobarde, al ser consciente, de que había empeorado todo al no llamarla, pero, aunque no tuviera justificación, no tenía el valor de verle a la cara y decirle que su novia estaba embarazada y menos, después de lo que le había prometido ¿Con qué cara la vería? Temía ver su reacción, le asustaba ver la desilusión que seguramente embargaría sus bonitos y vivaces ojos verdes, sentía pánico de imaginar que lo rechazaría, además, ni siquiera había podido decirle la verdad a Camila, pues luego de que ella le había dado la noticia, se quedó en una especie de shock del que todavía no se recuperaba, la idea de ser papá nunca le disgustó, pero, sencillamente, no estaba preparado todavía y peor, si no era al lado de la mujer que de verdad amaba.

¿Qué debía hacer? ¿Qué decisión debía tomar? ¿Estaría dispuesta Kaitlyn a aceptarlo a pesar de lo que estaba pasando? Después de todo, estaban en pleno siglo XXI y un hijo no era impedimento para rehacer su vida, él podía fácilmente hacerse cargo del bebé, amarlo, darle su apellido y todo lo que implicara ser un excelente papá, como el señor Miller lo había sido con él y para eso, no necesariamente, tenía que seguir con Camila.

Irresistiblemente ProhibidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora