"¿Qué hacés, boluda? Mi nombre es Indy, y sea lo que sea que el narrador te diga, es un chamuyero".
Les presento a India Rojas Válera.
Ella es una chica...
"¡Ché, boludo! ¡Soy una mujer, no una 'chica'!"
Claro, mis disculpas. Como les decía, es un...
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Cerca de las 12:00pm los Newman continúan en su celda privada, Raleigh con sus heridas ya tratadas, luciendo bastante gracioso con el algodón en su nariz y las mariposas en su ceja, mentón y mejilla, Rainer con una de sus mejillas roja e hinchada. En la celda de al lado, los Rojas también aguardan, India vistiendo esa ropa interior aún, su cabello atado en un trenza improvisada, Nene, a su lado izquierdo, de brazos cruzados y con un par de moretes inocentes, el último es el señor Rojas, inmóvil e inescrutable.
"Bueno", comienza el señor Rojas, sujetando sus rodillas con sus manos, tomando aire, "creo que esto nos deja algo en claro," sus hijos lo observan, ": India, deberías irte un tiempo con la tía Jacinta y el tío Ramiro a Buenos Aires."
"No, viejo", responde la aludida casi sin energía, "no voy a dejarte solo, Nene se va el lunes, si no hay medidas en tu contra por esto", dice lo último viendo a su hermano.
"Ella tiene razón, mejor esperemos, si me castigan tal vez India se pueda ir, sino..."
"No les estoy pidiendo permiso, hijos, les estoy dando una orden".
Ambos hijos se callan, sabiendo que, aunque los años comienzan a pesar en el señor Rojas, su autoritaria virtud continúa tan viva como cuando eran niños.
"Ya sé que piensan que estoy viejo y no me quieren dejar solo, pero... Creo que lo necesito, y vos también, India; dejar de hacerte cargo de este viejo necio. No quiero que mi nena se pase sus mejores años limpiándome el culo."
"Papá..." intenta interrumpir India para refutar las palabras de su padre, pero éste le detiene.
"Pará, ya sé que no pensás así, pero es el modo en que yo lo veo."
"¿Y qué pasa con las deudas?"
"Nada, no pasa nada", ríe el hombre, sacudiendo sus hombros con mucha gracia, "están a mi nombre, y allí van a estar hasta que de alguna manera lo paguemos, no voy a ir preso."
"Pero sí podés quedar en la calle", tercia su hermano.
"Siempre hay asilos comunitarios."
"Papá", chilla India, antes de caer en lágrimas sobre el regazo de su padre, Enrique se une de inmediato, uniendo los pedazos de la rota pero unida familia.
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