Capítulo 27

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Los días continuaron pasando y la distancia entre ellos fue más notoria que en un principio, su trato era meramente profesional, ni la sombra de lo que fue un día. No había sonrisas, no habían miradas, no había palabras bonitas, había sido un romance corto, fugaz, donde no tuvieron tiempo de demostrarse todo ese amor que guardaban dentro y que cada día, los consumía en vida.

Los días en New York comenzaron a ser fríos, ventosos, con mucha nieve y lluvia. Las calles, las tiendas, comenzaban a verse iluminadas y decoradas con ese cálido toque navideño, la emoción y la magia de la época, ya se sentían en el aire.

Esa nevosa y lluviosa noche de jueves, Christopher estaba trabajando en su oficina y como ya era costumbre en él, detuvo lo que estaba haciendo y sus pensamientos se dirigieron a cierta castaña que lo tenía completamente trastornado y hechizado en cuerpo y alma. Rememoró los pocos y bonitos momentos que compartieron juntos, los besos apasionados y llenos de una química que jamás había compartido con nadie y con esa intensidad, las charlas amenas, las bromas, los juegos, todo eso que extrañaba con cada fibra y recóndito de su ser. Recordar todo aquello, despertó en él el deseo de buscarla, de hablarle y explicarle de una maldita vez, lo que en realidad había pasado. Miró su costoso reloj de pulsera, iban a dar ya las 21, dudaba mucho que siguiera a esa hora todavía en la oficina, pero, siendo tan aplicada como solía ser y con la cantidad de trabajo que tenían todas las áreas en esas últimas semanas del año, decidió ir en su busca, rogando a Dios encontrarla.

Al entrar a su área de trabajo, notó que casi todo estaba a oscuras y que no había nadie en sus cubículos, aparentemente, todos se habían marchado, sin embargo, precisamente la luz de su oficina, podía reflejarse bajo la puerta, lo que lo alegró enormemente, porque estaba seguro, de que, su viaje hasta ahí, no fue en vano. Se apresuró a acercarse y dio tres leves toques en la puerta.

Kaitlyn llevaba varios días quedándose hasta tarde y precisamente esa noche, estaba bastante concentrada en lo que hacía, no obstante, le extrañó que alguien la buscara a esa hora, aun así, autorizó el acceso a quien sea que estuviera distrayéndola de su arduo trabajo. Sus ojos verdes se abrieron de par en par al ver al precioso empresario ante ella, la voz se le atascó en la garganta y no pudo producir sonido alguno. Aquellos pozos grises la veían con vehemencia, con intensidad y sintió que sus nervios estallaron, cuando notó que él entraba en su despacho y de paso, le ponía seguro a la puerta. ¡Santo Dios!

—S-Señor Miller, ¿Q-Qué está haciendo aquí y por qué le pone seguro a la puerta? —preguntó nerviosa, mientras se ponía en pie, la sola presencia de él la perturbaba y alteraba, era demasiado atractivo y llamativo, le era difícil permanecer a solas en un mismo sitio con él y sus sentimientos no colaboraban en nada.

—Necesito hablar contigo y en vista de que ya me has dejado muchas veces hablando solo y con la palabra en la boca, me atreví a poner el seguro, porque no vas a salir de aquí, hasta que no escuches lo que tengo que decirte—demandó decidido, fascinando con su outfit de ese día y que consistía, en una falda estilo lápiz de color café, zapatos de pico y tacón alto beige, al igual que el crop top de cuello tortuga y mangas largas que llevaba puesto, una coleta alta y lacia muy bien elaborada, maquillaje intacto a pesar de la hora y los intensos labios carmesí, que sintió deseos de besar.

—¿Cuándo va a entender que usted y yo no tenemos nada de qué hablar? —replicó seria—. Y por favor, abra esa puerta y déjeme trabajar, tengo muchas cosas que hacer.

—Es muy tarde para que sigas trabajando, además, necesito que hablemos y lo digo en serio, Kaitlyn, si te niegas a escucharme, no voy a dejarte salir.

El corazón de ella batía desbocado, sentía que le faltaba el aire.

—Si lo que tiene que decirme, no tiene nada que ver con trabajo, no estoy en la obligación de escucharlo, así que no puede obligarme.

Irresistiblemente ProhibidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora