—Buenas tardes, señor Miller—saludó ella muy educada, caminando despacio y galantemente hacia su escritorio, sin perder el contacto visual en ningún momento.
—Buenas tardes, señorita Johnson—respondió él, bastante asombrado de su presencia y elegancia, pero claramente sin mostrarlo.
Kaitlyn estaba ataviada con una falda tubo negra hasta las rodillas, una blusa cuello tortuga negra de mangas largas también ajustada al cuerpo, zapatos de pico altos del mismo color, a excepción de la suela roja, su cabello lo llevaba peinado en una coleta alta de caballo, maquillaje natural y labios de intenso carmesí.
Ella sonrió y él de devolvió el gesto, aquello fue tan espontaneo como natural y ninguno se percató de que, en ningún instante, habían dejado de mirarse.
—Primero que todo, dejemos a un lado los formalismos y no me hagas sentir tan viejo, porque no lo soy, puedes llamarme simplemente por mi nombre, Christopher, por favor—. Supongo que casi tenemos la misma edad y creo que, no sería ningún delito si nos tuteáramos.
Kaitlyn asintió en acuerdo.
—Según pude apreciar en la junta del lunes, somos los más jóvenes del equipo, no pasamos de los treinta ¿o me equivoco? —preguntó él con una sonrisa.
—Tengo veinticinco, así es que, no, no se equivoca—concordó tranquila.
—Perfecto, entonces, ¿tienes algún inconveniente con que nos tuteemos? —Me parece que, si vamos a trabajar juntos, sería bueno que ambos entremos en confianza y por supuesto, con el resto del equipo también—. Tómalo como una orden—bromeó.
Ella volvió a sonreír.
—En ese caso, creo que no me puedo negar—le siguió el juego.
Ambos sonrieron.
—Bien, te parece si comenzamos...— él hizo una pausa, seguido de un claro gesto para que ella dijera su nombre de pila.
—Kaitlyn, Kaitlyn Johnson.
—Estupendo, Kaitlyn... ¿te parece si comenzamos con la presentación?
—Cuando usted... cuando tú digas, lo siento—se disculpó nerviosa.
—No te preocupes, luego te vas a acostumbrar— siéntate, por favor—le señaló una silla frente a él.
—¿Tienes algún inconveniente si lo hacemos en la sala de juntas? —quiso saber ella—. Es que había pensado mostrártelo con el proyector.
—Ninguno, vamos—aceptó el magnate—. Abrió la puerta que conectaba su oficina con la sala de juntas y la dejó entrar primero.
—Gracias—dijo Kaitlyn, con un leve rubor que afortunadamente este no notó—Al pasar tan cerca de él, ambos percibieron el perfume del otro y por un segundo, solo un segundo, se perturbaron sus sentidos.
Una vez dentro, ella abrió su laptop y la conectó al equipo para reflejar todo en la pantalla, comenzó a buscar el archivo con la presentación, mientras Christopher la veía embelesado desde la cabecera del otro extremo de la larga mesa. Estaba muy atento a cada uno de sus movimientos, esta se movía con finesa, elegancia y soltura, pudo apreciar, que, además de un rostro precioso, tenía un cuerpo espectacular, fue en ese momento en que desvió la mirada y se recordó a sí mismo, que tenía una relación y que no era correcto, ver a una mujer de esa manera, a una que no fuera su novia, sin embargo, le era inevitable, porque extrañamente, Kaitlyn Johnson, provocaba como una especie de magnetismo sobre él.
—Bien, está todo listo, le parece... te parece, quiero decir—se ruborizó y guardó silencio—esto será más difícil de lo que pensé—se excusó apenada y lo escuchó sonreír.
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Irresistiblemente Prohibido
Romance🥇 #1 en Categoría Atracciones 06/06/19 🥇 #1 en Categoría Admiración 18/01/23 🥇 #1 en Categoría Pasión 15/06/20 Cristopher Miller, es hijo de un empresario multimillonario, dueño de una Franquicia de telecomunicaciones reconocida a Nivel Internac...
