India regresa caminando hasta su barrio cuando el sol ya ha bajado su candor. Sus pasos se notan determinados y seguros de lo que su cerebro ha pensado. De la misma forma, avanza por la acera de la casa vecina, salta la cerca, esquivando las plantas y flores, hasta alcanzar la puerta y golpearla con fuerza. Es Raleigh quien abre, para su alivio.
"Primero que nada, estaba borracha", dice, quitando las gafas oscuras y señalándolo con su dedo índice con acusación. "Así que lo que sea que te dije no cuenta, no importa si fue nada bueno o malo. Aunque si es bueno me chupa un huevo igual. Como sea... Decíme qué te dije y terminemos con esto ya".
Se coloca las manos en jarras y manteniendo la barbilla alzada, su vecino la observa con una sonrisa socarrona entre labios, cruzado de brazos contra el lumbral.
"Estabas muy borracha para haberme llamado a mí de entre tanta gente en este mundo." Se mofa.
"Sí, carajo, sí, estaba muy borracha. ¡Ya no me hinchés las pelotas y decíme lo que te dije anoche!" exclama, muy molesta, más consigo misma que con él, quien parece disfrutarlo.
"Al principio", comienza él, irguiéndose, "creí que era otra persona. ¿Sabes? Ya me había despertado con el alboroto de tus amigas al traerte a tu casa y me había dormido de nuevo cuando recibí tu llamada. No fue muy difícil saber que eras tú: el acento es único." Al escuchar esto, India cubre su frente con su mano.
"Decíme que no te insulté otra vez."
"No", responde él, conteniendo una risita, como esa noche en que él era el pasado en alcohol, "estoy seguro que deseas haberme insultado." India abre sus ojos castaños con ansia, y se ruboriza al escuchar lo siguiente. "'Tenés unos ojos divinos, boludo,' es lo primero que escuché. Luego te escuché durante otros dos minutos decirme que parecía un vagabundo, pero un vagabundo sexy. Te pregunté dónde estabas, si estabas bien, y me contestaste..." Él ríe, ríe. India cubre su boca con ambas manos, a punto de tener un paro cardíaco. "Dijiste: Estaría mejor si estuviéramos en la misma cama."
"¡No!"
"Sí. Y yo me reí, y tú también, y me dijiste que estabas borracha. La llamada se colgó y... Eso es todo".
India Rojas Válera está perdida en la estratósfera de la tierra desde hace diez minutos. Sentada en las gradas del pórtico de su vecino, con su cabeza entre sus manos y sus cabellos cayendo en una cascada sobre su espalda. No tiene ni recuerdos ya de su resaca. Raleigh se acerca finalmente, colocando una cerveza a su lado y tomando de otra.
"¿Ya lo procesaste?" le pregunta.
"No puedo creerlo. Soy una... pelotuda a sueldo."
"Eso lo podemos discutir", responde él, colocado la cerveza frente a sus ojos. Al ver la botella sudar de fría, India la toma la bebe, recordando que no ha tomado ningún líquido desde la mañana.
"Creo que... Nunca había hecho nada más pelotudo que esto. Ni siquiera cuando terminé en la cárcel", dice, observando el verde césped que crece como nuevo en el jardín.
"¿Estuviste en la cárcel?"
"Mejor... me voy", dice ella, distraída, lejos de ese lugar, y camina hasta su casa en la misma manera hasta que de pronto se ve frente a su propia cama, sin recordar cómo llegó allí, y se deja caer, durmiendo el resto de día, hasta que su despertador suena y debe prepararse para trabajar.
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¡Ché, boludo!
Chick-Lit"¿Qué hacés, boluda? Mi nombre es Indy, y sea lo que sea que el narrador te diga, es un chamuyero". Les presento a India Rojas Válera. Ella es una chica... "¡Ché, boludo! ¡Soy una mujer, no una 'chica'!" Claro, mis disculpas. Como les decía, es un...