A los golpes [Kookmin]

38. Desaparición

Jimin llegó a las enormes puertas y tuvo miedo de entrar. La Facultad de Derecho estaba justo frente sus ojos. El edificio de Traductorados era enorme, una jodida ciudad allí mismo.
Los Alfas le miraban extrañados, desconcertados y un poco enfadados, aún sin acostumbrarse a la presencia del pelirosado.
Jungkook le había anotado en los cursos intensivos que se rendían allí. Queria que el Omega terminara sus estudios para poder empezar una carrera. Había abandonado recién en el tercer grado, y le quedaban tres años más que los haría en un intensivo que duraba uno solo.
Pero no estaba preparado, no estaba listo. Si bien deseaba terminar de estudiar el idioma, le daba terror no poder hacerlo. Tener que abandonar nuevamente por su familia o él mismo.

¿Y si decepcionaba a Jungkook?¿A Tae?¿A Kwan?

Afirmó el bolso viejo a sus hombros y entró por segunda vez a aquel edificio.
Y por tercera vez.
Y por la cuarta.

La rutina había empezado a agradarle. Si bien había tenido varios percances con los Alfas y Betas engreídos, había dejado en claro quien era y como no tenían poder sobre él. No por ser el Omega de Jeon Jungkook, sino por ser Park Jimin.

Pero el profesor era otro tema.

Su pequeño curso de alumnos "especiales" era el más despreciado. Donde se encontraban Betas rebeldes y Omegas callados, sumisos. Ninguno había terminado los estudios secundarios y pleaneaban hacerlo allí, al igual que él. Aunque Jimin parecía ser el único interesado en el tema pero a nadie le importaba. El profesor Koi le hacía la vida imposible siempre que podía, dándole mucho más trabajo y tareas, casi sin explicación alguna. No respondía sus dudas ni le dejaba salir al baño en las cinco horas que estaban allí.

_¿Alguna duda?

_Eh, sí. Quería saber a qué se refería con la union ácido 2,4-dimetil-1etil-dipropanoico.

_Debiste haber prestado atención la clase anterior cuando expliqué las uniones covalentes, Omega.

Es Park. Mi apellido es Park, idiota.

Jimin suspiró y el profesor sonrió. Se esfumó lo más rápido posible de allí. La clase había terminado y todos debían esperar a la profesora de historia.

El salón quedó en silencio.

_Omega- habló el Alfa del fondo.
  El joven al lado de Jimin tembló y se dirigió hasta el tipo enorme del fondo, con brazos enormes y piernas igualmente grandes .- mañana traerás mi informe.

_S-sí, Señor...

Jimin rodó los ojos.
Miles de veces había tratado de revertir aquella situación, pero los Omegas parecían no querer ser ayudados. Eran sumisos ante todos y parecían ser la decoración del lugar.
Eran seres sin ganas de hablar y sin la posibilidad de ser escuchados.
Jimin se estaba cansando ya. No le gustaba para nada el trato diferenciado en aquél lugar, pero nada podía hacer; si todo el mundo era así,¿Por qué allí no?
Jimin no podía hacer nada.