Preludio: Entrenando

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En un mundo Omegaverse y clasista, la vida es dura para el Omega pelirosado, el cual con el simple hecho de ser un Omega macho ya le traía demasiadas complicaciones.

Pero estaba entrenando en ello.

Todas las noches sin falta se iba a entrenar a un gimnasio antiguo, con la ayuda de la única persona que se había ofrecido a entrenarlo; un viejo entrenador que perdió el olfato en la última guerra.
  Jimin no podía entrenar junto a otros, su aroma y transpiración haría un caos, correría peligro de ser marcado y posiblemente morir, ya que su aroma era demasiado dulce, uno de los mejores y más llamativos para los Alfas.
En este mundo, los Omegas solo estaban para dar hijos y para cerrar la boca, para ser marcados y utilizados para el antojo de un Alfa. Eran un trofeo que mostrar y un traje que vestir. Descartables.

Los Betas se salvaban, pero aun así seguían siendo inferiores para la fuerza natural de los lobos superiores. Eran los mas racionales de la brecha y quienes ocupaban cargos en empleos cuyo juicio no debía ser gobernado por instintos. Punto para la minoría.

Aunque aún así, los Alfas dominaban.

Pero Jimin no era igual que todos.

Jimin luchaba día a día, no se dejaba mandar. No podía, simplemente. Por experiencias propias y por dignidad y ganas de vivir en un mundo donde pudiera elegir y decidir.

Hasta que una pelea le descoloca la vida brutalmente.

Se conocieron cuando el castaño estaba en el suelo con la nariz rota y el pelirosado en la otra esquina con la mano ensangrentada.
Se enamoraron de la misma manera.

A los golpes.

A los golpes [Kookmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora