A los golpes [Kookmin]

42.Jeon

_Vamos, Alfil. Águila ya realizó la entrega en el punto. Debemos operar.

_Te dije que jodidamente esperaras que la jodida radio jodidamente sonrara ,¿O quieres que te la meta por tu jodido culo así entiendes de una vez?

El peón entendió el mensaje que su superior le había dado, agachando la cabeza. Jungkook estaba harto de las personas inexpertas que le mandaban. En su mayoría Betas, por lo que la voz de mando le era muy útil. Estaban en la camioneta desde hacía media hora y la radio aún no sonaba.

El castaño sintió la llamada en su puerta y bajó la ventanilla, siendo recibido por su Torre, Chanyeol.

_Torre, ¿Necesitas algo?

_Solamente espero al igual que tú- Chanyeol había sido la antítesis de Jeon por años. Desde que sus lobos se habían gruñido, su convivencia había sido solamente de trabajo. Jungkook no soportaba al rubio.

_Entonces...

_¿Por qué has vuelto? Estábamos bien aquí sin ti.

Ya quisieras que me fuera, idiota.

_¿Tengo cara de querer estar aquí, Torre?

_Tienes cara de muchas cosas, Alfil- le dijo, sonriendo. Odiaba a ese sujeto- pero apostaría a que cambiarías todo tu dinero por poder renunciar.

_Pero ya sabes, cuando naces en la mafia, te quedas en la mafia.

Pero por otra parte, Jeon estaba feliz de arruinarle aunquesea un poco la vida al sujeto que varias veces había colocado una pistola contra su cien. Chanyeol había dejado en claro miles de veces que le odiaba, envidiándole la posición de hijo del jefe. El rubio era un claro ejemplo de lamebotas.

_Pero siempre puedes escapar,¿No es así?

_¿Y darte el gusto, Torre? No lo creo.

El rubio abrió los ojos como platos, apunto de responderle, pero la radio sonó indicando que podían proseguir. Jeon cerró de golpe la ventanilla y arrancó la Hammer.

Cuando llegaron al destino en tan sólo cinco minutos, le ordenó al Peón que le siguiera sin hacer ruido.

_Si hablas, te corto el pulgar,¿Entendido?

La fama de Jungkook, el hijo del jefe, era respaldada por ser un vil sicario. Había nacido y vivido toda su infancia en el seno de los Yakuzas. Había matado a miles de hombres y torturado a otros mil. Cuando amenazaba con algo, lo cumplía. Había cortado dedos, orejas, manos, quitado uñas y electrocutado pelotas.
Pero cuando su madre había muerto, todo en él había cambiado. Dicen que esta le había pedido como última voluntad que dejara aquella vida. También cuentan que la muerte de aquella mujer le había abierto los ojos. Otros murmuran que había sido su karma luego de todo el daño que había provocado, por lo que quiso dejar la vida en la cual había crecido.

Pero Jungkook no la iba a tener tan fácil siendo el siguiente heredero de todo aquél imperio de Alfas asesinos.  Había logrado salir por un par de años, pero su padre siempre le había amenazado con que tarde o temprano iba a tener que volver al campo de acción, pues Jungkook era el mejor en lo que hacía. Sabía todos los trucos y artimañas. Conocía a todos los socios y se sabía todas las leyendas. Desde pequeño había dormido con armas debajo de la almohada y los monstruos del armario eran personas mandadas a matarle. Sus héroes habían sido Bonnie y Clyde, y sus mejores amigos unos hijos de algún clan.

Era el hijo de la mafia, al fin y al cabo.

¿Cómo iba a pretender que su padre podría jugar sin su mejor pieza,  sangre de su sangre?