XLIV.

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Canción: "Supermarket flowers" de Ed Sheeran.

Sintiendo una gran tensión en su cuello y hombros, India se deja caer en el sofá de su casa, con la ligera luz de la única lámpara que mantienen encendida en la pequeña sala por las noches, como parte del sistema de ahorro de energía que creó para...

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Sintiendo una gran tensión en su cuello y hombros, India se deja caer en el sofá de su casa, con la ligera luz de la única lámpara que mantienen encendida en la pequeña sala por las noches, como parte del sistema de ahorro de energía que creó para economizar en gastos. Ni siquiera tiene hambre, no siente deseos de preparar ni un huevo frito. Retira las zapatillas de sus pies, los masajea un poco, en la mesita de centro deja el sobre con el efectivo, su teléfono celular, lentes oscuros y su manojo de llaves, acomoda el almohadón del sofá y reposa su cabeza en él, cayendo en un rápido y profundo sueño.

El celular suena, o eso parece, India duerme. El celular suena dos minutos después, India regresa con lentitud de la tierra de los sueños, antes del último tono, se despierta de golpe ante el sonido de chicharra de su Nokia y contesta, atontada.

"¿Hola?"

"¿India Rojas?" dice una voz extranjera al otro extremo de la línea.

India restriega su cara, con los pies apoyados en el suelo, y observa el reloj de la sala. Es sábado 16 de Abril, a las 2:35am.

"¿Sí? ¿Quién es?"

"Soy el Ingeniero Rafael Callejas, encargado de la seguridad de la fábrica, y jefe de su padre".

India despierta.

"Él nos dio su información en caso de una emergencia. Su padre está en el Hospital Montes Verdes en este momento, al parecer lo encontraron inconsciente".

Los ojos castaños de India se abren con vehemencia, deseando y no deseando escuchar, queriendo y no queriendo estar en ese lugar, en ese momento de su vida, donde el pulso amenaza con desaparecer y cada una de sus venas y vasos sanguíneos se vuelve gélido como hielo ante el miedo de perder a lo poquito que le queda de su familia.

Pero le han enseñado a pensar en frío, a centrarse en la situación y en el momento, a no dejarse llevar por los impulsos o sentimientos, y ya tiene experiencia en ello. Su shock no dura más de dos minutos, porque reacciona con rapidez y sabe lo que tiene que hacer. Calza las zapatillas, toma su celular, las llaves y el efectivo, busca en el directorio el número que primero le viene a la mente, porque cuando sale hacia el pórtico mira su casa a la izquierda. Al segundo tono contesta.

"¿Hello?"

"Raleigh, necesito que me ayudés. Mi papá está en el hospital, estoy afuera esperándote".

Cuelga la llamada y al instante mira una luz encenderse, pálida y escueta, seguro una lámpara. Cuatro minutos con veinte segundos más tarde la puerta principal se abre y él sale en el mismo silencio que ella desde su casa. Ambos se dirigen al auto, ella entra en cuanto él desbloquea las puertas, colocan sus cinturones y, con más velocidad de la legal, se dirigen al hospital.

¡Ché, boludo!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora