"¿Qué hacés, boluda? Mi nombre es Indy, y sea lo que sea que el narrador te diga, es un chamuyero".
Les presento a India Rojas Válera.
Ella es una chica...
"¡Ché, boludo! ¡Soy una mujer, no una 'chica'!"
Claro, mis disculpas. Como les decía, es un...
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Indy dice: A veces, para tener el trabajo deseado, tenés que hacer otros que no te gustan. Nada viene fácil, ché, y lo que viene fácil, más fácil se va.
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Sin cocina, no hay modo de preparar algo de comer, así que a las 12:02pm Indy abre la puerta de la entrada principal de los Newman y recibe al chico repartidor de las pizzas, pagando la factura y dándole una propina decente al pobre muchacho que tiene que trabajar un domingo. Qué asco.
"¿Puedo tener tu número?" pregunta el chico, con boba sonrisa en su rostro.
"No", responde India, cerrando la puerta de golpe.
"Que calidad de pretendientes atraes, In-dia," dice Raleigh, bajando las escaleras y quitando una caja de pizza de sus manos con rudeza, para tomar un trozo y caminar hacia el pórtico trasero, donde todos esperan la comida.
"Claro, tu hermano es buen hombre", dice, notando como su vecino se congela viéndola ante la sorpresa. "Me invitó a salir", le dice, guiñando un ojo y saliendo por la puerta trasera.
"Así que has hecho otro tipo de trabajos, India", dice Rainer, tomando un sorbo de su cerveza, sentado, como los demás, en el suelo. "¿Qué has hecho?"
"Pues... Una de las cosas más divertidas y raras fue trabajar en un restaurante de comida internacional en un aeropuerto."
"Wow, eso suena muy interesante", acota Raleigh con sarcasmo, sin molestarse en verla.
"Cállate, Raleigh. ¿Por qué dices que fue interesante, Indy?" pregunta su vecino.
"Porque la gente está loca", explica Indy, mordiendo la última rebanada de Pizza. "Y tenía comida gratis", ríe. "Pero también porque conocí a mucha gente de muchas partes, de todo el mundo."
"¿De todo el mundo?" pregunta la pequeña, sorprendida.
"Sí, boluda, de todo el mundo. No entiendo cómo pueden volar los aviones, ¿saben? Es... extraño y tonto pensarlo."
"No creo que el pensamiento sea el tonto", vuelve a hablar Raleigh, sin verla.
"¿Ah, sí? ¿Qué hacías antes de venir aquí, Rai-li?" pregunta ella, retándole desde el otro extremo del pórtico.
"Es Ra-leigh", corrige él, serio. "Era gerente de una compañía publicitaria, con más de cinco años de experiencia."
"Wow, ¿y por qué lo dejaste?"
"No te incumbe", espeta en su dirección y se marcha hacia el interior de la casa.
"¿Vieron?" pregunta Indy, sonriendo a sus otros acompañantes. "Mantuvimos una conversación por diez segundos, ¡diez! Oh, fue hermoso".
Parece que Indy, como siempre, ya se ha adaptado a la situación y aprendido a manejarla, o eso cree.
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