Irresistiblemente Prohibido

Capítulo 18

Los quince días siguientes pasaron de prisa, por lo que, finalmente el proyecto, fue culminado. Durante esas dos semanas, Kaitlyn mantuvo la mayor distancia posible de Christopher en lo que a lo personal se refería, luego de enterarse del futuro compromiso de este con su novia, le había quedado muy en claro, que la única que iba a salir lastimada en todo eso, era ella, así que para ahorrarse malos ratos y más decepciones, decidió que sería fuerte, que se abstendría de sus sentimientos y volvería a ser la misma de antes, sin demostrar la más mínima muestra de admiración por él y así lo hizo, con mucha dificultad porque su presencia la ponía débil, pero lo hizo.

Por su parte, Christopher, se mantuvo en la misma posición, luego de aquel arrebato de celos e impotencia, que claramente había tenido en la fiesta de cumpleaños de su padre, llegó a la coherente conclusión, de que, nada lograría con alimentar o alentar sus sentimientos hacia Kaitlyn. Se negaba a fallarle a Camila más de lo que ya lo había hecho y también, se negaba a que la castaña, dueña de sus suspiros, sentimientos y deseos, se viera comprometida u obligada a renunciar al trabajo que tanto amaba por su culpa, además, un detalle importante que no podía obviar, era que, como bien sabía, ella no era una mujer a la que se le podía ofrecer algo indecoroso y menos, ser la segunda en cuestión, cuando evidentemente, muchos darían lo que fuera por tenerla en primer lugar en todo y en realidad, eso era algo que él nunca haría, ni siquiera lo consideraría y por mucho que quisiera ofrecerle algo distinto, serio, desafortunadamente, no podía.

De más estaba decir, que le era muy difícil concentrase en el trabajo, extrañaba demasiado verla, extrañaba sentir su olor, su cercanía, escuchar su voz y ver su bonita sonrisa y si había pensado que dejando de frecuentarla iba a poder estar en paz, se equivocó, porque estaba más intranquilo que antes, pasaba todo el tiempo pensándola, cada minuto añorándola, cada segundo anhelando volver a tenerla entre sus brazos y besarla. Por las tardes, repentinamente se hallaba trabajando en la sala de juntas, ese se había vuelto su lugar favorito, aparte de que le traía solo buenos recuerdos.

Kaitlyn tampoco podía sacárselo de la cabeza, se sentía ajena a su propia oficina, incluso, a veces sentía la necesidad de buscarlo con cualquier excusa tonta, sin embargo, se contenía, sabía que eso no la llevaría a ningún lado y esperaba que con paso del tiempo, pudiera olvidarlo, porque vivir con ese sentimiento de angustia, no era vida.

Esa mañana de sábado, había quedado en salir a desayunar con Smith, le había insistido tanto, que no pudo decirle que no, además, últimamente se estaban llevando muy bien, eran un poco más unidos, como buenos amigos, aunque era consciente de que, si daba pie a algo más, el rubio no lo dejaría pasar y siendo sincera, se sentía bien en su compañía, le servía de mucha distracción y ayuda en ese momento de su vida. Y no salía con él precisamente por eso, sino, porque de verdad la pasaba bien y la hacía sonreír mucho. Habían quedado en ir al Centro Comercial y comer en alguno de los restaurantes de ahí, a las 10 de la mañana, Smith pasaría por ella.

Ese día, escogió un outfit bastante relajado, que consistía es unos jean levis azul celeste talle alto, de corte recto, lo combinó con una blusa blanca crop top de vestir con botones y unas plataformas rosa pálido a combinación con su cartera, se peinó en una media cola y se elaboró un maquillaje muy natural. A la hora estipulada, su compañero estaba puntual esperando por ella abajo.

—¡Wow! —Nunca dejas de sorprenderme, todo se te ve hermoso, Kaitlyn—la halagó, mientras le abría la puerta de la lujosa camioneta que llevaba ese día.

—Gracias, Smith—le sonrió sincera—aunque, no exageres, son solo unos jeans y una blusa cualquiera—añadió esta riendo.

—Naaa, a ti todo se te ve bien, podrías ponerte solo un costal sucio de papas encima y aun así, te verías preciosa.