Amigos en casa

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MARATÓN 3/3…

Seguíamos acostados en el bosque sin decir ninguna palabra. Habría transcurrido ¿1 o 3 horas?, nosotros ahí sentados con el silencio y la paz del bosque.

— ¿Por qué me trajiste aquí? — pregunté mientras Jason y yo nos incorporábamos del pasto.

—Eres la primera persona que traigo desde hace años, ¿Ves eso de allá? El letrero. — Me dijo— Es ahí donde vi por última vez a mi hermana, la última vez que jugamos. Es ahí donde se perdió. Y por eso cerraron esa área.

Las piezas del rompecabezas empezaron a encajar: Jason y su hermana jugaban en un bosque cuando ella entro a un portal que salió inexplicablemente al mundo humano. Y yo estaba frente a la e escena que marcó a mi novio mucho tiempo.

—Realmente lo siento.

—No hay nada que sentir.              

— ¿Nunca sentiste curiosidad y meterte en el mismo pozo de donde ella se metió?

—    La primera vez no, era chico y salí corriendo por mis papás. Pero ahora que lo pienso lo hubiera hecho, pero si lo hubiera hecho no te hubiera conocido.

—    Pero nos pudimos haber conocido en el mundo de allá. — le dije y Jason sacó una risa encantadora. De las que me gustan.

—Tienes razón, pero aún así el destino nos quiso aquí y punto.

— ¿Quieres entrar allí? Quiero explorar. — le rogué, no sé porque pero si me entró curiosidad de saber qué rayos era exactamente ese lugar donde estaba el letrero.

—No podemos, hay cámaras de seguridad y vigilan quien entra.

Antes de que pudiera contestar un hombre obeso y con una linterna salió de unos arbustos, era algo espeluznante. El cielo estaba nublado y no me sorprendería que cayeran miles de bolas de nieve. EL señor empezó hacerse cada vez más y más grande hasta que media como unos tres metros de largo y fornido. Era una verdadera bestia. Su rostro regordete en vez de tener una piel normal se empezó a llenar de cabellos color café.

Rápidamente Jason y yo nos paramos de nuestra cómoda posición y estábamos frente a frente con la bestia. El hombre no traía ropa pues estaba toda ropa por sus grandes músculos también peludos. Su cuerpo parecía el de un perro gigantesco pero sabíamos que era.

Un hombre lobo.

— ¿Un hombre lobo aquí? — preguntó Jason.

Pero en vez de tener respuestas el hombre lobo nos mostro sus gigantescos colmillos afilados y empezó acercarse lentamente hacía nosotros.

— ¡CORRE! — le exclamé a Jason.

Mientras nosotros corríamos a toda velocidad el hombre de atrás aullaba. Ya era de noche tan rápidamente. Todo el día en el bosque y de repente nos sale un maldito hombre lobo.

—    Estoy cansado Hayley y si no seguimos corriendo nos matará ese animal.

Yo estaba igual de agitada que él, mi corazón estaba a punto de explotar. Y a pesar de que me caí un sinfín de veces nos escondimos detrás de un árbol no muy lejos ya de la ciudad. Pudimos sentir la adrenalina de que el hombre lobo nos olfateaba pero lo más raro es ¿Por qué un hombre lobo esta por estos lados?

Tantas preguntas en mi cabeza hicieron que me desconectara de mi realidad. El hombre lobo nos encontró otra vez mostrando su dentadura terrorífica, Jason y yo nos agarramos de las manos fuertemente sabiendo que tal vez era nuestros últimos momentos juntos y con vida.

Instituto de criaturas© »Borrador.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora