Irresistiblemente Prohibido

Capítulo 26

Kaitlyn se puso rígida al escuchar esa voz tras ella, se secó los restos de lágrimas que aún mojaban sus mejillas y sin voltear, contestó.

—No debería de estar aquí, señor Miller, su lugar está adentro, con su prometida y su familia—dijo seca.

—Kaitlyn, por favor, deja de tratarme así y actuar como si nada hubiera pasado entre nosotros.

—Lo que sea que ocurrió entre nosotros, es cosa del pasado y yo ya lo olvidé, así que usted debería de hacer lo mismo—aseveró con dureza—. Dudo mucho que le sea difícil lograrlo, después de todo, para usted fue algo sin importancia.

Él se acercó varios pasos más hasta ella.

—No digas eso, porque no es así, por supuesto que me importó y todavía me importa, más de lo que crees.

—No fue lo que me pareció, pero bueno, eso ya no es algo que me quite el sueño—se puso en pie y continuó sin darle la cara— le ruego que se vaya, por favor, sería demasiado comprometedor si alguien lo encuentra aquí, conmigo, suficientes problemas tengo, como para lidiar con uno más.

—Nadie me vio salir y tampoco creo que alguien esté buscándome—manifestó seguro— lo único que deseo, es que me des unos pocos minutos y me permitas explicarte cómo pasó todo, dame la oportunidad de...

—Señor Miller, por favor— su voz sonaba dolida y hastiada— usted y yo no tenemos nada más que decirnos—replicó viéndolo por fin a los ojos—estoy cansada de todo esto, simplemente váyase y déjeme tranquila, no haga las cosas más difíciles.

Christopher negó, no podía ni quería dejar las cosas así.

—Solo déjame darte una explicación, por favor, es todo lo que te pido, no quiero terminar mal contigo.

—Mal terminamos hace mucho ¿o ya lo olvidó? —le reprochó—y con respecto a eso, ya nada podemos hacer—afirmó contundente—. Lamentablemente, ya no se puede cambiar lo que pasó, sin embargo, lo que sí quedó claro aquí y que es algo muy obvio, es que usted, jamás tuvo la intensión de dejar a su prometida, que sus palabras se las llevó le viento, que sus promesas, fueron una mentira y que yo, simplemente fui una aventura de una noche—lo vio negar y eso la encolerizó, por lo que unas rebeldes lágrimas, escaparon de sus ojos. —No se atreva a negar lo que está a la vista, señor Miller, además, no estoy pidiéndole que se haga responsable de nada, lo deslindo de cualquier culpa si es eso lo que le preocupa y si teme que se lo diga a alguien, puede dormir tranquilo, porque no lo haré, después de todo, la única perjudicada sería yo, además, será una vergüenza con la que lidiaré de por vida.

—Te equivocas, Kaitlyn y te equivocas demasiado, jamás fuiste, ni serás para mí una aventura, al contrario, lo que pasó esa noche fue maravilloso, algo que tuvo mucho significado y que me marcó para siempre, aparte, yo no soy del tipo de hombres que se divierte con las personas y muchos menos, al que le guste tener aventuras—se detuvo unos segundos y luego prosiguió—tampoco vine a buscarte por temor de que se lo digas a alguien, eso es lo que menos me preocupa, sé que hice mal en no llamarte todos esos días, reconozco de sobra que fui un cobarde y que por eso estás pensando lo peor de mí, pero créeme, lo que me estaba pasando era...

—No quiero escuchar sus falsas excusas—lo interrumpió cortante—no tiene ningún sentido que lo haga, porque no voy a creerle, además, no vamos a llegar a ningún lado, si es eso lo que pretende—lo miró con desconfianza—. Ah, no me diga que es eso lo que está buscando, ¿qué yo sea su amante? —le recriminó recelosa— porque de otra manera, no le veo justificación alguna para que esté aquí, cuando hace un rato, acaba de comprometerse— le echó en cara—. Si esas son sus intenciones, lamento desilusionarlo, señor y déjeme decirle, que perdió su tiempo conmigo, porque habré cometido un error, hecho que me pasó por ingenua, no obstante, me valoro mucho como persona y jamás me rebajaría a ser el plato de segunda mesa de nadie, bien dicen que de los errores se aprende y tenga por seguro, que yo aprendí bien de este.