Jimin se separó de los labios de Suga, y pudo ver cómo aquellos estaban más rojos que antes.
El ambiente era sumamente caluroso gracias al poco espacio del pequeño habitáculo y al excesivo contacto entre ambos, pues las piernas del menor estaban entrelazadas a las del mayor; las manos de Suga se perdían en la remera arrugada de Jimin, y las respiraciones de ambos se habían tornado una sola.- Cuando pensé que no podrías ponerte más rojo.. me demostraste que estaba equivocado. -Suga habló entre risas y Jimin bajó la mirada, alejándose apenas.
El peliverde estiró su mano para pasarla por el pelo de Jimin, rozando sus pulgares en las férvidas orejas felinas.- Oh.. est.. estás hirviendo. -Susurró el mayor, y Jimin cerró los ojos ante el placentero tacto.
Su pecho comenzó a entibiarse y sintió cómo de a poco, el ronroneo frustrante que no podía evitar, lo atacaba otra vez.Suga, por impulso mismo, rodeó con sus brazos al menor, apegándolo a él cuando las caricias fueron más insistentes.
Jimin estaba ciego de la timidez, pero simplemente no sabía cómo no refregarse una y otra vez contra el cuerpo de Suga. Era instintivamente orgásmico.- Te transformas cuando toco tus orejas, Park. -El mayor susurró en el oído del menor, aún abrazándolo, aún despeinando su cabello.
- Ya.. ya te dije p-por qué.. -Jimin y sus ojos cerrados dejaron fluir las dulzonas palabras.
- ¿Porque no estás acostumbrado?
- Nadie-e sabe lo que soy y.. no puedo, dejar.. -Jimin respiró profundo, intentando concentrarse.- No puedo dejar que las toquen.
Suga comprendió, justo cuando divisó sus oscuras orejas.
No eran muy grandes, ni muy pequeñas. Eran notorias y más aún cuando el cabello de Jimin estaba rubio. Se movían con cada sonido, se entibiaban con facilidad, y se acoplaban a la perfección en las manos del mayor.- Entonces.. ¿soy el único? -Suga continuó, y sonrió ante el asentimiento de un Jimin totalmente ido.
Satisfecho, el peliverde continuó de pie, con el menor apoyado en él, entre tantos utencillos de limpieza.
Las estanterías estaban sobre ellos y la única fuente de luz provenía de una pequeña ventana, la cual recibía sol.Los minutos se hicieron segundos para Jimin, pues estaba tan concentrado en el tacto de su pelo que no realizó dónde estaba.
- Mierda.. -Susurró, abriendo sus sonámbulos ojos.- Suga, d-debemos irnos..
- Shh.. -El peliverde deslizó su espalda en la pared hasta lentamente sentarse en el suelo. Miró a Jimin, quien permanecía de pie, con aquella mirada cómplice y suplicante tan.. suya.- Ven aquí.
Jimin dudó, pero no demasiado.
Se inclinó para, cuidadosamente, acomodarse entre las piernas de Suga, sentado en el suelo y con la espalda pegada al pecho del mayor.
El peliverde sólo atinó a seguir con sus caricias y Jimin, volviendo al trance, se acurrucó lo mejor posible a la calidez del mayor.La nariz de Jimin estaba húmeda gracias al ronroneo constante, y sus sentidos estaban tan nublados que no percibió el momento exacto en el que los labios de Suga se posaron en su cuello.
En vez de despertarlo, simplemente se pausó más. Sus sentidos se concentraron en no colapsar ante los besos suaves y lentos que recorrían su cuello, acompañados del tacto tortuoso sobre sus orejas.- S..Suga.. -Susurró, y su cabeza se posó en uno de los hombros del mayor. Las manos del peliverde pasaron del cabello platinado a su abdomen vibrante, y se fascinó por el movimiento que aquel familiar purr causaba.
- ¿Sí? -El mayor respondió, con los labios sobre la mandíbula de Jimin. Su piel era pura seda color canela.
- Y-Yo.. -Jimin tragó saliva. Estaba al borde, inmóvil.- E-Estoy sintiéndome raro.
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doux | pjm+myg
Fanfiction¿Cómo así que eres un gato, Jimin? » pjm¡!bottom & myg¡!top » hybrid | fluf | lemon