¡Ché, boludo!

VII.

India dice: "¿Viste que nada te cuesta ser amable? Sonreíle a la gente, flaca, menos a los pelotudos, claro".

Así Indy hace un recorrido general de la planta baja, anotando en su libreta la extensión de cada habitación y pared, los daños más relevantes y los lugares donde la madera está más podrida, donde los sistemas eléctricos parecen no funcionar y la humedad se ha apropiado de los espacios, donde las polillas han creado ciudades futurísticas y las termitas han masticado la superficie de la luna. Conoce que en la planta baja se encuentra la cocina y un retrete para invitados, detrás de las escaleras; a la izquierda, de frente a su casa, la sala de estar y un estudio de puerta corrediza que no corre más y un ventanal enorme con varios cristales faltantes. Sí, parece ser mucho trabajo. Allí es donde se encuentra cuando escucha que le llaman.

"¿Qué haces?" Es la pequeña, cargando una figura de Barbie versión astronauta.

"Midiendo y calculando los daños más relevantes de la propiedad," responde, anotando en la libreta el tamaño de los cristales a ser reemplazados. Observa a la niña quien, claramente, no ha comprendido ni una palabra. "Estoy pensando qué reparar primero," simplifica, colocándose en jarras.

"¿Tú reparas cosas?"

"Sí, básicamente. ¿Por qué no vas a jugar a otro lado? Aquí es muy peligroso, hay cristales rotos y..."

"Es lo que mi tío me dijo, por eso estoy aquí," interrumpe la nena, intentando peinar a la Barbie cuyos cabellos lucen como un espantapájaros.

"Bue... Entonces, me vas a ayudar," dice, rascando su cabeza por sobre la gorra. Prosigue a indicarle a la niña cómo sostener el metro y ayudarle a medir las superficies, ella parece muy inteligente y con su ayuda termina más rápido. Al parecer a nuestra Indy no le desagrada tanto esta niña en específico.

"¿Y qué querés ser cuando seás grande?" pregunta, arrinconando con su bota los cristales rotos, para que la niña no se lastime.

"No sé," contesta la niña, sin hacer nada más que observarla, cosa que incomoda mucho a India, como ya he dicho, no es gran fanática de los niños. Sin saber qué más hacer o decir, pregunta:

"¿Qué te trajo Santa de navidad?"

"Santa no existe, pero mi papi me dio esta Barbie".

La respuesta deja a India sin habla, no pudiendo creer lo que escucha. Se acuclilla frente a la niña otra vez, y pregunta otra cosa:

"¿Qué sabés del hada de los dientes?"

"Que no existe. Tampoco el conejo de pascua, ni el coco ni Ben Affleck".

Indy queda sin palabras, y mientras la conversación se lleva a cabo, Rainer ha estacionado su vehículo e ingresado a la casa, caminando junto a su hermano para encontrar a la pequeña.

"¿Qué carajos están haciendo con esta niña?" pregunta, volviendo sus manos en jarras.

"¡Papi!" grita la pequeña, corriendo a los brazos de su padre, quien la alza y besa con cariño. "¿Qué es un 'carajo', papi?"

Ambos la observan con las cejas juntas, de nuevo ha cometido el error de decir groserías frente a la pequeña, parece que no puede evitarlo.

"Otra vez, genial," dice su vecino malhumorado.

"Un 'carajo' es," empieza a explicar a la niña, "donde los marineros observan el mar desde sus barcos. ¿Has visto la canasta que los barcos tiene en la parte de arriba?" La niña asiente. "Eso es el carajo. Pero no podés decirle a nadie más esa palabra, ¿sí?"

"Okay," responde la niña, desde los brazos de su papá.

"¿Por qué no vas con tu tío a la cocina, amor? Tengo que hablar con Indy."

La niña es llevada en brazos lejos de ella.

"Te pido que no digas más groserías delante de mi hija, ella es muy inteligente y receptiva," le pide él, adentrándose en la habitación cargada con cajas y otros muebles envueltos.

"Te lo juro, y perdóname, es que se me escapa, ¿viste? Es la costumbre."

"Vale," dice él, sonriendo un poco al ver los lindos ojos castaños de su vecina. "¿Ya has avanzado? ¿Qué tan mal está?"

Indy se encoge de brazos, respondiendo: "He visto peores. Pero solo he revisado la planta baja, antes de ir por la segunda me gustaría revisar el sótano y ver qué tal está. Así de una te digo si vale la pena invertir la plata o comprarte otra casa mejor."

"¿Tanto así?" inquiere, preocupado. India se da cuenta que está asustándolo de más y que mejor finge.

"No, no es para tanto. Solo era una joda," sonríe, "¿me enseñás el sótano?"

"Claro, por aquí".

En cuanto su vecino voltea, India borra su sonrisa, sabiendo que la casa es un asco.

Espero que se enamoren de esa Nena tanto como yo *-*

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