Capítulo 6

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Christopher se percató de su presencia casi de inmediato y se puso en pie para recibir a su sonriente novia.

—Hola, mi amor, pensé que todavía no habías llegado—manifestó Camila, mientras le daba un abrazo y un beso en los labios.

—Discúlpame, olvidé avisarte, es que me topé con los chicos y lo pasé por alto, — se disculpó este—. Aparte, dejé el móvil en la camioneta.

—No hay problema, cariño—susurró ella, viendo hacia donde estaban todos sentados.

Christopher volteó hacia el grupo y la presentó.

—Chicos, les presento a Camila, mi novia, Camila, ellos son parte del equipo más cercano con el que trabajo en la empresa.

—Un placer conocerlos a todos—expresó esta, muy sonriente y segura de sí misma.

Todos devolvieron el saludo amablemente.

La rubia barrió con la mirada por toda la mesa y se detuvo unos segundos en Kaitlyn.

—Bueno, amor, voy a jugar un rato con las chicas, te dejo para que te diviertas con tus amigos, al salir nos vamos juntos ¿sí?

—Claro, yo te paso a buscar luego.

—Está bien—. Se abrazaron de nuevo y se dieron un rápido beso.

Kaitlyn no pudo evitar sentir una pequeña punzada en el pecho al ver la escena, así que optó por buscar su móvil para responderle un mensaje a Nina. ¿Qué fue aquello? ¿Por qué se había sentido así? —se preguntó.

—Hasta luego, chicos— se despidió Camila y miró por última vez a la más joven del grupo.

Al tomar asiento, Christopher dirigió su mirada a Kaitlyn, pero, ella no lo vio más, sentía la absoluta necesidad de conectar con sus ojos, sin embargo, eso ya no pasó. Ella, por su parte, evitó mirarlo a toda costa, no podía seguir haciéndolo, no era correcto y menos, cuando era claramente consciente de que, lo hacía, porque se sentía atraída y eso ya no lo podía negar, él le gustaba y le gustaba mucho.

Cuando decidieron jugar otra ronda y se pusieron de pie para salir, el señor y la señora Miller, ingresaron al lugar. Todos los saludaron muy efusivos y emocionados y cuando ya estaban despidiéndose para regresar a la cacha, el señor Miller se dirigió explícitamente a Kaitlyn.

—Señorita Johnson, ¿cómo le va? ¡Que gusto me da verla por aquí!

—Señor Miller, para mí también es un enorme gusto verlo de nuevo y, sobre todo, muy bien acompañado—. Pero, tengo que reprocharle que no ha cumplido su promesa de pasarse de vez en cuando por la empresa, se le extraña mucho por allá.

Él sonrió complacido.

—Y yo igual los extraño a ustedes, aunque, debo admitir, que me agrada mi nueva vida, tengo más tiempo para estar en casa y compartir con los míos, además, no tengo nada de qué preocuparme, sé que la empresa, no puede estar en mejores manos que las de mi hijo.

—Y tiene razón en eso— contestó ella sonriendo y dirigiendo una rápida mirada a Christopher, quien la miraba atentamente—. Su hijo ha hecho un excelente trabajo todas estas semanas.

—Me alegra mucho escuchar eso y más me alegra, saber que todos ustedes se llevan tan bien—. Por cierto, supongo que no conocía a mi esposa, Esmeralda, querida, ella es la señorita Johnson, la inteligente jovencita de la que muchas veces te he platicado—presentó este orgulloso.

—Es un placer conocerte, hermosa, he escuchado solo muy buenas referencias tuyas, Edward no se cansa de hablar maravillas de ti—comentó la guapa señora con amabilidad.

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